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Y sí, estamos en Semana Santa. La Semana Santa me devuelve mi propia imagen de un niño de 11 años parado frente a la puerta de la guagua que lo llevaría a la aventura de su primer trabajo voluntario. Me devuelve también el sonido de las palabras de mi padre, que muy bajito y al oído me decía: “Si te montas en esa guagua, tienes que regresar en ella y con todos”.
Era una versión muy de él de aquella frase de los soldados romanos cuando marchaban a sus guerras de conquista: “Con el escudo o sobre el escudo”. De más está decir que regresé en la guagua con todos mis compañeros.
Hago la anécdota porque fue en ese primer trabajo voluntario donde por primera vez tuve un intercambio personal con el marabú. Nuestra tarea era limpiar tierras que estaban destinadas al pastoreo racional intensivo, tecnología que recomendaba un científico francés de apellido Voisin y que parecía iba a ser la solución de la ganadería en nuestro país.
No imaginé que marabú y vacas me acompañarían durante toda mi vida, y no porque me haya dedicado a ser botánico o vaquero.
Con 11 años comprobé cuán duro era el marabú. Tiempo después y para mi desencanto, vi cómo las vacas no entendieron las ideas de Voisin. También constaté que el marabú no solo era duro, sino también muy resistente. La dureza le ha permitido ser una planta ideal para la producción de carbón.

El carbón de marabú se ha convertido en un bien muy preciado porque, a la vez de ser exportable, es hoy un recurso imprescindible para la cocción de alimentos en hogares cubanos que la electricidad visita de vez en vez, y que solo de vez en cuando disponen del servicio de gas licuado.
Hoy, un saco de carbón de marabú, de guásima, de almácigo y hasta de ipil ipil —planta más invasiva que el propio marabú—, se vende en el primer anillo de La Habana entre 1700 y 2000 CUP.
Una vez oí que una hectárea de marabú “bien sembrada” y con la “madurez suficiente” puede producir entre 20 y 40 toneladas de materia seca. Si el proceso de producción (pirólisis) alcanza una eficiencia de un 25 %, podría obtenerse entre 5 y 10 toneladas de carbón de marabú por hectárea. ¿Cuántas hectáreas sembradas de marabú tenemos hoy en el país?
Pongamos que medio millón; así, calculando unas 8 toneladas por hectárea, tenemos un potencial productivo de 4 millones de toneladas de carbón, de las cuales una parte —quizá el 70 % para ser optimista— alcanza calidad exportable. Tendríamos unos 280 millones de toneladas potenciales.
Pero claro que no hay cómo cosechar todas esas hectáreas. Si “cosechamos” anualmente el 20 % (100 mil hectáreas), tendríamos 800 mil toneladas con unas 560 mil de calidad exportable. Si el precio internacional anda por los 300 USD/t, la cuenta nos da unos ingresos de 168 millones de dólares. En nuestras condiciones de hoy eso es mucho dinero y llama algo más que la atención.
Y entonces surge la Resolución 25 del 2025 del MEP con “con el objetivo de incrementar y controlar los ingresos en divisas al país por la exportación del carbón vegetal, que constituye uno de los rubros exportables con mayores potencialidades para incrementar su producción, comercialización y diversificación, (por lo cual, JT) resulta necesario implementar un esquema de financiamiento en divisas para dicha actividad”.
Del potencial de producción de carbón vegetal ya hablamos. Identifiquemos ahora los instrumentos de incentivación de la producción y la exportación y el “ordenamiento” de la actividad que es el propósito de la nueva resolución que le permite “al carbón” acceder a un esquema cerrado de financiamiento en divisas.
- Se aprueba un esquema de financiamiento en divisas para las entidades estatales exportadoras que forman parte del esquema financiero para la comercialización del carbón. Así pues, no requerirán de subsidios y con ello se elimina una distorsión.
