Aunque había estado al tanto de su trabajo, no la conocía. Con frecuencia su nombre aparece en producciones teatrales, danzarias, materiales audiovisuales, o para presentarla como artista visual con exhibiciones en solitario. Y es que Celia Ledón es multifacética: lo mismo diseña vestuarios que escenografías, funge como directora artística, crea una instalación plástica y arma performances.
Particularmente sensible a temas de tan dolorosa actualidad como la contaminación ambiental y el cambio climático, su obra explota elementos orgánicos e inorgánicos reciclados, con fuerte acento en la modernidad. A través de su mirada y sus manos, los desechos se convierten en obras de arte en los que su imaginación no conoce límite.
Durante la recién finalizada Bienal de La Habana asistí a la inauguración de Fashion Victim, exposición personal de Celia en el Liceo de La Habana, una decena de piezas sugerentes que van desde la creación del vestuario hasta la configuración del personaje que lo asume en un juego de luces y sombras en el cual ambos se condicionan y definen. Luego estuve en la conversación con público que Miguel Abreu sostuvo con ella dentro del marco de la muestra, y allí quedó sellado el propósito de hacerle esta breve entrevista.

Para entrar en materia, la artista me hizo llegar el statement que ahora reproduzco:
La constante lucha dialéctica que guía mi proceso creativo se traduce en una exploración incesante de materiales y siluetas. Tanto materiales tangibles como formas inexistentes, deciden su camino único a lo largo del imaginario del objeto de arte, adquiriendo vida propia cuando chocan entre sí a través de una acción creativa. Cada pieza de arte vestible es una declaración en sí misma, que habla de la opresión de la moda como representación sistémica, en su ciclo inagotable de consumo irracional, extravagancia y belleza aterradora. El estudio de la teatralidad como escenario de representación es el nicho perfecto para este tipo de personajes, que se expresan a gritos tanto en maniquíes, como en su acción más performativa, cuando se colocan sobre un cuerpo-escenario, para crear nuevos significados ligados al intérprete/exhibición.
La reutilización, el reciclaje, el uso de materiales obsoletos y descartados, se entrelazan en las piezas con diferentes técnicas artesanales, para crear diferentes capas de interpretación, contraponiendo conceptos como “lo industrial” y “lo artesanal” como ejemplo básico, “lo cotidiano” y “la extravagancia”, “el todo” y “la parte”, “el hombre” y “el hombre objeto”.
Mi práctica es también un llamado a la acción hacia la sustentabilidad frente al consumo desenfrenado, y la vanidad generada por la autocontemplación acrítica, haciendo un enunciado que lleva al objeto y cómo se construye; como la realidad misma, tan infinita hacia lo externo, tan llena de subconjuntos reducibles a partir de un macro universo silencioso de expresiones mínimas.
Mis piezas se traducen en una exploración de formas nuevas a través de materiales y objetos conocidos; reciclados, descartados o descontextualizados, entrelazados en el arte vestible con diferentes técnicas artesanales, enfocándose en la vanguardia y la sustentabilidad.
Impuestos de sus propósitos y estrategia representacional, vamos al diálogo.

¿Puedes exponer cómo fue tu proceso de formación profesional en Cuba?
Mi proceso de formación ha sido bastante ecléctico. Primero, me gradué del Instituto Politécnico de Diseño Industrial (2006), como realizadora de proyectos, un técnico medio superior que se impartía en el mismo edificio del Instituto Superior de Diseño Industrial, y por el cual se optaba después del 12 grado. Luego entré en el Superior, y me gradúo como diseñadora industrial (2011), aunque mi tesis la realicé en la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños. Consistió en una metodología de diseño de vestuario y dirección de arte para audiovisuales.
¿Cuando estudiabas diseño, cuáles eran tus aspiraciones una vez graduada?
Sinceramente, no pensaba demasiado en la aplicación de la carrera. Más bien la “aspiración” me encontró a mí cuando descubrí el nicho en la escena audiovisual y teatral, más distante aún del enfoque de moda o industrial de la carrera.

