En varias provincias ya
el Nauta Hogar se estrenó
y ETECSA experimentó
lo que significará
que Internet esté (ya está)
en los hogares cubanos.
Con el móvil en las manos
y sin salir ni a la calle.
qué bueno que esto se ensaye
para todos mis paisanos.
En cualquier casa o solar
se escuchan de vez en cuando
niños corriendo y gritando:
¡Ey, que viene el Nauta Hogar!
Parece un coro insular,
una conga, un estribillo.
¡Ey, que viene!, así, sencillo,
¡El Nauta Hogar! ¡Internet!
En una choza, un chalet,
un edificio, un pasillo…
Vi una vieja desmayada
cuando vio que era verdad
la tremenda calidad
en cada videollamada.
La casa ya está equipada,
la conexión no demora.
La bronca va a ser ahora
entre la telenovela
que pretende ver la abuela
y el vídeo-IMO a toda hora.
A Juana “la conectada”
ayer la vi con ojeras,
buscando en parques y aceras
puntos de videollamada.
Yo: –Qué volá. Ella: –Cansada.
Yo: –¿Contenta? Ella: –Nerviosa.
Yo: –Estás algo ojerosa.
Ella: –Por el Nauta Hogar,
que no me deja pensar
ni vivir para otra cosa.
Yo: –Pero ahora estás mejor.
Ella: –Es más cómodo en casa.
Yo: –¿Y entonces qué te pasa?
Ella: –Nostalgia, mi amor.
Yo: –No mientas, por favor.
Ella: –Nunca mentiría.
Extraño la algarabía,
los chismes del vecindario,
el wifi “comunitario”,
el que me hagan compañía.
Como Juana hay mucha gente
con síntomas depresivos
(por supuesto, sin motivos,
nauta-exageradamente).
Extrañan, no sé… el ambiente.
Echan de menos… no sé…
aquello de estar de pie
en diferentes paisajes
y la mezcla de lenguajes
y el “no se oye”, “no se ve”.
Desde que está el Nauta Hogar
en algunos municipios
se han roto ciertos principios
De la vida familiar.
Ahora para “conversar”
cada uno con su “esmarfón”
se mete en su habitación
y la casa todo el día
parece que está vacía
en cuanto a conversación.
Ana habla más con Rolando
que ahora vive en Hailiah
que con su hermana María
que está en la sala estudiando.
Juan habla más con Fernando
que ahora vive en Barcelona
que con su esposa Ramona
que duerme en su propia cama
y si no lo “videollama”
hasta el sexo le perdona.
Tener internet en casa
Es un adelanto enorme.
Para que “el de a pie” se informe
y saber qué (y cuándo) pasa.
La comodidad desplaza
los ciberperegrinajes.
Se acaban los tropelajes
y el fraude de las tarjetas.
Ya la familia (in)completa
Recibe y manda mensajes.
¡Ey, qué viene el Nauta Hogar!
Se comenta en la bodega.
–¿La señal hasta aquí llega?
–Será cuestión de probar.
¡Ey, que viene el Nauta Hogar!
cantan familias completas.
Y aspirantes a “macetas”
comentan en Luyanó:
–Coño, se me fastidió
el bisne de las tarjetas.
Mensajes, video, sonido.
Rapidez que no calculas.
Aunque… el que no tenga fulas
seguirá igual de jodido.
Lo de Internet compartido
en el parque de la esquina
para muchos se termina.
Ahora, con el Nauta Hogar,
lo de hablar y navegar
será casera rutina.
Nauta Hogar hará otro aporte
social, otro gran detalle:
con menos gente en la calle
va a mejorar el transporte.
Los parientes en el Norte
más cercanos que el vecino.
Ya nadie saldrá al camino
a “luchar” un almendrón.
Viajarán en Smartphone
más que en su alfombra Aladino.
Sin embargo, se comenta
que los precios son altísimos,
que los bytes salen carísimos,
que a nadie le da la cuenta.
15 cuc… 30… 50…
Pocos los pueden pagar.
Pero quien pueda va a estar
casi segundo a segundo
conectado con el mundo
a través de Nauta Hogar.
Dicen que Roberto Márquez
protesta y nos contradice
porque echa de menos –dice–
“El ambiente de los parques”.
¿El Nauta Hogar?, ¡No te embarques!,
Dicen que dice Roberto.
Porque en los parques (es cierto)
hay vida comunitaria,
con la wificosa diaria
La Habana es un libro abierto.
Roberto es un soñador.
Un utópata feliz.
En el otro extremo, Luis,
alias “el Enrutador”.
Luis dice: “Es mucho mejor,
aumenta la calidad,
crece la velocidad,
la vida se ve en colores,
y lo más serio, señores,
con mayor privacidad”.
Pero Rita la chismosa
(alias, Rita Gran Hermana)
dice que entonces La Habana
Va a parecer otra cosa.
Se le ve triste, nerviosa.
“Los parques se enfermarán”.
“Los bancos se quedarán
solos, mustios todo el día”
“Esto es cosa de la CIA”,
dice, “nos dividirán”.
En fin, como siempre pasa,
algo bueno nos sucede
y hay quien lo niega y lo agrede
y lo ve como amenaza.
Ya habrá Internet en la casa,
Lo que a gritos se pedía.
Ciberespacio, infovía,
microblogs, redes sociales…
¡Ya casi somos iguales!
¿Quién manda? ¡La economía!
Y una conga santiaguera
pone a la gente a bailar,
arrollando y repitiendo:
¡Ey, que viene el Nauta Hogar!
Y en las guaguas y en los taxis
la gente empieza a cantar
afinadísimos todos:
¡Ey, que viene el Nauta Hogar!
Y los mercados de viandas,
Y en las calles de Alamar,
blancos, negros y mulatos:
¡Ey, que viene el Nauta Hogar!
Y los que venden periódicos
y los que van a emigrar
y los que juegan pelota:
¡Ey, que viene el Nauta Hogar!
Todo el mundo canta y baila:
¡Ey, que viene el Nauta Hogar!
Todo el mundo baila y dice:
¡Ey, que viene el Nauta Hogar!
Trabajadores de ETECSA:
¡Ey, que viene el Nauta Hogar!
Jubilados con jabitas:
¡Ey, que viene el Nauta Hogar!
Peatones sin teléfono:
¡Ey, que viene el Nauta Hogar!
Solteros y divorciándose:
¡Ey, que viene el Nauta Hogar!
Juan Bacallao y Pánfilo:
¡Ey, que viene el Nauta Hogar!
¡Ey, que viene el Nauta Hogar!
¡Ey, que viene el Nauta Hogar!
¡Ey, que viene el Nauta Hogar!