Acabo de leer la noticia en el dinámico sitio de la editorial Tablas/Alarcos. La comedia ha regresado al Teatro Principal de Ciego de Ávila. Se trata de la obra Desnudos en el humor, de un actor y dramaturgo de relevancia en nuestra escena de los últimos lustros. A pesar de que la fuente señala su largo nombre y sus dos apellidos, él prefiere llamarse y yo también nombrarlo con el sonoro y simple apelativo de Telo.
Si de las cosas sobre Cuba leo todos los días, aún más de las de la provincia de Ciego. Los de mi edad nacimos camagüeyanos, pero en plena adolescencia se produjo un cambio –aguántense que este es un nombre largo que sí no les puedo evitar-, y la Nueva División Política Administrativa de 1976 nos convirtió en avileños.
En la pelota sigo al equipo de nuestra provincia y en estos días me alegro de cosas como la vuelta del “moronero”, un tren veterano y ahora restaurado que va desde Morón –donde los de Tamarindo asistíamos al trámite inicial de nacer- hasta la hermosa ciudad de Camagüey.
La puesta en escena del anunciado regreso de la risa al teatro de Ciego estará a cargo de Oliver de Jesús. Mi primer recuerdo de este teatrista es de una fecha casi remota. Era 1984 se celebraba un Festival de Teatro de La Habana y la obra Los hijos, escrita por Lázaro Rodríguez, se convertía en un acontecimiento. Oliver asumía ahí un pequeño personaje. Después ha hecho buena carrera como director.
Los hijos planteaba un tema de actualidad entonces y que, con los cambios actuales en la política agrícola, adquiere renovada vigencia: el regreso de los más jóvenes de la familia a la tierra de sus padres. El texto se convirtió en uno de los más sinceros y eficaces de la dramaturgia nacional en el último cuarto del pasado siglo.
Esa tradición de la comedia en la provincia de Ciego tiene también en Lázaro Rodríguez Paz un baluarte indiscutible. Tanto en su condición de autor teatral como de brillante intérprete. En la variante de la risa y en las obras dramáticas estuvo acompañado sobre las tablas por la carismática, conmovedora, inolvidable actriz Dilia Souza.
Después de años sin intercambiar, el incansable Lázaro “se me apareció” hace unas semanas, desde Miami, en el chat. Primero actualizamos las bromas, los recuerdos, las anécdotas de cuando me invitó a su legendario barrio de Chincha Coja y otros asuntos “para el alma divertir”. Supe que sigue despertando carcajadas y sonrisas en esa ciudad norteamericana con tanto peso en la vida de los cubanos.
Las comedias de Rodríguez (Como anillo al dedo, Caliente, caliente que te quemas, entre otras) basan su simpatía en la riqueza de las situaciones, la inteligencia y agudeza de los diálogos, la contrastante vivacidad de sus personajes. En una de esas deliciosas obras hay un personaje que se llama Cosita Suelta. Sí, porque la dulce cubana no es que esté comprometida muy en serio, pero de vez en cuando da una vuelta -“sale con alguien” dirían en España-, se permite en materia de amor una “cosita suelta”.
Me gusta que se junten en mi mesa de trabajo un estreno en Ciego de Ávila y la evocación de un hombre de teatro al que tanto debe la escena de esa región. No dejo de soñar con que la vida del escenario, la creciente flexibilización de las relaciones entre los creadores cubanos de dentro y de fuera de la Isla hagan coincidir de nuevo al dramaturgo y su público en las tablas avileñas.
Amadito: !Cuánto pones de amoroso empeño por nuestra tierra Avileña, y sacar del olvido los terrones dispersos de la geografía que nos vio nacer! Digno homenaje a esos, casi olvidados creadores, en especial a Lázaro Rodriguez Paz, con el que mantuve una entrañable amistad, perdurable aún porque lo siento presente, en cada cada vuelta de regreso a la tierra de mi padre, el corazón se me abre, por la costura de un beso.
Bien por el articulo y la próxima puesta en escena, pero la foto no muestra el teatro de la ciudad. Esa edificación es la sede una tienda mixta.
Muy bien, Amadito. me alegra que sigas escribiendo y que además lo hagas como siempre diciendo ideas con profundidad y con tanta gracia. Yo como tú fui una vez camagueyano y de pronto un día me levanté siendo avileno, aunque me parece que no hemos dejado de ser camagueyanos, A Lázaro Rodríguez le vi en Miami y le oí su excelente manera de actuar y te digo que continúa siendo la misma persona alegre y jaranera, con la tremenda chispa que le distingue. Ojalá llegue el día como tú dices y los avilenos acostumbrados a ver teatro volvamos a verle a él actuar junto a muchos otros. Te aplaudo por el comentario.