Siegbert Tarrasch fue de esos talentos eclipsados a medias por otro superior. Era un demonio ante el tablero, pero a fines del siglo XIX y principios del XX existía un tipo que se llamaba Emmanuel Lasker. Si no hubiera sido por esa circunstancia, el discípulo dorado de Steinitz habría estado –lo creo- en el trono del mundo.
Pero de todos modos, el campeón sin corona hizo lo suyo en grande. De origen judío, los aportes del tremendo alemán todavía son de frecuente evocación y uso, como la variante que lleva su apellido en la Defensa Francesa, o la defensa Tarrasch del Gambito de Dama.
Incluso es de obligado estudio la famosa Regla de Tarrasch, principio general que se aplica en la mayoría de las posiciones de medio juego y final, y establece que las torres deben colocarse detrás de los peones pasados, da igual si son propios o del oponente.
Hoy, esta sección recuerda al viejo Siegbert con una joyita que firmara en el torneo de San Petersburgo 1914 –el mismo que otorgó los primeros títulos de Gran Maestro-, en la cual se gasta unos alardes memorables frente al connotado Aaron Nimzowitsch.
A la postre, el cotejo se alzó con el Segundo Premio de Belleza, aventajado solamente por el de Capablanca-Bernstein, ya reseñado en este espacio. Todo sea dicho: la pieza del germano es mucho más espectacular que la del inmortal cubano, pero el jurado del evento entendió que el doble sacrificio de alfil ya tenía un antecedente en la pulseada Lasker-Bauer de Amsterdam 1889.
Blancas: A. Nimzowitsch. Negras: S. Tarrasch.
1. d4 d5 2. Cf3 c5 3. c4 e6 4. e3 Cf6 5. Ad3 Cc6 6. 0-0 Ad6 7. b3 0-0 8. Ab2 b6 9. Cbd2 Ab7 10. Tc1 De7
Ambos contrincantes han desarrollado armónicamente sus piezas, y la posición resultante hay que calificarla de equilibrada, con iguales posibilidades para los dos bandos.
11. cxd5 exd5 12. Ch4
Interesante jugada que amenaza la muy molesta 13.Cf5, y con la que Nimzowitsch acepta perder un tiempo para provocar el debilitamiento negro con g6, lo que daría gran fuerza al alfil blanco de b2, previo cambio de peones centrales.
12…g6 13. Chf3 Tad8 14. dxc5 bxc5 15. Ab5
Con idea de cambiar este alfil por el caballo negro y reforzar así el dominio blanco de las casillas centrales d4 y e5, evitando que el negro pueda jugar el avance d4 y vuelva a cerrar al alfil de b2. Pero este alfil estaba bien colocado en d3 y cambiarlo no va a ser nada bueno para las blancas…
15…Ce4
Evidentemente, no es posible 15…Ce5? debido a 16. Cxe5 Axe5 17. Axe5 Dxe5 18.Txc5 con pérdida de peón.
16. Axc6 Axc6 17. Dc2 Cxd2 18. Cxd2 d4!
Tarrasch sacrifica brillantemente el peón dama para que sus dos alfiles tengan las líneas abiertas de cara al enroque rival…
19. exd4??
Nimzowitsch se traga toda la carnada. 19. Cc4 representaba el único asidero.
19…Axh2+!
El rey blanco va a quedar tan indefenso como un niño en la avenida.
20. Rxh2 Dh4+ 21. Rg1 Axg2!!
22. f3
Si 22.Rxg2 Dg4+ 23. Rh2 Td5 seguido de mate de torre en h5.
22…Tfe8!
Cerrando la retirada.
23. Ce4 Dh1+ 24. Rf2 Axf1 25. d5
No es posible 25. Txf1 por Dh2+ ganando la dama. Ni tampoco 25. Cf6+ Rh8 26. Cxe8 Dg2+ 27. Re3.
25…f5
Si 25…gxh5??, 26. Tg1 resolvía el problema.
26. Dc3 Dg2+ 27. Re3 Txe4+! 28. fxe4 f4+
Era más rápido 28…Dg3+! 29. Rd2 Df2+ 30. Rd1 De2 mate.
29. Rxf4 Tf8+ 30. Re5 Dh2+ 31. Re6 Te8+ 32. Rd7 Ab5++.
0-1
LA FRASE: “El ajedrez, como la música o como el amor, tiene el poder de hacer feliz a la gente”. Siegbert Tarrasch.