Fidel Castro es una de las figuras más importantes de la historia moderna. Su aniversario 90 se vuelve un suceso trascendental que ha ocupado titulares en la prensa de muchos países del mundo. En Cuba, los medios de comunicación están dando cuenta de celebraciones profusas desde hace varios meses.
Fidel fue líder principal de la lucha insurreccional contra la tiranía de Fulgencio Batista y comandó la Revolución cubana desde el triunfo del 1ro de enero de 1959 hasta que, motivado por problemas de salud, proclamó el cese de sus funciones como presidente en 2006.
Es reconocido en todo el mundo por sus ideas antimperialistas, a favor de la unidad latinoamericana y la defensa de la soberanía cubana, y ha sido un ícono de los movimientos de izquierda mundiales durante décadas.
Se distingue por ser un político culto con dotes de estadista que redimensionó el papel de Cuba a nivel mundial, tanto por su política exterior como por los avances de Cuba en el campo de la ciencia, de la salud, de la educación, de la cultura y el deporte.
La figura de Fidel y su liderazgo carismático han despertado siempre extremas pasiones, nunca indiferencia. Incluso entre sus mayores adversarios suele reconocerse su valentía y la defensa consecuente de sus ideales durante una extensa vida en la que aún es una figura pública de notable influencia en una Cuba que se transforma.
Ha sido también uno de los hombres más fotografiados del mundo.
En el contexto de la procurada normalización entre Estados Unidos y Cuba, hacia la cual los gobiernos de ambos países se mostraron interesados el 17 de diciembre de 2014, OnCuba recuerda pasajes de la presencia de Fidel Castro en Estados Unidos, desde la década de 1950 hasta el año 2000 en que por última vez compareció ante la Asamblea General de Naciones Unidas en Nueva York.
1955
El 23 de octubre de 1955, proveniente de México, llega Fidel Castro a Nueva York, el primer punto de un recorrido por Estados Unidos que tenía como uno de sus objetivos principales encontrarse con cubanos residentes en ese país, explicar las posiciones del recién constituido Movimiento 26 de Julio y articular ideológica y materialmente el apoyo que los emigrados cubanos podían aportar a la lucha contra la tiranía de Fulgencio Batista.
Sin un centavo salí de Cuba decidido a realizar lo que otros no habían logrado con millones de pesos. Y lejos de tocar a las puertas de los que se habían enriquecido, acudí al pueblo, visité la emigración, lancé un manifiesto al país solicitando ayuda, y me puse a mendigar para la Patria, a reunir centavo a centavo los fondos necesarios para conquistar su libertad. ¡Qué cómodo y qué simple, qué exento de sacrificio y de sudor, de esfuerzo y de fatiga, hubiese sido el camino fácil, el que otro menos convencido de la limpieza de su causa y la grandeza de su pueblo, habría adoptado: solicitar ayuda de los que tienen mucho dinero porque se lo han robado, pedirle una pequeña parte de su fortuna a cambio de una promesa de seguridad y respeto. ¡Congraciarse con los poderosos del dinero y la politiquería era cosa fácil! ¡Pero, no: hice lo contrario! ¡Extraña manía esta de hacer lo contrario de lo que hasta aquí ha hecho todo el mundo!
En Nueva York unos 200 cubanos, convocados por el Comité Ortodoxo de Nueva York, Acción Cívica Cubana y el Comité de Emigrados y Exiliados Cubanos, lo reciben.
Pocos días después, en el Hotel Palm Garden, de Nueva York, se reúne con cerca de 800 emigrados cubanos afectos a la causa de estos jóvenes revolucionarios que habían asaltado el Cuartel Moncada el 26 de julio de 1953. Esa mañana, ante ellos, realizó una especie de juramento que se cumpliría en 1959: “Puedo informarles con toda responsabilidad que en el año 1956 seremos libres o seremos mártires. Esta lucha comenzó para nosotros el 10 de marzo; dura ya casi cuatro años, y terminará con el último día de la dictadura o el último día nuestro”.
También allí les explicó a los presentes el sentido de su lucha, que iba más allá del derrocamiento de Batista:
El pueblo cubano desea algo más que un simple cambio de mandos. Cuba ansía un cambio radical en todos los campos de la vida pública y social. Hay que darle al pueblo algo más que libertad y democracia en términos abstractos, hay que proporcionarle una existencia decorosa a cada cubano; el Estado no puede desentenderse de la suerte de ninguno de los ciudadanos que han nacido en el país y crecido en él. No hay tragedia mayor que la del hombre que capaz de trabajar y deseoso de hacerlo pasan hambre él y su familia por falta de ocupación. El Estado está obligado a proporcionársela ineludiblemente o a mantenerlo mientras no lo encuentre. Ninguna de las fórmulas de bufete que hoy se discuten contemplan esa situación, como si el grave problema de Cuba, consistiera en el modo de satisfacer las ambiciones de unos cuantos políticos desplazados del poder o deseosos de llegar a él.
