Pocos ajedrecistas del siglo XVIII pueden rebasar hoy el riguroso examen de una época en que la teoría ha alcanzado límites maravillosos, sostenida por la sabiduría acumulada y los cerebros de silicio. Pocos, pero entre las contadas excepciones hay que mencionar al virtuoso François-André Danican, alias Philidor.
Fue el suyo de esos casos donde el talento encuentra suficiente espacio para ramificarse, hasta llegar a convertirlo en trebejista excepcional y respetable músico que compuso comedias y óperas en tiempos de Luis XVI.
Por supuesto, Philidor visitó asiduamente el café de la Régence, donde trabó relaciones con el que sería su mentor, Kermur de Legal. Allí, a menudo tuvo que dar ventaja de una pieza para que los contrarios aceptasen su desafío, deslumbró con frecuentes simultáneas triunfales contra tres jugadores, y su fama subió como la espuma hasta que en 1747 aplastó al sirio Philipp Stamma (+8=1-1, siempre con piezas negras) y se le reconoció como el mejor ajedrecista del mundo.
Amante de las celadas, creador de la defensa que lleva su apellido (1.e4 e5 2.Cf3 d6), fue también un teórico que probó su avanzada concepción del tablero en el tratado Análisis del Juego de Ajedrez (1749), que incluyó estudios de aperturas encaminadas a conseguir un fuerte centro de peones, sutiles maniobras de zugzwang y una posición clásica en los finales de torre y peón contra torre.
No pararon ahí sus aportes. Fue el propio Philidor quien introdujo el ajedrez a ciegas en las partidas simultáneas, y redactó un reglamento que estableció principios básicos como “pieza tocada, pieza jugada”. Y, no lo dudo, todo el que se ha sentado más de dos veces a mover las piezas, conoce el celebérrimo Mate Philidor.
El cotejo que sigue, dirimido en Londres, es una muestra de su filosofía. Es decir, temprano dominio del centro con los infantes, y ataque vertiginoso por uno de los flancos aprovechando la columna abierta.
Blancas: N. N. (Rival desconocido) Negras: Francois Andre Philidor.
1.e4 e5 2. c3 d5 3. exd5 Dxd5 4. d3 f5 [4…Cc6 5. Cd2] 5. f4 e4 6. d4
Las negras tienen un peón pasado protegido.
6…Df7 7. Ae3 Como lo aconsejaba Nimzowitsch. 7…Cf6 8. Cd2 Cd5 9. Ac4 c6 10. Db3 Ae6 11. Axd5 cxd5 12. Ce2 Ad6 13. 0–0 h6 [13…0–0 14.Cg3–+] 14. Dc2 [14.Tac1 Cc6] 14…g5
15. g3 g4 16. b3 Cc6 17. c4 0–0–0 18. cxd5 Axd5 19. Cc4 h5 20. Cxd6+ Txd6 21. Af2 h4 22. b4? [Era preferible 22.gxh4 Rb8 23.Dd2 Tg6] 22…Tdh6
22…hxg3!? mantiene incluso un dominio más firme 23.Axg3 Ac4 24.d5 Dxd5 25.Tfd1–+
23. b5 e3! Asegurando el liderazgo. 24. Ae1?? Garrafal error, pero de todos modos y no había salida. [24. Axe3 hxg3 con clara ventaja] 24…hxg3 25. Axg3 [25.Cxg3 representaba un infructuoso intento para alterar el curso de la partida. 25…Txh2 26.Dxh2 Txh2 27.Tf2 exf2+ 28.Axf2 Dh7 29.Rf1 Dh3+ 30.Re1 Dg2 31.Ch1 Txh1+ 32.Re2 Ac4+ 33.Rd2 Dxf2+ 34.Rc3 Th3+ 35.Rxc4 Dxd4#] 25…Txh2!!
El mate se avecina. 26. Axh2 Txh2! 27. Rxh2 Dh5+ 28.Rg1 [28. Rg3 no sirve para nada por 28…Dh3#] 28…Dh1#
LA FRASE: “Los peones son el alma del ajedrez”. Philidor.
Michel. Philidor también es célebre por la frase: ¨…los peones son el alma del ajedrez¨. En sus partidas le gustaba sacrificar alguna pieza para unir dos o más peones en el centro y avanzar sobre su adversario con un ataque a veces fulminante. Muy buen trabajo. Felicidades.