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Una información aparecida en el portal del ciudadano de La Habana me hizo acudir al diccionario en primer lugar. Se trata de la publicación por parte del Gobierno de La Habana de los nuevos precios máximos para la comercialización de productos agropecuarios.
Tres aspectos me llamaron la atención:
- Recurrir a topar precios como una medida efectiva de evitar el deterioro del poder de compra de los ingresos de los ciudadanos.
- La utilización del término “precios concertados”.
- La descalificación de facto de los gobiernos municipales de la Capital en la regulación de los mercados agropecuarios.
Todos tenemos al alcance de nuestros ojos la evidencia, y no hay ninguna duda, de que los precios de muchos productos agropecuarios y no agropecuarios para nada se corresponden con lo que la mayoría del pueblo de Cuba lleva en sus bolsillos como salario o pensiones.
El ajuste de los salarios a la dinámica de los precios en Cuba ha tenido históricamente un retardo significativo, aunque hubo épocas más felices en que ese ajuste, aunque tarde, se acercaba más a la necesidad de mejorar su poder adquisitivo e incluso ese efecto era mucho más duradero.
Hoy, vista la experiencia reciente del incremento de las pensiones, parece que no es así, en especial porque la dinámica de la tasa de cambio peso-dólar/euro en el mercado informal ha convertido en agua y sal ese aumento. Hoy mismo se registra un nuevo hito al llegar a 500 pesos el precio de un euro, mientras el dólar está a 440.
La experiencia de estos años en Cuba parece demostrar que poner topes de precios en las condiciones del mercado cubano —mercado de demanda con muy fuertes restricciones de oferta que además no está respaldado por un sector productivo doméstico que reaccione a esa demanda ni tampoco a los precios— no parece ser la mejor opción.
Uno de los efectos de esa medida, será la retracción de la oferta en los “mercados formales” y el desvío de la misma hacia los canales del mercado negro, con lo que se genera un incremento de los precios, porque el riesgo se paga. Ya ha ocurrido en otras ocasiones.
Existe una profusa discusión en la teoría económica acerca de la regulación de precios vía precios topados (máximos o mínimos). Es también muy profusa esa discusión en Cuba; defensores y detractores hay más que suficientes.
En síntesis, para modelos de oferta y demanda —y el nuestro no lo es, o al menos no del todo—, la teoría económica afirma que los topes de precios impuestos por los gobiernos falsean la información que transmiten los precios; deben transmitir —ponen la luz roja cuando deben poner la verde o viceversa— y también generan incentivos incorrectos, con consecuencias que van desde la escasez hasta la expansión del mercado negro.
No es menos cierto que, en situaciones excepcionales, desde guerras hasta pandemias, topar a corto plazo determinados precios de bienes esenciales puede ayudar a manejar/evitar movimientos especulativos generados por déficits de producción y oferta y proteger así a los grupos más necesitados.
Existen, sin embargo, otras formas de regulación más eficientes para proteger a los ciudadanos, tal como es el subsidio a grupos de consumidores en situación crítica. Este tipo de intervención se ha recomendado reiteradamente por economistas cubanos para nuestra situación, pero no se ha implementado.
Lo que también parece cierto es que, en el caso de Cuba, el tope de precios máximos no ha tenido los resultados esperados aun cuando ha sido uno de los instrumentos regulatorios preferidos.
A la vez, nuestra economía ha conocido los efectos negativos que generan los topes máximos de precios, en especial sobre la producción y sobre la inversión.
Por otra parte, la utilización de la frase “precios concertados” que aparece en la resolución también llama la atención.
El diccionario de la Real Academia Española me devolvió diez significados para mi consulta sobre la palabra “concertar”; reproduzco abajo varios de ellos:
- Componer, ordenar o arreglar las partes de una cosa, o varias cosas.
- Acordar el precio de algo.
- Pactar, ajustar, tratar o acordar un negocio.
- Traer a identidad de fines o propósitos cosas diversas o intenciones diferentes:
- combinar, armonizar.
- Cotejar o concordar una cosa con otra.
Todos esos significados suponen acuerdo entre dos o varias partes. De la lectura de la resolución del gobierno me llamó la atención el numeral 4, el cual dice y cito: “Teniendo en cuenta las características de La Habana, no se realizarán las concertaciones de precios en los municipios y se rigen por los concertados en esta Resolución para toda la provincia.”