Estas explicaciones vieron la luz el 8 de enero de 1956 cuando la revista Bohemia publicó una respuesta de Fidel Castro a quienes criticaban sus gestiones en la organización insurreccional desde Estados Unidos. En este extenso artículo, ¡Frente a todos!, Fidel valora el papel de los emigrados y su realidad:
Desearía saber cuál de esos sufridos cubanos que acudieron a nuestros actos e integran los Clubs Revolucionarios de Bridgeport, Union City, New York, Miami, Tampa y Cayo Hueso, cuál de esos humildes compatriotas nuestros que se ganan la vida trabajando rudamente fuera de su Patria, es feliz propietario de bienes inmuebles. Si alguno tuviese una casa particular sería por excepción, y con toda seguridad producto de su trabajo honrado de muchos años y no robado a la república. Yo los vi cómo vivían, en estrechos apartamentos, donde los matrimonios no pueden tener hijos, donde las mujeres al regresar cansadas de diez horas de fábrica tienen que lavar y cocinar; donde la vida es dura, fatigosa y triste, donde no se escucha más que una exclamación: “Yo viviría en Cuba gustosamente con la mitad de lo que gano aquí!” Antes se hablaba de los exiliados, eran poco más de un centenar; muchos estaban bien; sus hijos aparecían retratados en la prensa frecuentemente; añoraban sus amiguitos y sus casas en la tierra natal. Pero nadie se acordaba de los pobres hijos de los emigrados que en los estados del Norte tienen que vivir en un clima de muchos grados bajo cero, que no tienen escuela donde aprender el idioma de su Patria, ni médicos que entiendan el lenguaje de sus padres. Decir que son felices propietarios, demuestra todo el resentimiento de los políticos contra la emigración cubana, porque esas decenas de miles de familias fuera de la Patria constituyen una acusación viva y dolorosa de los malos gobiernos que ha padecido la república. Los políticos decían: “El problema cubano se resuelve cuando puedan regresar los exiliados”. Los revolucionarios decimos: “El problema de Cuba se resuelve cuando puedan regresar los emigrados”.
1959
A pocos meses del triunfo de la Revolución, Fidel Castro regresa a Estados Unidos. El 15 de abril desembarca en Washington DC. Al siguiente día se entrevista en el Hotel Statler Hilton, con Cristian Herter, Secretario de Estado.
En Washington Fidel se entrevista además con el Vicepresidente Richard Nixon. Estaba pactado un encuentro de solo 15 minutos, pero el entonces Primer Ministro cubano estuvo en la oficina de Nixon durante dos horas y 20 minutos. Ese mismo día, Fidel ofrece una recepción a la colonia de cubanos en Estados Unidos.
El día 21 de abril llega a Nueva York. Fidel Castro encuentra entusiasmo en la calle. Los cubanos que apoyaban su lucha manifestaban su alegría de recibir al líder de la joven revolución triunfante.
En el Central Park de Nueva York, ante miles de latinoamericanos, pronuncia un discurso en el que afirma que “Cuba se ha convertido en la esperanza y hay que salvar la esperanza con el corazón y con la inteligencia marchando parejas.”
(…) fue precisamente en esta ciudad de Nueva York, donde se inició la segunda etapa del movimiento revolucionario que concluyó con la victoria después de tres años de lucha. Y bien que recuerdo cuáles eran las ansias de nuestros compatriotas, y bien que recuerdo cuáles eran sus ilusiones, es verdad que sufrían con la idea de la patria oprimida, es verdad que sufrían el dolor de la tiranía y la crueldad en que estaba sumida Cuba, pero es verdad también que los alentaba otra dulce esperanza. La esperanza que era como una tierra prometida de la Revolución, la esperanza de volver a Cuba. Y bien que recuerdo igualmente lo que en aquella ocasión les dije: el regreso no podrá ser inmediato, después de la victoria. Después de la victoria tendremos que reconstruir la patria. No podrán volver al otro día los emigrados cubanos. Los emigrados cubanos podrán volver cuando hayamos edificado la patria nueva que con tanto idealismo, sacrificio y honradez se está forjando. Pero algún día nuestros emigrados regresarán a Cuba. Algún día nuestros emigrados volverán a su patria para hacer allá lo que hacen hoy aquí: ganarse el sustento con el sudor de su frente. Las promesas se han cumplido, y las que no se han cumplido todavía, se cumplirán.