Directora de arte para audiovisuales, diseñadora de vestuario y decorados en el teatro y el cine, artista instalativa y performática… ¿Son actividades que se nutren las unas de las otras o podemos entenderlas como distintos momentos de tu desarrollo artístico y profesional?
Como diseñadora industrial, en el ISDi tuve la oportunidad de estudiar diseño de productos e interiores. Luego me cambié a la especialidad de vestuario. Ya en cuarto año comenzamos a realizar las pretesis de grado en la EICTV, como un ejercicio de la escuela. Allí tuve la posibilidad de formarme como directora de arte (2013). Fue muy orgánica la aplicación de los conocimientos del instituto de diseño al audiovisual, ya que, si adaptamos el concepto de diseño de interiores con la condicionante de responder a una narrativa y a la psicología de un personaje, tendremos el diseño de un set; igualmente ocurre con el diseño de vestuario.
El diseño de producción y la dirección de arte generan una buena parte de la impronta estética del audiovisual (junto a otras disciplinas como la fotografía) aunque no se limita a lo que vemos. En el teatro media otra relación con el espectador, pero la función es la misma. Para mí, la diferencia de lenguajes radica en el carácter realista que se espera en el cine de manera general (aunque tampoco es algo fijo, dando paso a lo más experimental) y el acuerdo tácito con el espectador que se establece en la escena teatral, donde el “realismo” deja de ser importante o no está en la misma dimensión, por llamarlo de alguna manera. Esto permite optar por otros recursos expresivos.
En conclusión, más que diferentes perfiles, son solo diferentes caminos de expresión.
Centrémonos en tu perfil de artista. ¿Trabajas pensando en un público determinado?
Los artistas trabajan para sí mismos en primera instancia, con mayor o menor conciencia de lo que quieren decir, y la conexión con el público se establece en complicidad con la propia subjetividad del espectador, allí es donde conecta la obra de arte.

El trabajo en el cine y el teatro presupone una colaboración estrecha con técnicos y artistas de diferentes disciplinas. ¿Es en tu caso la creación artística un acto solitario o te rodeas de colaboradores?
Para mí, ambas formas de trabajar son igualmente interesantes. La colaboración siempre trae consigo innumerables nuevos caminos, y es una fuente de conocimiento y evolución del propio trabajo, en tanto el trabajo en solitario es necesario a veces para organizarse como artista y replantearse conceptos propios.

Señala las tres obras de arte visual de tu autoría donde creas haber alcanzado mayor jerarquía artística, un equilibrio más ajustado entre propósitos y realización.
Little Black Dress, 2018/2023. Instalación. Encargada por el Festival de las Artes de Cuba del Centro Kennedy, y exhibido, además, en la Bienal de las Américas, Denver Colorado. Altura variable de 350 a 500 cm.; caucho, bridas, cinta de video, lona, telas desechadas y ropa donada por el staff.
The Shape of Water, 2023. Instalación y escultura. Residencia del Kennedy Center para River Run Festival. 400 x 300 x 60 cm., construida con vasos de plástico derretidos y desechos recolectados del río Potomac por los estudiantes del GW Innovation Center.
The-forestation, 2024. Encargada para el Reach to Forest Festival, en el Kennedy Center. Instalación. Estructura de acero y cartón reciclado, y film plástico, 700 x 500 x 500 cm.
Dentro de las exposiciones colaterales de la XL Bienal de La Habana estuvo Fashion Victim. ¿Cómo calificarla? ¿Es en su conjunto una instalación? ¿Son piezas independientes?
Fashion Victim es una colección de piezas que tributan a un mismo discurso, y unas dependen de las otras en relación simbiótica. Sin embargo, no es una instalación per se, a mi entender.

¿El hecho de que Fashion… se exhibiera en el Ateneo de La Habana, en una sala multipropósito donde se programan conferencias y fiestas, le dio un carácter especial a tu propuesta? ¿Te habría valido cualquier espacio o querías comunicarle algo específico al público que se reúne ahí?
Realmente me habría valido cualquier espacio. La adaptabilidad es una característica que trato de potenciar en mí misma. De alguna manera, la propuesta fue condicionada, entonces, por el carácter multipropósito de la sala, donde era necesario que las piezas coexistieran con diferentes actividades a realizar allí sin necesidad de desmontarlas.

¿La esclavitud de las modas se centra en el fetichismo de las marcas?
Moda no es solo ropa, trasciende socioculturalmente como conjunto de actitudes, comportamientos, etc.; engloba mucho más que lo estético. Esto solo confirma que es imposible escapar a ello, ya que el ser humano se debate constantemente en la dicotomía de ser único e individual y, a la vez, pertenecer al grupo. Sobre la base de este razonamiento, trasciende obviamente el mero fetichismo a las marcas y se manifiesta en cualquier lugar del planeta con sus propias especificidades socioculturales.

¿Qué es, a tu juicio, vestir bien?
Vestir bien es algo muy personal. La ropa es una segunda piel que narra lo que somos a un nivel de metalenguaje, y es, para mí, defender lo que se lleva sintiéndose bien con ello.