Desde Cuba llegan noticias sobre un asunto que, aunque bastante conocido, aterriza con novedad en ciertos hogares de la isla, y, sobre todo, dentro de ese personal de mente intrincada que aún carece de terraplenes para que pasen los transportes de la modernidad.
El tema lo ha despertado Parejas Swingers, documental que la televisión cubana transmitió en Pasaje a lo desconocido, popular programa que comenzó hace 20 años y que conduce el periodista Reinaldo Taladrid.
A su conductor y al resto del equipo debe parte de la teleaudiencia cubana el acercamiento a temas curiosos, extravagantes, exóticos; y si sigue siendo efectivo es porque la falta de fuentes donde predomine el punto de vista foráneo y universal todavía anda campante en Cuba, aunque haya crecido el acceso a Internet y surjan otras formas de actualización.
Por el programa muchos se enteran de tendencias y prácticas propias de las grandes ciudades que, desde el habitual aislamiento, ni siquiera sospechan que existen. No es el caso de este tema, pues tengo montón de amigos y conocidos seguidores del espacio bien informados respecto a las connotaciones del sexo swinger (del verbo swing: columpiar, balancear).
Pero, sobre semejantes asuntos y en ciertos hogares, algunos no se animan ni a abrir la boca. Por lo visto, en todo caso, la gente prefiere escribir lo que piensa: los comentarios de las redes relacionados con el documental son cada vez más abundantes y curiosos.
Uno encuentra tendencias respecto al tema. Están quienes se asombran y alegan lo que se fundamenta en Cuba para cualquier cosa sobre la que no se quiere reflexionar demasiado: “No estamos preparados para eso”, o: “Me parece bien que se conozca… pero a mí no me interesa”.
Por el contrario, saltan quienes averiguan dónde conectarse con la comunidad swinger para formar parte de ella. A estos, tal vez más que la verdadera esencia de la práctica, que es la de transitar en pareja por este inusitado camino de la exploración sensorial, los impulse la curiosidad, el deseo de hacer algo que tal vez en el momento de enfrentarlo ni siquiera logren ejecutar.
Convencidos de que todo lo que sale por la televisión cuenta con el apoyo del Partido, otros suponen que más temprano que tarde este asunto se oficializará e, incluso bromean con que podría volverse de carácter obligatorio. Semejante variedad de televidentes sospecha que la moda swinger irrumpirá en cada cuadra, penetrando sus casas y poniendo a prueba sus “sagrados” matrimonios.
Estos parecen ostentar el pensamiento más retrogrado, tal vez hasta tengan la autoestima baja. Cuando escuchan que se trata de un invento de las parejas para sacudirse de la rutina, una forma de vida mediante la cual en la intimidad comparten con terceros (y cuartos…), partiendo del respeto y el mutuo acuerdo, pegan el grito en el cielo; no ya por lo que asemeja una especie de comunismo sexual, sino porque les parece inmoral, y dan la impresión de preferir que el cónyuge materialice fantasías por su cuenta a tomar partido en estas.
Sobre la ideología swinger, que también parece ubicar hombres y mujeres a un mismo nivel durante esa antigua intención de alcanzar el placer, ha dicho el psicólogo y sexólogo argentino Norberto Litvinoff que, en efecto, tampoco sus practicantes “creen en la propiedad privada de la pareja”, que entre ellos “nadie se siente dueño de nadie, y llegan a romper las barreras de lo que pudiera ser una preferencia sexual establecida con el único fin de explotar las zonas desconocidas del deseo. Apenas establecen otra condición: la total sinceridad, pues de lo contrario la experiencia devendría un burdo adulterio”.
Incitados por el documental, algunos siguen asombrados de que esta práctica exista en Cuba, país culturalmente tan distinto a Berlín, París o Canarias, tan machista, conservador y moralista, el sitio donde todo pasa por el tamiz ideológico de una estructura política y donde siempre ha imperado la supuesta integridad de la persona. Sin embargo, se sabe que en sociedades donde la intransigencia ha sido parte de la cotidianidad, uno de los pocos espacios de libertad o trasgresión son el cuerpo, y por lo mismo, el sexo.
Debido a esta razón, tal vez en Cuba no solo existe el fenómeno, sino que prolifera entre profesionales de edad madura y jóvenes. Conozco a parejas swingers, a swingers solitarios, gente que no cuentan con un lugar, el típico club para irse un día a la semana, o cualquiera sea la frecuencia en que la que se sacude la rutina.
Acaso les queda a ellos reunirse a discreción, pues un mal procedimiento podría alertar al vecindario, y no faltará quien llame al jefe de sector y señale la casa donde se lleva a cabo esta práctica como centro de actividades inmorales, como aquellos “bailes de perchero” que se hicieron tan legendarios como perseguidos años atrás.
En el arte abundan las recreaciones del fenómeno, pero, por lo que he llegado a ver, casi siempre parten del sentimiento de culpa instalado en uno de los integrantes de la pareja luego de haber cedido a la tentación de la fantasía, lo imaginado. Es lo que pasa en un filme como el argentino Dos más dos (Diego Kaplan) o en el corto español Swingers (Javier Rodríguez Espinosa).