Se entiende entonces que hubo algún tipo de acuerdo entre el gobierno provincial y los productores/comercializadores de los productos regulados a escala de toda la provincia, algún tipo de reunión, consulta por las redes, que permitió semejante acuerdo.
¿Se pudo acceder a las fichas de costos actualizados de los productos regulados? Con una multiplicidad de tasas de cambio y de informalidad en el mercado de insumos para la producción, el ejercicio de las fichas de costos es bien difícil. ¿Cuál fue el costo real del petróleo que se usó en el tractor con el que se preparó la tierra donde se cosechó el boniato? Y si ese precio topado no cubre los costos reales de producir el boniato o la yuca, ¿tendremos boniato y yuca en diciembre?
Ese mismo numeral 4 releva a los gobiernos municipales del ejercicio de concertar los precios a escala de su territorio, dadas las características de la capital. Esa decisión de alguna manera lacera esa “autonomía municipal” de la que tanto se habla y por la que tanto se les exige a los municipios.
De esta forma, se ha hecho entonces tabula rasa de las diferencias territoriales que también existen en la capital del país y del diferente impacto que pueden tener en esos diferentes municipios una regulación de precios que no contempla esas diferencias.
La capital también tiene territorios luminosos y territorios opacos, territorios de vocación industrial, otros agrícolas, otros de servicios. Esas diferencias no son menos relevantes cuando se hace un ejercicio de este tipo.
Las intenciones —“mejorar la transparencia en la comercialización de alimentos, proteger al consumidor y fortalecer el control estatal sobre los precios en un contexto económico desafiante agudizado por el recrudecimiento del bloqueo”— son loables, pero la experiencia de estos años nos dice que no es el mejor de los caminos.
Nuestro país viene de una larga tradición de topar precios máximos. Se ha hecho en diferentes épocas. En otros momentos, los costos de manejar el sistema de precios de esa forma podían ser amortiguados por cierta holgura fiscal o por la “ayuda” externa; hoy no tenemos ninguna de las dos.
Realidades. En el campo un litro de petróleo vale 350 pesos y a veces no lo encuentras. Para preparar una hectárea de tierra con roturacion, cruce, grada, picadora y surcar debes gastar entre 100 y 150 litros. Después tener la semilla, que a veces hay que comprarla, fertilizante, guataquear., fertilizar si aparece con precios altísimos., casi todo en el.mercado negro de insumos agrícolas que es amplísimo. contratar fuerza de trabajo, un hombre en el campo al día cobra entre 1000 a 1500 pesos. Electricidad o más petróleo para regar.Todo cuesta cientos de miles de pesos o millones. eso va contra los precios. Los campesinos producen en condiciones muy difíciles. Ahora bien, si la cuenta no les da, sencillamente suspenden la siembra o no siembran lo que no les conviene. Así de sencillo. Ahora es época de siembra. Si ven los nuevos precios y no les sirven no siembran o sencillamente derivan las producciones hacia otros mercados. Ahora los intermediarios y compradores llegan al campo con precios más bajos mostrando la resolución y el guajiro les dice, así no te lo vendo. Al final las ventas caen y la gente tiene menos para comer. Soy campesino, usufructuario de tierras y conozco un poquito de lo que digo. Estás cosas hay que pensarlas bien, colegialas, discutirlas con los productores. No creo que sea bueno tomar estás decisiones en una oficina porque sí. Los impactos son grandes y pueden dañar.
Un breve razonamiento. La comercialización minorista de alimentos en Cuba, en moneda nacional, es esencialmente privada. Las puntuales ventas del Mincin o empresas agrícolas, pecuarias o de la pesca, o de ciertos organismos no hacen la diferencia en la mayoría de los productos del agro. Por tanto este tope de precios es para los privados.
Ahora bien, en divisas se venden productos del agro en tiendas estatales. Manzanas y otras frutas, jugos y mermeladas, granos y cereales, carnes, derivados cárnicos… Ésos no se topan?
Acaso están al alcance de los consumidores? Hay acceso a aus fichas de costo reales? Los gobiernos locales inciden en sus precios? No!
Y seguimos midiendo con diversas varas…
Por otra parte, qué productor privado concertó qué precio, cuando y con quién, y en representación de quién, digamos, en el Cotorro? O en AltaHabana? Y dónde fue la renuion y el acta y los acuerdos? Y qué dijo cada parte? Y quién le dio la potestad de hablar por los otros, si los privados no tienen una organización que los represente? ¿Fue la ANAP?… ¿pero consultó antes con los campesinos?