1960
A diferencia de lo vivido un año atrás, esta vez la estancia de Fidel Castro en Estados Unidos estuvo signada por conflictos con las autoridades. La delegación cubana que asistiría a las sesiones de la Asamblea General, llegó a Nueva York el 18 de septiembre de 1960 y se hospedó en el Hotel Shelburne, pero de ahí tuvieron que salir.
Fidel Castro, personalmente, denunció ante las autoridades de Naciones Unidas que, entre otras presiones, la administración del hotel Shelburne había pedido un “inaceptable” adelanto en efectivo de 10 mil dólares, supuestamente para cubrir cualquier daño que la delegación cubana pudiera causar a sus habitaciones.
Al dejar el hotel el grupo fue a los jardines de Las Naciones Unidas. “Somos gente de la montaña”, dijo el ex guerrillero a los reporteros. “Estamos acostumbrados a dormir a la intemperie”.
Líderes afroamericanos lo invitaron entonces a mudarse a Harlem, a un pequeño hotel en esa comunidad.
En su discurso ante la Asamblea Nacional de la organización contó que “(…) un funcionario del Departamento de Estado hizo todo lo posible por impedir que nosotros nos alojásemos en ese hotel. En ese instante, como por arte de magia, empezaron a aparecer hoteles en Nueva York. Y hoteles que habían negado alojamiento a la delegación cubana anteriormente, se ofrecieron entonces para alojarnos hasta gratis. Mas nosotros, por elemental reciprocidad, aceptamos el hotel de Harlem”. Estaba hablando del Hotel Theresa.
No sé si seremos unos privilegiados. ¿Seremos nosotros, los de la delegación cubana, la representación del tipo de gobierno peor del mundo? ¿Seremos nosotros, los representantes de la delegación cubana, acreedores al maltrato que hemos recibido? ¿Y por qué precisamente nuestra delegación? Cuba ha enviado muchas delegaciones a las Naciones Unidas, Cuba ha estado representada por diversas personas y, sin embargo, nos correspondieron a nosotros las medidas de excepción: confinamiento a la Isla deManhattan, consigna en todos los hoteles para que no se nos alquilasen habitaciones, hostilidad y, bajo el pretexto de la seguridad, el aislamiento.
En el encuentro con el líder afroamericano Malcom X, este le relató a Fidel una historia: “Nadie conoce al amo mejor que sus sirvientes. Hemos sido sirvientes desde que nos trajo aquí. Conocemos todos sus trucos. ¿Se da cuenta? Sabemos todo lo que va a hacer el amo antes de que lo sepa él mismo”.
En uno de los discursos más largos en la historia de la ONU, el entonces primer ministro, Fidel Castro explicó detalladamente las agresiones y la creciente hostilidad de parte del gobierno de Estados Unidos hacia Cuba. En octubre de ese mismo año comenzaría el bloqueo comercial y financiero contra la Isla.
“Hay que enseñarle a la opinión mundial, que incluye, por tanto, a la opinión norteamericana, a comprender los problemas desde otro ángulo, desde el ángulo de los demás. No presentarnos siempre a los pueblos subdesarrollados como agresores, a los revolucionarios como agresores, como enemigos del pueblo norteamericano. Nosotros no podemos ser enemigos del pueblo norteamericano, porque hemos visto norteamericanos como Carleton Beals, o como Waldo Frank, a ilustres y distinguidos intelectuales como ellos, salírseles las lágrimas pensando en los errores que se cometen, en la falta de hospitalidad que particularmente se cometió con nosotros. En muchos norteamericanos, los más humanos de los escritores, los más progresistas de sus escritores, los más valiosos de sus escritores, veo la nobleza de los primeros dirigentes de este país: de los Washington, de los Jefferson, y de los Lincoln. Lo digo sin demagogia, con la sincera admiración que sentimos por aquellos que un día supieron liberar a su pueblo de su colonia y luchar, no para que hoy su país fuese el aliado de todos los reaccionarios del mundo, el aliado de todos los gangsters del mundo, el aliado de los latifundistas, de los monopolios, de los explotadores, de los militaristas, de los fascistas. Es decir, el aliado de los más retrógrados y de los más reaccionarios, sino para que su país fuese siempre defensor de nobles y de justos ideales.”