En Cuba también se vio Afinidades, un filme en el que Jorge Perrugorría y Vladimir Cruz (director) volvieron a juntarse con un pretexto swinger. La historia está basada en la novela Música de cámara, de Reinaldo Montero, que a su vez se inspiró en Las afinidades selectivas, de Goethe. En Afinidades, la culpa es también parte del argumento. La mayoría de las obras que tratan el asunto terminan con una moreleja: lo desconocido puede ser altamente peligroso.
De manera que, aunque aceptado, el tema swinger sigue siendo expuesto al público con preocupación, desarrollando la idea de que, en efecto, existe, pero conviene no cruzar el umbral de esa puerta porque puede ser arriesgado en el plano sentimental. Claro está, una cosa es lo que se dice y otra es lo que pasa dentro de la habitación donde se practica, y más aún en la cabeza de los practicantes. Si un día me embullo y aún sigue esta columna, va y les cuento más.
la sociedad cubana,al parecer,esta transitando por problematica de sociedades muy adelantadas en todos los problemas existencialesy tienn tiempo para dedicar a problemas de la sexualidad como problemas principales o casi principales.Las personas,con estandares de vida alto,muchas de sus necesidades resueltas,pasan a tratar de resolver problemas de la existencialidad en otras dimensiones,importantes,pero no apremiantes,,,,es casi una burla,el tratamiento priorizado de estos temas y la mas absoluta reserva en tratar temas como los derechos politicos,la sociedad civil, la separacion de poderaes ,la liberad de asociacion,la libertad economica,la reparacion histotica,al menos,de los despojos aun recientes….en fin,ordenar la vida institucional del Pais.
Tiene Ud. toda la razón. El jurel esta carísimo.
Me Gusta mucho Cuba y sua Pueblo
“que aún carece de terraplenes para que pasen los transportes de la modernidad”….un poco chea esta frase. Se parece a aquella de F. Engels en Dialéctica de la Naturaleza: “moverse por cauces dialécticos y no por rieles metafísicos”
Cada ves que leo sobre estos temas , no dejo de pensar en que tan cerca estamos del fin de la humanidad , cuanto mas pasa el tiempo , mas el hombre se aleja de la esencia natural
Hola, soy de las que considera que es positivo que se analicen este tipo de temas, que aunque no políticos ni económicos, sí son sociales y tocan la vida de muchos. La sexualidad es un aspecto trascendental en la vida de un ser humano si no fuera así no se.hubiera debatido tando sobre el matrimonio homosexual y los derechos que nacen de esta unión. El fenómeno swinger se está extendiendo en Cuba y debe debatirse para que del análisis surja la aceptación y la tolerancia.
Tolerancia en el país con mayor intolerancia por lo menos en casi todo el.mundo. Todo esto son distractores temas que como expresó el.primer comentaristas surgen en sociedades donde el debate es común pero en realidad el principal punto de partida para comenzar a debatir todos estos temas es la ” libertad de expresión ” como un derecho ciudadano no dependiente y prerrogativa de ningún gobierno ni ideología sino de la libertad como fundamento de todo sociedad
es q el sexo es natural
Y cual es la esencia natural??? La procreación? Porque si es esa, los animales se aparean, se reproducen, y la gran mayoría son mas Swinger que los humanos, analicemos lo que comentamos antes de usarlo como críticas a lo que no entendemos, no aceptamos, o no nos atrevemos a realizar.
Es válido que se debatan estos temas. Lo discutible es que en este programa se haya debatido el contenido. Un invitado perteneciente al grupo que practica este “deporte” y una psicóloga que, en su “cantinfleo”, hacía difícil descubrir cuál era su posición respecto al fenómeno en cuestión. Ambos invitados y el conductor bailaban al mismo ritmo. El debate existe cuando hay diferencia de opiniones, de lo contrario llamémoslo diálogo o charla.
El conductor del programa preguntó en más de una ocasión qué le importaba al ciudadano común este comportamiento si todo se hacía en secreto e intimidad. Yo preguntaría a una madre swinger cómo le explica a sus hijos que ella se acuesta con hombres que no son su padre. O a un padre swinger cómo le cuenta a sus hijos que tiene relaciones con mujeres que no son su madre. Y si no se lo dicen y lo mantienen en secreto es porque algo les dice que no es moral ni natural y sienten cierta vergüenza de su comportamiento. ¿Cómo reaccionarían esos hijos si se llegaran a enterar? ¿Qué tipo de familia es esta? ¿Dónde quedó el amor de esa pareja? Este proceder daña a la familia; si daña a la familia perjudica a la sociedad y si perjudica a la sociedad nos afecta a todos. En definitiva esos hijos confundidos necesitarán atención psicológica y recursos de la sociedad, la que también, quizás, será víctima de sus comportamientos antisociales. Ocurre como con la ideología de género que comienza con la aprobación del matrimonio gay y termina echando raíces en el sistema de educación y en instituciones que nos obligarán a educar a nuestros hijos, nietos y sobrinos en esa aberración anticientífica. Al principio parece algo insignificante pero luego agrede a toda la sociedad.
El sexo es bueno, su esencia es el amor y la procreación; tomarlo como deporte es una alienación hedonista. Los humanos no somos totalmente animales, tenemos una conciencia que modula el instinto y esto nos ha permitido ir creando poco a poco una sociedad de justicia, de derechos y deberes. No tenemos por qué tomar a ciegas, como modelo, ningún comportamiento animal.
Esto no es “modernidad” es atraso. Tolerancia si, no queda más remedio, pero la aceptación implicaría en este caso complicidad inadmisible…al menos para mí.