Obviamente no puede mostrarse lo que no existe. Si ese es el concepto de concertación, ¿cual será el de imposición? No es por ahí…
De locos, jamás, pero jamás, se ha logrado topar precios.
La solución, INTERVENCION DEL MERCADO CAMBIARIO, al parecer imposible de retomar riendas el gobierno.
Ya en 500 , impuesto por El TOQUE, Alejandro Gil, definía antes de su adebacle cómo funcionario público la imperiosa necesidad de hechar a andar el MERCADO CAMBIARIO , esto dicho públicamente en el primer semestre de 2023, ya estamos en 2025.
Nuestro Primer Ministro, habló desde el año pasado y reitero a principios de este año la necesidad de establecerlo con inmediatez.
Y?!!!!,¿¿¿ Yyyy???
Se va el 2025 y nada, o a lo mejor , después de un ” muy arduo trabajo” se poni en funcionamiento en la última quincena de diciembre 2025.
Al parecer esto va ligado a otro trabajo anterior dónde se expone la no imposición de medidas en el “MOMENTO ADECUADO ”
Aún queda el alza de precio de todos los productos en el mes de Diciembre, que a diferencia de cualquier otro país , en diciembre suben , no baja.
“Mucha coherencia, ciencia e innovación aplicada ”
Encuentren una libra de frijol a menos de 400 pesos, y lo demás igual, luego aparecerá por la bodega una libra por consumidor a 200 y parecerá barato, da risa , pero provoca dolor y miseria en muchas familia, el costo político, ni se lo cuestionan ya.
Ojalá se mejore algo, ¿peroooooooooo?
Estoy de acuerdo con el autor del artículo casi al 100%, no todas las medidas sirven en todos los tiempos y no siempre el proceso antes de hacerlas efectivas involucra a todos los que deben.
Ok, lo descubriste todo, ¡felicidades!
Aparentemente, tú sí sabes cómo se deben hacer las cosas…
Y tu propuesta de cómo se debe hacer para que sí dé el resultado esperado, ¿dónde está?
No es solo “analizar” y “criticar”, de eso tenemos mucho en Cuba, el asunto es PROPONER SOLUCIONES VÁLIDAS Y FUNDAMENTADAS!!!
Cada día, cada acción, cada hecho, demuestra más la necesidad de la intervención estatal de los asuntos que erradamente se dejaron en manos privadas, no hay una ficha de costo de cualquier productor de lo que sea que aguante un round en su análisis, pero cada vez que se les trata de controlar sus vastas ganancias salen escritos como esté. El coto a lo que ocurre con los productos alimenticios del agro ocurre en cualquier parte del mundo, lamentablemente solo aquí es motivo de decenas de artículos criticando la medida que es de beneficio de la mayoría, la historia de los tales intermediarios inventada como escusas para justificar precios abusivos quedan en descrito cuando usted va al surco y confirma directamente que el productor vende al mismo precio de punta a punta de la isla sin saberse como lo logran coordinar. La oferta y demanda es otra de las grandes mentiras que nos quieren inculcar como la solución desde que la situación económica empeoró pero nadie absolutamente a logrado demostrar sus beneficios luego de cinco años ya en esto y de cara al consumidor que sigue viendo como aumentan los precios de lo básico sin control desmedido de todo y todavía creemos ingenuamente que el mercado se autorregula en nuestra situación, por la teoría económica.
Analista:
El profesor cómo siempre, hace un análisis detallado de la situación económica que nos ocupa, con esos análisis, a quién corresponda concertar las decisiones tiene el detalle como diría Cantinflas. Cómo hay que hacer las cosas ?estoy seguro que se sabe, ahora se opta por el populismo para quedar bien aparentemente.
Para producir el que lo hace tiene que tener la libertad sobre sus producciones, verán como estas aumentan en la medida de esa libertad y cuando haya oferta los precios bajan, cuando no hay producto y el precio se topa al final no se ayuda a nadie porque no hay para todos.
Lo invito a leer el libro la Riquezas de las Naciones de Adam Smith, hay ahí muchas respuestas.
Soy seguidor y admirador del profesor por los análisis que siempre hace.
Cada cual cumpla con su rol para echar adelante a este país que bien lo necesita.
Si total, en Cuba no le hacen caso a ningún gobierno ni a ningún académico. Leyra incentivadora de precios es esa resolución.
De Acuerdo totalmente, se deciden normas que no se aplican o no se pueden aplicar y quedan en el olvido.