Quiero empezar este Martazos disculpándome con sus lectores habituales por recién hoy publicar respuestas a comentarios de columnas anteriores; más por ausentarme el martes último.
Primero, la WiFi de contén impuso sus crueldades sobre esta cuerpa pretérmino. Luego, el lunes 5 de noviembre fue justo el día en que di a luz una feliz niña, a la que llamamos Nina, que me acompaña mientras escribo esta nota.
El pasado lunes me correspondía la consulta de término, reglamentada para mujeres cubanas que transitan la semana 40 de su embarazo. Amanecí en trabajo de parto, en el inicio, rompiendo el llamado tapón mucoso que protege el útero gestante. Aún no tenía contracciones dolorosas ni frecuentes. Tampoco había roto la fuente.
Unas manchitas sanguinolentas, como cuando se está terminando la menstruación, me anunciaban la proximidad del alumbramiento. La médica Conchita lo confirmó tras examen riguroso y decidió mi ingreso urgente a mitad de esa mañana.
A pesar de la baja natalidad cubana –habanera, específicamente–, el hospital González Coro del Vedado no tenía camas disponibles por encontrarse en reparación y ser uno de los de mayor demanda de la capital, me explicaron. Fuimos hospitalizadas directamente en su sala de preparto.
Ni siquiera ahí dejan entrar a hombres. Los padres deben esperar fuera del hospital, a la intemperie. Peleé para que el progenitor de la criatura pudiera asistir al proceso, convencida de su utilidad como apoyo, con la certeza de que participar crearía vínculos paternales sólidos; por justicia con las masculinidades, su masculinidad. No fue posible.
Los médicos con los que dialogué –hasta la protesta– están convencidos de sus respuestas inamovibles: Las mujeres no quieren a hombres en la sala porque “no se sienten cómodas” frente a ellos. Los hombres “no ayudan durante el trabajo de parto”, sino que “entorpecen la labor médica”. Inconmovibles.
La otra batalla comenzó sobre las 4:30 p.m. del mismo día. Ante la infundada sospecha de diabetes gestacional, los doctores recomendaban la inducción del parto con la hormona sintética oxitocina, que produce naturalmente la glándula pituitaria para favorecer el inicio de la dilatación. Y yo quería un parto natural, espontáneo y a término.
Lo discutí varias veces con los doctores hasta que llegó mi ginecobstetra. Solo entonces decidí que cedería en pos de la seguridad de mi bebé y la mía propia, como habíamos planeado mi médica y yo con anterioridad. Mi hermana de sangre me acompañaría, como hace casi 13 años lo hice yo en su parto, al que también se impidió la entrada del padre de Diego (no hemos evolucionado nada y nos urge promover la natalidad y también la paternidad responsable).
A las 6:20 p.m. me pusieron el suero de oxitocina. Me prepararon psicológicamente para esperar por horas, quizá hasta el día siguiente, con contracciones crecientes en dolor y cada vez más frecuentes, sin lograr la dilatación necesaria. Había dos mujeres en trabajos de parto dolorosísimos, a juzgar por sus gritos y sus expresiones faciales, por más de 10 horas. Tuve miedo a la fatiga como la que veía en mis colegas parturientas.
Quizá por mi embarazo activo, porque hice todos los ejercicios recomendados por etapas, más un poco de yoga con toda la profilaxis –y algunas brujerías–, por la tranquilidad de tener a Mónica haciendo mi parto y a mi hermana acompañándome, por los masajes perineales que me dieron mis doctores…, a las 8:31 p.m. Nina estaba naciendo sin sufrir con 5.70 libras y 49 cm de largo, saludable.
Quizá por todas esas razones no me realizaron la episiotomía –corte brutal inconsultamente practicado en las salas de parto cubanas–, que me ha permitido un inmejorable estado posparto en esta semana, y poder disfrutar de Nina sin restricciones físicas. (Nunca más se habló de la supuesta diabetes gestacional…).
Ahora me organizo, trato de entenderla en su indefensión, la amo y la protejo hasta de mí. Ya debe estar despertando para la próxima mamada. Así que los dejo hasta el martes, cuando pretendo contarles sobre nuestra experiencia con la lactancia exclusiva y el colecho.
Muchísimas Felicidades! por el alumbramiento feliz de Nina. Que la Divinidad las colme de salud y bendiciones. La admiro por la capacidad de relatar el nacimiento de su bebita, antes, durante y después del parto. Mis respetos. FELICIDADES!!!
Te amo Marti!!! Felicitaciones para Nina y para ti. Aquí esta tú beba, con su mamá consciente de todo el proceso!!! Una beba, otra feminista más!!!
Marta, sin olvidar lo malo, disfruta lo bueno!!!
Que veas a tu Niña crecer saludable y feliz.
A ver cómo se cuida El para cuando sea grande.
Tengo dos hijos, y ahora un nieto que es mi vida.
Mi nieto nació en Madrid, yo estuve con mi hija, pero para entrar al salón de parto, tenía prioridad el padre de mi nieto. Y si que ayudan los hombres durante el parto.
