Viajar a Cuba
Nueva York es la ciudad más poblada de los Estados Unidos. Muchos la llaman, con razón, la capital del mundo. En NYC viven personas de todas partes del universo, se hablan más de 170 idiomas, su diversidad es tal que se dice que ningún origen étnico predomina sobre otro, aunque los más importantes son el puertorriqueño, el italiano, el antillano, el dominicano y el chino.
Hace unos días estaba trabajando en Nueva York, salía de visitar el estudio de un artista visual cubano. No había caminado ni dos cuadras, muy cerca de Washington Square una pareja se me adelantó. No pude evitar escucharlos, uno de decía al otro en perfecto inglés: “¿sabes que hoy toca una orquesta de cámara cubana en el Parque Central?, no me lo pierdo”. Y yo pensaba: esta ciudad tiene más de 8 millones y medio de personas, ofertas culturales inimaginables, y yo escucho en la calle que hablan acerca de música cubana.
Por supuesto que fui al concierto, estaba repleto, a pesar del calor que los neoyorkinos saben padecer. Cientos de personas disfrutaron la música en el escenario maravilloso que es el Parque Central de NY. Al final tocaron un arreglo del famoso Manisero. Los dos o tres cubanos que estábamos allí, no pudimos evitar movernos y bailar al ritmo de la orquesta de cámara. Fuimos rápidamente reconocidos y varias personas se nos acercaron. Nos preguntaron sobre Cuba, sobre la música… habían escuchado algo extraordinario y querían saber más: cómo vive la gente, el clima, los principales lugares a visitar… Algunos conocían a varios artistas plásticos cubanos, querían saber si eran notables los cambios que estaban ocurriendo en Cuba. Tratamos de satisfacer su curiosidad, pero les dijimos: para conocer Cuba hay que visitarla, hay que entrar en contacto con su gente, con su cultura. Muchos nos pidieron referencias, estaban deseando viajar a Cuba y querían hacerlo “antes de que todo cambie”.
Al otro día, el presidente Donald Trump anunció en la Florida que se limitaban los viajes People to People individuales de norteamericanos a Cuba. Los estadounidenses no tienen derecho de viajar libremente a una Isla que está a 90 millas del extremo sur del país y que tiene una riqueza cultural impresionante. Aunque todavía se pueda, es más difícil que viajar a Arabia Saudita o a China. Una cosa es cierta, el interés por ir a Cuba crece, como demuestran las cifras. En el 2016, después de la flexibilización de los viajes hecha por la administración Obama, 284 mil 937 norteamericanos viajaron a Cuba, lo cual representó un 74 por ciento de crecimiento respecto al año anterior, y la tendencia se ha mantenido en los primeros meses de 2017. De viaje al aeropuerto para regresar a casa el chofer del taxi, al saber que era cubana, me dijo: “yo quiero ir a Cuba, y voy a ir porque es mi derecho, aunque el gobierno me la ponga más difícil. Voy y veré la Isla que encantó a Hemingway”.