Ilianis Cortés Rufín (Matanzas, 1996) se graduó como educadora preescolar, pero su verdadera ocupación y pasión es la fotografía. Ve y siente el mundo en imágenes. Hace composiciones mentales que, con fortuna, luego pasan a la obra digital.
Es una muchacha curiosa. Le interesa el entorno, los seres que lo habitan, la naturaleza, entendida como la compleja red de elementos naturales que, cuando es atravesada por la mirada sensible, pasa a ser paisaje.
Pero, sobre todo, Ilianis se siente interrogada por sí misma. Su obra tiene una fuerte vertiente autorreferencial. Ella se escruta, se investiga, se devela. Expone su condición de mujer, y toma su defensa como género.
Ha seguido cursos de pintura con el artista Jorge Yúnior Salomón y de diseño con Rolando Estévez. Como fotógrafa, ha recibido talleres de Layna Fernández (fotografía callejera), Carlos Alberto Bastón (fotografía general y manejo de cámaras) y Néstor Martí (fotografía básica).
Su obra fotográfica ha sido reconocida con los siguientes lauros: Primer Premio de Acaa y Premio del Fondo Cubano de Bienes Culturales, Filial Matanzas, en el Salón de Invierno de la Acaa (2022); Primer Premio en el XIII Salón de Arte Cristiano Kairós, Matanzas (2022); Primer Premio en el Salón René Castillo in Memorian, Cárdenas, Matanzas (2022); Segundo lugar en el Concurso de Fotografía “Mirar la vejez”, convocado por el Observatorio de Envejecimiento, Cuidados y Derechos de Bogotá, Colombia (2023); Primer premio del Jurado de la Acaa en la categoría de Artes Visuales, Premio de la Ahs y Premio de la Uneac en el VII Salón Provincial “En Medio del Ambiente, Matanzas.
El cuarto número de la revista mexicana El Arte de Soñar Despiertos (2023) incluye varias fotos de Ilianis.
Este es su statement o declaración de artista:
“Me interesa la fotografía como herramienta, como medio de expresión y de vida.
“Decidí fotografiar lo que me acontece, lo que selecciono de entre otras cosas, construcciones mentales materializadas en disímiles combinaciones, detalles de mi entorno, personas cercanas y también desconocidas, rostros, sombras, objetos, rincones. Canalizar casi todo lo que pienso y siento.
“Fantasías, deseos, secretos, fenómenos que supongo y otros que doy por sentados. Fotografiar para mí es un acto cotidiano y necesario, una práctica obsesiva. Pienso en fotografía. Pienso todo el tiempo en imágenes que intento traducir a otros planos de representación, como un proceso orgánico y sincero. Esto sería una definición aproximada de mi trabajo”.
Conocí sobre la práctica del islam en Cuba. Se me quedó grabada la frase de que fotografiar a las mujeres era como develar su alma.
Proyecto para una futura serie centrada en el empoderamiento de las mujeres, su lucha contra la violencia. Trabajar con los símbolos propios de la supervivencia.
El hilo de mi vida
Parte de un ejercicio fotográfico que consiste en llevar siempre conmigo un objeto, que me acompaña en cada una de las actividades que realizo. Encontré estas pequeñas bolas de hilo que usa mi tía para tejer, y comienzo esta serie; que aún no termina, como el hilo de la vida. En este trabajo, la utilización de la luz ambiental es determinante.
Es un homenaje a la mujer sobre todas las cosas. La bola de hilo es una metáfora. La serie ha ido formándose desde 2020. Descubro que representa a las mujeres que me han formado, grandes tejedoras. Hoy lo considero el conductor de muchas cosas. Las hebras delgadas, los límites que nos han de corresponder poner a la mujer, no permitir que nadie los corte; una denuncia a la violencia silenciada en un país que no tiene herramientas para prevenirla, que no toma cartas en el asunto hasta no ver a la mujer pender de un hilo. Pero con los hilos también se tejen telarañas, que para mí simboliza la fuerza, el poder que la mujer puede llegar a tener.
Unión de dos imágenes. Situaciones que las mujeres son capaces de soportar, reflejadas, mes tras mes, en el ciclo menstrual.
A veces miro mi vida
Tomo como punto de partida mi imagen y voy creando estos autorretratos en diferentes circunstancias, lugares, acontecimientos y, sobre todo, estados de ánimo. Pretendo que no solo sean una mirada a mi persona, sino además a la condición de mujer, y todo lo que implica serlo y asumirlo.
Mi abuela ha sido el objetivo y el impulso para muchas de mis fotos. Esta obra se centra en reflejar las enseñanzas bíblicas que de niña me inculcó.
Salinas de Brito, Ciénaga de Zapata, zona de cocodrilos. La naturaleza y sus misterios. Captura lograda durante un taller de fotos de naturaleza.
Generalmente se piensa que una boda es el preludio de la felicidad. Las fotografías que se toman en esas celebraciones intentan mostrar ese ángulo del evento, la parte alegre, festiva. Me interesa reflejar esos pequeños detalles que están en la puesta en escena, no exentos de belleza.
La búsqueda de uno mismo. En momentos en que no estoy bien emocionalmente, la fotografía es la forma de expresar lo que no puedo con palabras.