Existen ya pocos lugares en el mundo donde la naturaleza domine al hombre. En Cuba uno de estos sitios seguirá siendo, en las alturas de Trinidad, el paisaje natural protegido Topes de Collantes.
Sin embargo, el hombre insiste en dominar el entorno, tomarlo para sí. Si se quiere, esto es lo que hacen anualmente en ese escenario del centro sur cubano los participantes del encuentro de fotografía Naturaleza Digital, convocado por el Grupo de Turismo Gaviota SA, que este año contó con 65 invitados extranjeros y de la Isla.
Un sendero de flores Mariposa ofrecen la bienvenida a este Edén, luego de que seguramente el artista y el científico sufrieron el vértigo de la curva de Juana y la Loma del Mirador, para adentrase allí donde el Tocororo busca su casa y la piel de la Tierra acoge numerosas elevaciones, sistemas cavernarios, valles entre montañas y ríos y arroyos adormecidos por un clima entre los 15 y 25 grados Celcius. No hay calor.
Vienen y vendrán. Topes de Collantes revela todas las caras del turismo de naturaleza silvestre en Cuba.
Cámara en mano los fotógrafos profesionales pudieron descubrir en grandes caminatas las fructíferas plantaciones de café, interrumpidas por casas de campesinos, vacíos o estanques naturales; y captaron, en milimétricos píxeles, instantes de un paisaje, la gestualidad de animales y plantas, y la interacción del hombre con la naturaleza. Es el propósito de la cita.
“Aquí el concepto competitivo no existe”, comenta el cubano Jorge Foyo, que repitió su participación en el evento por segunda ocasión y para quien la naturaleza virgen es algo maravilloso tanto para los que conocen o ignoran sus valores desde el punto de vista científico.
“El encuentro termina siendo una clase, agrega agradecido el también oceanólogo, sobre todo para fotógrafos aficionados como yo que quedé sorprendido por la conferencia dedicada a las técnicas de procesamiento de imágenes y otra que reveló cómo la fotografía se pone al servicio de la ciencia”.
La arrancada
Tres días. Los artistas desandaron kilométricos senderos en busca de las mejores vistas, las pequeñas y las grandes. Gozosamente fatigados se llegó a las infinitas atracciones naturales que posee Topes de Collantes, hasta la casa de la Gallega se llegó, a los alrededores del Pico Potrerillo y al paraje de la Batata, con su laberíntico sistema cavernario y numerosas piscinas naturales con propiedades curativas.
El clic de la cámara. Trecientos cincuenta y cinco fotografías. ¿Cuántas veces se nubló la vista del artista ante la expresión del vacío? ¿Cuándo se empañó el foco del equipo fotográfico debido a la humedad? Entre la basta vegetación el detalle de la vida y el fotógrafo busca la mejor muestra de ella, mientras se debate entre el plano que más le cautiva y el que posee mejores cualidades artísticas. Una y otra vez el encuadre, los colores, la luz, el objeto. Una y otra vez el clic de la cámara.
“Naturaleza digital nos demuestra, primero, que existe un gran interés por la fotografía, asegura el Doctor Asociado al Museo Nacional de Historia Natural Julio Larramendi, quien siempre preside el jurado del concurso. Y en segundo lugar, reafirma la capacidad y eficiencia de la compañía Gaviota como organizadora de eventos de esta clase. Para mí en estos momentos es la mejor de Cuba.”
“Al mismo tiempo Gaviota se beneficia porque los fotógrafos extranjeros y cubanos se convierten en diplomáticos que divulgan la realidad de la Compañía y de Cuba, y ya no importa si Topes de Collantes resulta un escenario de difícil acceso, muchos regresan y traen a sus colegas con ellos. Han venido alemanes, españoles, italianos. Y es que además de la naturaleza exuberante del lugar, en apenas cinco días los trabajadores de los hoteles se vuelven tus amigos, las ceremonias y exposiciones son muy vistosas. Gaviota cuida hasta el más mínimo detalle del servicio y uno se va llevándose un buen recuerdo.”
