El viernes 14 de octubre Cuba y Estados Unidos tuvieron una segunda conversación sobre derechos humanos, uno de los temas más sensibles en la agenda bilateral desde los anuncios del 17D.
Un balance entre los derechos civiles y políticos y los derechos económicos, sociales y culturales centró el intercambio.
En el comunicado emitido por la parte cubana, se dio a conocer que la Isla es parte de 44 de los 61 instrumentos internacionales reconocidos en el tema de protección de los derechos humanos, “mientras que los Estados Unidos solo han asumido obligaciones con 18 de estos instrumentos”.
Otros temas de preocupación para la delegación cubana fueron “la desigualdad salarial entre hombres y mujeres, la discriminación de los migrantes y otras minorías, el bajo nivel de sindicalización de los trabajadores y las restricciones para ello, la falta de acceso a la seguridad social, los servicios de salud y educación de muchos estadounidenses, el trabajo infantil y las crecientes y graves manifestaciones de racismo y discriminación racial”.
“Sabemos que no somos un país perfecto”, dijo en un encuentro con periodistas un día después de la reunión Tomasz Malinowski, secretario adjunto para Democracia, Derechos Humanos y Trabajo del Departamento de Estado, funcionario al frente de la comitiva estadounidense.
“No estamos ocultando nada, y estamos muy al tanto de cuáles son los desafíos para los Estados Unidos. También insistimos en que los ciudadanos estadounidenses disponen de mecanismos para sacar a la luz esos problemas y buscar soluciones”, añadió.
Dijo que ocasionalmente en la discusión las autoridades cubanas (al frente de quienes estuvo Pedro Luis Pedroso, subdirector general de Asuntos Multilaterales y Derecho Internacional del MINREX) mencionaban el embargo. “Por supuesto nuestra respuesta es que estamos dando cada paso posible” para levantarlo.
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— Cancillería de Cuba (@CubaMINREX) 15 de octubre de 2016
De acuerdo con Malinowski, su delegación llegó al encuentro “sin grandes expectativas”, pero enfocados en “cómo tener una conversación útil para ambas partes”. En comparación con el encuentro previo –dijo– esta vez se entró en más detalle, mientras que antes solamente se colocaron sobre la mesa los temas de interés.
“Esta fue una discusión más seria y detallada sobre cómo estos procesos funcionan en Cuba, y en los Estados Unidos. Pudimos hacer muchas preguntas, que no siempre es posible en nuestras interacciones y es algo que pensamos seguir construyendo”, dijo antes de agregar que no hubo restricciones en términos de los temas que podrían abordar.
Hablaron sobre detenciones arbitrarias, detención preventiva, registro de ONGs en Cuba, elecciones, entre otros asuntos.
“El intercambio ratificó las profundas diferencias existentes entre ambos gobiernos respecto a las concepciones y al ejercicio de los derechos humanos”, no obstante, las partes insistieron en su voluntad política de “relacionarse civilizadamente dentro del reconocimiento y el respeto a esas diferencias, y de abordar cualquier tema en un marco de igualdad, respeto y reciprocidad”.
El secretario estadounidense aseguró que aspiran a “propiciar interacciones y conexiones”, para las que espera Estados Unidos dé “los pasos necesarios” para retirar cualquier restricción, y que, de su lado, el gobierno cubano haga otro tanto.
La primera ronda para dialogar sobre derechos humanos fue realizada en Washington el 31 de marzo de 2015. De acuerdo con lo trascendido tras su celebración, en aquella oportunidad primó un clima de profesionalidad y respeto, aunque ya era un hecho que existían diferencias en el abordaje de los derechos humanos, tanto desde el punto de vista nacional como su tratamiento en el ámbito internacional.
Este encuentro se desarrolló en un contexto marcado por la reciente visita a Cuba de Jill Biden, esposa del vicepresidente estadounidense Joseph Biden, quien vino acompañada de Catherine Russell, Embajadora de los Estados Unidos para Problemas Globales de la Mujer, y Evan Ryan, secretaria de Estado adjunta para Asuntos Culturales y Educativos. Su viaje buscaba conocer experiencias cubanas en materia de Educación y Cultura y promover la importancia del empoderamiento económico de las mujeres.
Desde que se anunció el restablecimiento de las relaciones entre ambos países hace casi dos años, La Habana y Washington han dialogado sobre numerosos temas de interés bilateral y multilateral, al tiempo que han firmado una docena de acuerdos referidos a tópicos como medio ambiente, servicio del correo postal, vuelos regulares directos, comercio y telecomunicaciones, entre otros.
el techo de EE.UU. en materias de derechos humanos, es mucho, pero por mucho, más endeble que el de Cuba.
Hay mucho de verdad en lo que dice el presidente Raul cuando dice que no todo el mundo cumple todos los puntos de la Declaración Universal de Derechos Humano. Unos cumplen unas cosa y otros cumplen otras. Pero no es una cuestión numérica. El problema es que lo que todo el mundo considera los mas fundamentales son precisamente los que Cuba no cumple, (libertad de expresión, libertad de asociacion, prensa, etc). Es algo verdaderamente increíble que hasta el día de hoy, ningún cubano pueda ser una identidad jurídica independiente.
Pero honestamente, ¿Quien se ha leído las 36 paginas de la Declaración Universal. No creo que sea imprescindible. Hasta me parecen poco eficientes esos opositores que se ponen a repartidla en los arrabales de alguna ciudad en calles aledañas. Metodológicamente son Raulistas. No tienen la mas mínima prisa. Por ese camino a lo mejor para el año 2525 se produce algún cambio en Cuba. Todo se puede resumir en una pagina, posiblemente en un párrafo. Bastaría hasta una sola una frase.