Un gran abrazo, y miles de felicitaciones.
Cuídense ambas!!!!
Hola, nunca comento noticias en Internet, de hecho esta es la primera vez que lo hago. Muchas felicidades para ti y para tu niña!!! Disfruta tu maternidad y espero que podamos seguir leyendo tu columna que habla sobre tantos temas relevantes y sobre los que hay posiciones muy rígidas y contrapuestas.
Pues yo sí estuve en el parto de mi hija. Parece que entre el Vedado y Marianao hay un mundo de diferencia: allí hay una consulta (o había, hace 7 años) donde preparan a la pareja. Y nadie me dijo que era un estorbo, porque no lo fui. Sabes lo feliz que somos con tu maternidad, que ahora es que comienza. ¡Tienes una novela por escribir! Besote.
Yo estuve presente en el nacimiento de mis 4 hijos, 2 nacieron en Hungría y 2 en Holanda, estuve en todos los partos y fui de mucha utilidad. Yo también fui quizas el primero desde el extranjero en llegar y saludar a Nina 5 días después de su nacimiento. Es larga como su mamá y se me parece al papá. La vi tomar leche, la vi dormir, la vi. Chau Nina.
Gracias Nora, mi NegraCubana, Emelina y María Carla!!! En mi nombre y en el de Nina que duerme tranquila, esperando que mamá trabaje desde su WiFi de contén. Leo bien en casita, en su compañía, y respondo con calma. Gracias, gracias, gracias
Te deseo felicidades,me alegro que todo haya salido bien, a partir de ahora a disfrutar a plenitud ese regalo de la vida y te sugiero que des tus pechos a tu nena todo el tiempo que puedas (en eso si tienen mucha razon los medicos) yo lo hice y mis hijas crecieron saludables salvo los catarros y mocos que acompanan el crecimiento, mucha salud y buenas vibras para las dos.
La desconectividad que vivo me hace responder a todas en un mismo comentario. Allá van mis respuestas. Estoy emocionada y agradecida…
Nora, gracias todas por las buenas energías para mí y para nuestra Nina. Sabemos lo bien que sientan en nuestras cuerpos y mentes esas bendiciones. Mi admiración es para usted junto a todas las mujeres vivas por gestar o no y en gestación, para nuestras muertas. Relatar nuestra experiencia ha sido un acto conscientemente responsable. He pensado mucho si exponer a Nina a la vida pública que vivo, a toda la violencia recibida en muchos de los comentarios, valía la pena. Y sí, cada vez que leo a madres y padres, a abuelxs, a personas que quieren pensarse y desaprender, estoy más segura. Seguimos, Nora. Mis respetos todos para usted.
Negracubana, otra luchadora más!!! Ha sido un embarazo duro por cuestiones externas, muy violentado desde afuera y Nina ha nacido tranquila, relajada, feliz, diría yo. Nina, pequeñita, ya sabe de luchas. Espero nos acompañe. Espero nos acompañe en tantas victorias que se avecinan… Gracias por estar ahí siempre, hermana.
Emelina, qué rico que comparta su experiencia con nosotras y nuestrxs lectorxs, como madre y abuela. Estoy convencida, reitero ahora en experiencia propia, que los padres son tan vitales en el parto como lo fueron para la concepción y para cada etapa que se viene. El vínculo es más fuerte, irrompible, si esto sucede. Es justicia absoluta para nuestros hombres o mujeres que asumen rol similar en las familias homoparentales. Felicidad y aventuras para usted y toda su familia, especialmente para su nietecito. Gracias por las buenas energías para mi Nina y para mí. La abrazo de osa.
María Carla, pues muy agradecida con su gesto. Más con los deseos buenos para nosotras 2. Estoy disfrutando cada pedacito, enamorada de Nina, aprehendiendo y aprendiendo todo lo que puedo, todo lo que me muestra. Con mis editoras hemos negociado contar hasta los 6 meses de Nina, luego veremos si seguimos siendo útiles. Así que nos queda un tiempito para aflojar a rígidxs y colaborar con la idea del respeto a lo supuestamente diferente. Ojalá podamos legar a nuestras descendencias un país abierto al diálogo, un país libre de tanto conservadurismo y censuras. Seguimos…
thaperez, graciasssssssss. A libre demanda anda Nina por la vida… Engordó 80 gr y alargó 1 cm en su primera semana fuera de pancita de mamá. Gracias por los consejos. Son vitales y bien recibidos siempre.
Dean querido, en Maternidad Obrera me dicen que aún incluyen a los padres, aunque hay quejas de otras índoles en la atención de las parturientas. Te agradecía en Face por estar ahí para mí desde hace muchos años, por Sofi y Yaima… Te beso inmenso y me voy a continuar mi novela por entregas.
Sergio de mi amor, el primero de lxs tíxs que están distantes en llegar. El presentador de Nina en redes sociales… Dice la cultura yorubá, referenciada por Lydia Cabrera, que hay que escoger bien quién presenta a nuestrxs hijxs en sociedad. No pude haber elegido mejor. Te amooo a tí y a lxs tuyxs.