- “Las entidades estatales exportadoras de carbón vegetal comienzan a operar una nueva cuenta real en divisas en el sistema bancario.” O sea, traducido a los viejos términos, es una cuenta que tiene liquidez o con respaldo de liquidez (RL). Es también muy importante que quede explicitado que las entidades estatales exportadoras, con la divisa que retienen, no pueden realizar operaciones en divisas que no estén relacionadas con los insumos y aseguramientos necesarios para la producción y comercialización del carbón vegetal. Los bancos comerciales retendrán las operaciones que no cumplan con estas características.
- “El pago al productor se realiza a una cuenta real en divisas con la cual tiene acceso a las opciones de compra en la red de mercados mayoristas y minoristas en divisas, incluido el pago en USD del combustible que requiere”. O sea, no es una cuenta irreal, ni tampoco imaginaria, es una cuenta con RL. Y es muy importante porque, aunque el productor no puede transferir dinero de esa cuenta a otras cuentas en divisas ni extraer efectivo, le permite hacer operaciones que antes no podían hacer y de forma mucho más transparente.
Los ingresos por la exportación se distribuyen de la siguiente forma. De cada cien centavos de exportación:
- 70 centavos los recibe la entidad estatal exportadora.
- 30 centavos van a la cuenta de financiamiento central. Ese 30 % le es devuelto al productor en pesos cubanos a la “tasa establecida”. Llama la atención que a los exportadores de carbón se les haya incrementado el impuesto al ingreso por exportación en un 10 %, lo cual es, a todas luces, un desincentivo que pudiera ser compensado si esa “tasa establecida” fuera algo cercana a la realidad a la que viven los carboneros y sus familias.
Los 70 centavos retenidos por la entidad estatal exportadora se distribuyen de la siguiente forma:
- 54 % va al productor (carbonero). Esto es, recibe 37,8 centavos, o lo que es lo mismo, casi el 38 % del ingreso total (100 centavos).
- 46 %, esto es, 32,8 centavos (33 % de los 100 centavos de ingreso total) en la cadena de valor para su utilización en el proceso de contratación con el resto de las entidades que participan en el proceso de comercialización del carbón vegetal, así como para asegurar los recursos materiales o financieros requeridos para mantener la cadena de valor.
Sumando los centavos, van al productor 38 centavos, mientras que, en manos del Estado, ya sea vía impuesto a la exportación o retención de la entidad exportadora, permanecen 62 centavos.
Volvamos a los 30 centavos que le son devueltos en CUP al productor, depositados en una cuenta bancaria. No aparece explícita en la resolución la tasa que será utilizada. Hoy, en nuestro país, hemos logrado tener al menos dos tasas oficiales: 25 CUP por 1 dólar y 120 CUP por 1 dólar. Todos sabemos, sin embargo, que en la vida cotidiana vivimos con otra tasa que devalúa mucho más el cup.
- i) A una tasa de 25 CUP por dólar, esos 30 centavos, se convierten en 7,5 CUP.
- ii) Mientras, que a una tasa de 120 cup por dólar esos 30 centavos de dólar se convierten en 36 CUP.
Esos mismos 30 centavos vendidos en el mercado informal a una tasa de 320 CUP se convierten en 96 CUP.
Según sea la tasa utilizada, el productor (carbonero) por cada dólar de exportación pierde 87,5 centavos para el caso (i); y 60 centavos de cup para el caso (ii).
Si ese productor exporta 50 toneladas de carbón a 300 USD/t, ¿cuánto pierde por retención impositiva y tasa de cambio? En el caso (i) el productor (carbonero) pierde 1 312 500 CUP, y en el caso (ii) 900 000 CUP.

El marabú es muy duro; el carbón que se le saca es tan duro como el marabú. En Cuba, la producción de carbón es prácticamente manual. Quien haya estado alguna vez dentro de un campo de marabú lo sabe perfectamente. Quien haya visto cuidar un horno de carbón también sabe perfectamente cuánto esfuerzo y malas noches requiere. No sabemos cuánto de esos 38 centavos le llega al que empuña el machete y al que se encarga del horno.