Topes de Collantes es poesía, si se quiere, es una fotografía de la vida sana, despojada de los barbarismos de la moderna industria. Es oscuro el monte, y a ratos resulta asaltado por líneas de Sol. Ante su inmensidad el hombre parece hormiga que ha entrado en el templo de lo real y maravilloso. El agua es fría aquí, cae el agua de la altura de los dioses y a las cuevas solo podrás entrar si descubres el llavín de las telas de araña. El fango se seca en los bordes de las telas y en las plantas de la botas de los fotógrafos. Los artefactos yacen húmedos en los bolsillos por el sudor y el ambiente.
Al final de la jornada el merecido descanso esperaba al viajero en los campamentos Mi Retiro, El Cubano y la Hacienda Codina, ranchos para la cura física y mental, donde el visitante puede sumergirse en baños de lodo y huertas medicinales, donde la vista se complace al mirar el Valle de los Ingenios, la villa de Trinidad y Playa Ancón.
Aquí siempre la comida seduce, recupera. La elaboración de los alimentos resulta tan endémica como la flora y la fauna del lugar y por eso el sabor recuerda los orígenes del mundo, cuando se preferían los frutos del bosque y de la tierra en estado natural.
El respiro
Trinidad lo tiene todo y el Grupo Gaviota ofrece un valor agregado al concurso: la visita a esta ciudad y el Valle de los Ingenios, ambos Patrimonio de la Humanidad. Los participantes del encuentro Naturaleza Digital siempre agradecen el recorrido por la tercera villa de Cuba, ahora renovada a sus 500 años. Viajaron hasta el pasado contemporáneo de la Isla entre callejuelas tapizadas con piedras, casas coloniales del siglo XVIII y XIX y los rojos tejados derretidos por el Sol.
En medio de la naturaleza urbana, el hombre, el trinitario que gusta de acariciar los tejidos y el barro. La artesanía cubana se sintetiza en la familia Santander, por eso sus talleres resultan visita obligada.
La delegación continuó viaje hacia otra orilla del Patrimonio de la Humanidad: el Valle de los Ingenios. La arquitectura del lugar se premia con el abrazo de las ramas. Los senderos recuperan la expresión de cuando el mayoral lanzaba el látigo y millones de negros esclavos cortaban la caña. El azúcar hizo muy rica a la región trinitaria. Hay haciendas en ruinas y otras se rehabilitan después de años de abandono. Trinidad lo tiene todo: mar, ciudad y monte. Historia.
Postproducción
También regresó este año a su puesto en el tribunal el norteamericano Chip Cooper, miembro de la Facultad de Artes y Ciencias de la Universidad de Alabama, a quien en una de sus 40 visitas a Cuba el Historiador de La Habana Eusebio Leal dijera: “Welcome home”.
“Para mí lo más importante de esta cuarta edición del evento, -dice- es que en menos de un año ha aumentado la participación de los fotógrafos norteamericanos. Esta vez fueron ocho, lo que significa que casi un tercio de los participantes vino de Estados Unidos. Eso quiere decir que lo ocurrido el 17 de diciembre de 2014 ha dado resultado en el mercado estadounidense”.
“Cuando vine por primera vez mi intención era solo fotografiar a dignatarios norteamericanos que visitaban la Isla, pero Cuba se convirtió en mi paraíso, he dado conferencias sobre el ecoturismo que se realiza aquí y espero que más norteamericanos vengan. De hecho aspiramos a que en próximos encuentros de fotografía en Topes de Collantes participen entre 20 y 30 personas de ese país.”
No tienen nombre las imágenes de los ganadores. El evento de fotografía Naturaleza Digital, que auspicia cada año el Grupo de Turismo Gaviota SA, nos regala exactamente lo innombrable. La inversión deja en el viajero sensación de deuda con el medio ambiente y el deseo del regreso.
La convocatoria está abierta. En la cima del Escambray, el paisaje natural protegido Topes de Collantes espera cada septiembre por otros fotógrafos, allí donde la naturaleza reina y enamora; y los hombres, aspirando a un poco de grandeza, solo puede capturar instantes de ella en una foto.
mi nombre es Rolando Trujillo y puedo dar fe de la realidad de las palabras que expones, más cuando vi mi foto iniciando el comentario gracias