“Están asaos”, me dijo alguien cuando pregunté por los gestores del proyecto Ghost Posters. Había visto algunos carteles que desde 2008 promocionan —si es que el verbo cabe— filmes cubanos… no realizados. Supongo que en el presente deben acercarse a los cien diseños impresos. De manera que hay una suerte de corrimiento en el concepto de este singular empeño artístico: los afiches tienen existencia real, las películas son las que andan en estado inmaterial. Así es que más ajustado sería que nombraran su empresa —¿delirante?— Ghost Films / Real Posters. Pero bueno, nadie me ha dado vela en este entierro.
Busqué y hallé a Agapito Martínez Chamiso, quien, junto a Eduardo Marín, va por ahí soñando imposibles. Gracias a ellos y a su altruista labor, muchos proyectos cinematográficos nonatos dejan, al menos, una tenue traza, prueba al canto de que lo consustancial a los cineastas de veras es su impermeabilidad a las desilusiones. Y esto aplica lo mismo para un recién egresado de la FAMCA que para Gutiérrez Alea o Solás.
Cifras conservadoras señalan que solo uno de cada diez guiones contratados y pagados por Hollywood va dar a la pantalla. El resto, para el baúl de lo que pudo haber sido. ¿Cuál será la proporción entre guiones escritos y filmados en nuestros países, donde directores y guionistas (muchas veces son un dos en uno) van al pecho en busca, al menos, de una intención de realización?
Hace años leí que el guion de El piano (1994), la fabulosa película de Jane Campion, fue rescatado del cajón de los descartes por un ejecutivo del estudio que quería llevarse “algo” para leer durante sus vacaciones… Dígame usted.
Al fin está Agapito en la sala de mi casa, sonriente. Responde con seguridad y cierta indulgencia. Es el gesto de quien se ha habituado a ser cuestionado por una actividad incomprendida —cuando no sospechosa— que, para colmo, en vez de proveer sustento, quita.
Háblame de ustedes.
Soy licenciado en Finanzas por la Universidad de La Habana. De mayo de 1995 a febrero de 1998 fui gerente económico de Bis Music, el sello discográfico de Artex. Me gusta la fotografía desde la era analógica: he expuesto y vendido, pero no soy fotógrafo. Comencé a trabajar en el Comité Estatal de Finanzas, en Obispo y Cuba, a pocas cuadras del Taller de Serigrafía René Portocarrero, y en mi horario de almuerzo me escapaba a ver a amigos artistas visuales que creaban allí.
Eduardo Marín es diseñador gráfico. En los 80 creó, junto a Vladimir Llaguno, el proyecto NUDO, que es una referencia obligada dentro del cartel cubano. Googlea y verás…
No, si yo te creo. ¿Cuándo, dónde, cómo surgió la idea de Ghost Posters?
Cuando trabajaba en la filial en Cuba de la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE), la queja más frecuente de los cineastas era que no podían concretar sus proyectos por disímiles razones, monetaria la más frecuente. La idea de hacer carteles para “redimir” esas obras frustradas fue dando vueltas en mi cabeza hasta que la compartí con un cineasta de la más joven generación en aquel entonces (2004 aproximadamente), y como la respuesta fue positiva, me lancé a recopilar historias, guiones no filmados.
Ya estaba en contacto con Marín para lanzarnos a esa aventura, no solo porque nos conocemos del barrio, sino porque en esa época él diseñaba los catálogos de las exposiciones en SGAE, y era presencia frecuente allí.
¿Qué distingue esta colección de carteles sobre obras audiovisuales de otras al uso?
Son carteles para proyectos que no han sido filmados. Así de sencillo.
¿Algo así como la carátula de un disco que nunca se grabó?
Más o menos.
¿Cuántas obras se han impreso? ¿Cuántos diseñadores han participado en el proyecto?
Para cada una de las colecciones invitamos a participar tanto a diseñadores como a artistas visuales, porque provoca diferentes texturas, y le añade cierta dinámica y variedad estilística cuando se las aprecia, lo mismo en una pantalla que en un recinto. La primera colección, titulada precisamente Ghost Posters (2008), contiene 25 carteles (11 diseñadores). La segunda, Últimas escenas (2010), fue de 29 piezas (14 diseñadores). La más reciente, Clandestinas (2022), tiene 31 piezas y 18 diseñadores, con la particularidad de que es un proyecto de y por mujeres: los carteles son creados por diseñadoras que se basan en historias que algunas realizadoras no habían podido filmar.
