Buscando nuestros espacios

Ahora busco lugares a los que acudir de paseo que nos sirvan a ambas. No son fáciles de encontrar.

Quinta de los Molinos. Foto: Otmaro Rodríguez.

La razón más egoísta de postergar mi maternidad hasta pasados mis 40 era que no quería dejar a un lado mi vida profesional, que en mi caso tiene mucha relación con el divertimento o con la manera de matar el aburrimiento, ocupando las horas, sintiéndome útil para otras personas, también las más vulnerables que yo. (No creo que la maternidad sea obligatoria para la felicidad, para ser mujeres plenas, como suelen decirnos. Y no la promuevo).

Nina llegó en un momento que he descrito en Martazos anteriores y que califico como “mi peor crisis económica¨ (también en un recrudecimiento de la crisis cubana, reconocida finalmente en discursos oficiales), aunque, como he confesado y creo han comprobado, no he dejado de trabajar ni “voluntariar¨.

Acompañar a Nina no me ha impedido hacer casi nada, con apoyos económicos y en su cuidado, de familiares, hermandades y amistades. Gracias a la tecnología 3G –todavía mala y cara– he podido trabajar desde casa (según Etecsa soy idónea para prueba 4G y espero la llamada final para conectarme mejor), porque no disfruto, como periodista independiente, de las bondades de la Ley de Maternidad.

Me gusta jugar con Nina, mirarla, cantarle, hacerle monerías… Darle la teta es un momento sublime que tratamos de disfrutar al máximo, en silencio, tranquilas como indican unánimes las voces expertas.

Mis preocupaciones con la casa-oficina están más relacionadas con el empleo de aparatos como computadora y celular cerca de Nina por los daños a corto y largo plazo que ocasionan. Trato de evitarlo, pero aun no me organizo para dejar estas tareas –siempre urgentes.

Pese a ser una madre primeriza y workaholic, no me he sentido tan claustrofóbica ni tan frustrada hasta aquí. Permanezco gran parte del tiempo en casa. He decidido no exponer a Nina a las dinámicas que caracterizaban mi vida de antes de su alumbramiento. La vida social, los eventos justos están en pausa, a menos que mi presencia sea vital y propicien entornos agradables, tranquilos y amables con las que maternamos.

Ahora busco espacios a los que acudir de paseo que nos sirvan a ambas. No son fáciles de encontrar en la Cuba estatal ni privada, para nosotras y nuestras criaturas, sobre todo cuando son menores de 1 año.

En los parques, niños y adultos juegan con pelotas (fútbol, béisbol) que salen disparadas hacia cualquier lugar. Los dueños de mascotas, fundamentalmente perros, las llevan sin bozal y no recogen sus excrementos (pisar mierda trae buena suerte, según la superstición…). Las hormigas los han invadido y cuando caen en los ojos su ácido fórmico provoca desde molestias hasta lesiones.

Otros sitios de esparcimiento nos ignoran en esta etapa. No hay espacios para ponernos en el suelo ni juegos para las criaturas menores de 1 año ni comiditas para las que comienzan a descubrir otros alimentos, por citar solo algunas barreras. Piense ahora, ¿cuántas madres lactantes ve en estos espacios?

Por lo pronto he descubierto un lugar cercano: la Quinta de los Molinos. Hay árboles que ilusionan como un bosque, jardines que refaccionan con césped para recostarse y mirar al cielo, las nubes, las ramas de los árboles; también, estatuas.

Allí, en el medio de la ciudad, habitan muchas mariposas, pajaritos, lagartijas, peces, conejos, curieles, jicoteas, y un guacamayo macho. No es perfecto. Algunas de estas especies están en jaulas, pero cuidados por un equipo amoroso. Eso compensa. Se respira la historia que Nina aún no comprende. La entrada cuesta 5:00 MN y abre de jueves a domingo a las 10:00 a.m. No siempre podemos permitírnoslo. Pero sabemos que está ahí.

Ahora que Nina tiene 5 meses queremos probar con galerías de arte. Nina disfruta con los cuadros que hay en casa. No recuerdo si lo he escrito aquí (la memoria sigue siendo un problema y no funciona bien el 3G para comprobarlo), pero ve los que hay en casa y dialoga en su jerigonza con ellos.

Dos grabados del artista y tatuador Mauro Coca han desplazado a un Caravaggio. Así que experimentaremos en cuanto termine el barullo de la Bienal de La Habana.

Son las 10:30 p.m. Debo enviar mi columna a las editoras y descansar. Mañana vacunan a Nina con la segunda dosis de anti poliomielitis, de la campaña masiva que Cuba organiza.

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