Una vez tuvimos una vaca que daba azúcar y logramos secarla; luego tuvimos otra que daba ingresos por turismo y también la secamos. Más tarde nos apareció una nueva que daba medicamentos biotecnológicos y parece que tampoco estamos alimentándola como necesita; aún tenemos una que produce ingresos provenientes de servicios profesionales, que tampoco alimentamos bien. Los vaqueros lo saben: cuando se extrae más leche de la debida, las vacas se secan.
Para nada es discutible la necesidad de ingresos que tiene el país; no hay dinero de verdad, digámoslo tal cual es, pero si permanece la cultura de la bomba de extracción, seguiremos secando todas las vacas, incluso aquellas que, como el marabú, no necesitan un cuidado especial, más bien todo lo contrario.
Si ponen al gobierno cubano a administrar el desierto del Sahara, en 5 años acaban con la arena.
Saludos profesor, cómo acceder a dicha resolución, no la encuentro en la Gaceta ni en el sitio del MEP.
Excelente Triana. Agregar que el banco retiene el 100 % de la liquidez, ya que no se puede extraer y usar en lo que necesite el productor, que esté fuera del mercado estatal.
La honestidad y la coherencia de Juan Triana son atributos que devienen carta de presentación, cada vez que tengo la posibilidad de leer algún análisis suyo lo hago convencido de que será objetivo y preciso, este por supuesto no me defraudó, al productor, al que dobla el lomo y pass el trabajo no le puede llegar una pequeña parte de los ingresos, no es justo de ninguna forma, lástima que sea esa la tendencia en nuestra maltrecha economía, lástima que expertos de su talla no estén en el puedo de insensibles decisores, fuera todo muy diferente.
Profesor usted siempre tan claro e imaginativo que terminamos cogiéndole tremenda roña al “Marabu” que dirige las relaciones economicas comerciales que gobiernan la sociedad en involucion a la que se ha llegado. Esa “planta invasora” con grandes barrigas y el bejuco rojo en el bolsillo que se ha ido imponiéndose por su resistencia natural a no trabajar duro y eso si mucha labia para con el “gran líder” y el futuro luminoso por llegar.
Estuve en varias reuniones con un brasileño en mi época de trabajador de la empresa nacional de proyectos agropecuarios en los 90 del pasado siglo, que fue el que introdujo y desarrollo la idea del pastoreo racional Voisin en el MINAGRI, todo por ordenes de Fidel que había sido convencido por este señor que esa era la solucion para el reto de perder por la llegada del “periodo especial” los piensos e insumos que se importaban para la ganaderia, esa teoria de manejo del ganado se basa en que “promueve el manejo armonioso del ganado, las plantas, el agua y el suelo, lo cual puede inducir cambios positivos en las propiedades de los suelos degradados por la práctica del pastoreo extensivo”, pero como aquel cultivo del plátano microjet, los 6 mercados concentradores alrrededor de la Habana, la planta de produccion de Spirulina de Jaruco, de todo aquello fui participe hace 35 años, creo que ninguno hoy producen nada, lo que si persiste desgraciadamente son los grandes y muy prometedores planes a futuros, ese que NUNCA llega.
Excelente análisis q devela la intríngulis de la crisis económica q vive el país. Por citar otro ejemplo: explotamos la MLC hasta q perdió todo respaldo como hicimos antes con el CUC… Así lo hacemos siempre y tristemente el resultado es peor q el perjuicio q pretendimos paliar….Solo se buscan soluciones puntuales de muy corto plazo q no tienen coherencia con el mediano y largo…cometemos los mismos errores una y otra vez…será q hemos perdido la capacidad de aprender ???
No que va aprendemos rápido, solo tienes que ver los que se van de Cuba cuan rápido entran por el aro, perdieron la capacidad de ELEGIR otra visión, otro modelo, otra “cosa”.