Relata el camino recorrido hasta aquí.
La primera exposición, Ghost Posters, es de 2008; se mostraron 25 carteles en la Galería 12 y 23. Luego, en Cuba, vinieron Últimas escenas, 30 carteles de filmes no realizados por Tomás Gutiérrez Alea, 2011, también en 23 y 12; y una muestra de 2013, en la Academia de San Alejandro, con 25 piezas. La más reciente es Ghost Posters: Clandestinas, en el vestíbulo del cine 23 y 12, de diciembre de 2022 a mayo de 2023.
A nivel internacional hemos tenido, hasta el momento, tres incursiones: Brodsky Center, Universidad de New Jersey, Estados Unidos, de febrero a marzo de 2009; en una galería en Islamabad, Pakistán, en septiembre de 2015, y la Expo retrospectiva de Ghost Posters + Últimas escenas, Botetourt Gallery, William & Mary University, New Jersey, Estados Unidos, entre febrero de 2016 y enero de 2017.
¿A dónde van a dar las ediciones? ¿Cómo se conservan de la humedad y del deterioro del tiempo?
De cada colección se imprime una edición limitada y numerada. Los curadores retenemos una para exponerla. Cada cineasta recibe una copia del cartel que honra su historia y cada creador recibe una colección en carpetas de cartón duradero, que, si se mantienen bien cerradas, resisten el paso del tiempo. Cada diseñador/artista visual conserva los derechos sobre su pieza, es su obra.
¿Cuál es el próximo paso?
De seguro, otra colección. No sabemos qué, algo que nos seduzca…
¿Cuál sería el súper objetivo a alcanzar con este proyecto? ¿Prevén una fecha de cierre?
Una expo retrospectiva del proyecto en Cuba, en un amplio recinto. Imprimir un catálogo que reúna toda la documentación que ha generado. El futuro siempre sorprende. Varios de los proyectos incluidos en las colecciones han sido filmados posteriormente, como si el cartel rompiera el hechizo y estimulara la concreción del filme. En una ocasión, el cineasta utilizó la pieza como cartel definitivo de su película, lo cual resulta gratificante.
En el caso de Lisanka, la cinta finalmente realizada por Daniel Díaz Torres, descubrimos que la peli que se vendía de manera “alternativa” en Vcd y DVD en la calle, hacía uso del póster nuestro y no del de la institución.
Descarguen aquí lo que quieran. Empiecen por los agradecimientos.
Voy. Para Maribel Rivero, que formaba parte del equipo en la primera colección; Sandra Ceballos, sin su apoyo la primera colección no habría sido posible; Habana Club, Sara Vega, Jorge Luis Sلnchez, Yumey Besú, Luciano Castillo, Mirtha Ibarra, Anne Marie Stock, Beverly Walton, a todos los cineastas que han cedido una historia, a los diseñadores y artistas que han aceptado participar, a los impresores de las piezas…
¿Satisfacciones?
Comprobar el regocijo que experimentaron cineastas como Marina Ochoa y Rebeca Chávez al apreciar en la galería el cartel de sus “no-filmes”; fue una experiencia imperdible. Igual sucedió con las “muchachas” de la Televisión Serrana: Lenia Sainiut, Ariagna Fajardo y Rosa María Rodríguez.
La más reciente colección, Clandestinas, fue pensada para visibilizar el talento de las mujeres realizadoras y, partiendo de ahí, el de las creadoras visuales y diseñadoras; para refutar la perenne subrepresentación de las directoras de cine y cómo el reflejo en pantalla de la mujer cubana, de sus caracteres únicos (Lucía, Teresa, Amada, Amanda, Ana…) se ha dado desde la mirada masculina. En un curioso giro de los acontecimientos, desde la premiere de dicha colección (diciembre 2022) hasta la fecha, dos importantes instituciones del cine cubano como son la Oficina del Festival de Cine y el propio Icaic, han pasado a ser dirigidos por mujeres.
¿Sueños?
Que las colecciones sean incluidas en el futuro Museo del Cartel Cubano. ¿Te parece desmedido? Tú nos pediste que soñáramos.
¿Perretas?
Las que producen las carencias materiales. Son tantas…, pero no insuperables.
¿Se vale una pregunta personal?
Métele.
¿Están asaos?
¿Locos? Eso nos han preguntado mucho. Creemos que no. Pero vaya usted a saber. En todo caso, somos unos locos buenos, creativos. En Ghost Posters creamos felicidad, gestionamos belleza.