1979
La historia nos ha enseñado que el acceso a la independencia para un pueblo que se libera del sistema colonial o neocolonial es, a la vez, el último acto de una larga lucha y el primero de una nueva y difícil batalla. Porque la independencia, la soberanía y la libertad de nuestros pueblos, aparentemente libres, están de continuo amenazadas por el control externo de sus recursos naturales, por la imposición financiera de organismos internacionales oficiales y por la precaria situación de sus economías que les merma la plenitud soberana.
El desarrollo puede ser, a corto plazo, una tarea que entrañe aparentes sacrificios y hasta donativos que parezcan irrecuperables. Pero el vasto mundo que hoy vive en el retraso, desprovisto de poder adquisitivo, limitado hasta el extremo en su capacidad de consumir, incorporará con su desarrollo un torrente de cientos de millones de consumidores y productores, el único capaz de rehabilitar la economía internacional, incluyendo la de los países desarrollados que hoy generan y padecen la crisis económica.
La historia del comercio internacional ha demostrado que el desarrollo es el factor más dinámico del comercio mundial. La mayor parte del comercio de nuestros días se realiza entre países plenamente industrializados. Podemos asegurar que mientras más se extienda la industrialización y el progreso en el mundo, más se extenderá también el intercambio comercial, beneficioso para todos.
Es por ello, que pedimos en nombre de los países en vías de desarrollo y abogamos por la causa de nuestros países. Pero no es una dádiva lo que estamos reclamando. Si no encontramos soluciones adecuadas, todos seremos víctimas de la catástrofe.
1995
Fidel regresó a Estados Unidos 16 años después, a Nueva York, para participar en las actividades del 50 aniversario de las Naciones Unidas.
En Cuba se vivía la profunda crisis económica conocida como Período Especial que sobrevino tras la desaparición de la URSS y del resto de los gobiernos socialistas en Europa del Este.
Fidel Castro pronuncia entonces un discurso en la Sesión Conmemorativa Extraordinaria; visita al antiguo hotel Theresa en Harlem y se dirige a los presentes en el acto de solidaridad con Cuba en la Iglesia Bautista Abisinia del distrito que lo acogiera 36 años antes.
Me reuní con los de Harlem, ¡qué placer!, ¡qué felicidad!, ¡qué afecto!, ¡qué cariño encontré allí!, ¡qué espíritu de lucha, de combatividad pude apreciar allí! ¡Increíble! Hace 35 años tuve que refugiarme en Harlem, porque era tanta la hostilidad que me expulsaron del hotel donde yo estaba; yo no hice nada malo, pero había mucha bulla y el dueño del hotel dijo: “Esto no me conviene a mí”, y nos pidieron respetuosamente, delicadamente, que nos fuéramos del hotel, y yo dije: ¿Para dónde vamos? Bueno, guerrilleros recién bajados de las montañas, el patio de Naciones Unidas, una casa de campaña y allí hospedarnos. Claro, habría sido un gran escándalo y se lo dijimos a las autoridades de las Naciones Unidas: A lo mejor nos hospedamos aquí. Pero surgieron contactos en el hotel Teresa, y surgió una idea mejor –a mí me gustaba más–, hospedarnos en Harlem, y aquello fue maravilloso.
2000
En el año 2000, por última vez, Fidel comparece ante las Naciones Unidas para dirigirse a la Asamblea General. Asiste a la Cumbre del Milenio celebrada ese año.
Sus reflexiones versan sobre “El papel de las Naciones Unidas en el siglo XXI”.
Esta vez Fidel Castro pronuncia un inusual breve discurso. En poco más de 600 palabras el político, de 74 años, llama a una reforma radical de la ONU. Los cambios de la “vetusta institución” debían incluir la eliminación del “irritante y antidemocrático derecho de veto”.
Hay que acabar de plantear con toda firmeza que el principio de la soberanía no puede ser sacrificado en aras de un orden explotador e injusto en el que, apoyada en el poder y su fuerza, una superpotencia hegemónica pretende decidirlo todo. Eso Cuba no lo aceptará jamás.
(…) Cualquiera comprende que el objetivo fundamental de las Naciones Unidas, en el siglo apremiante que comienza, es el de salvar al mundo no sólo de la guerra sino también del subdesarrollo, el hambre, las enfermedades, la pobreza y la destrucción de los medios naturales indispensables para la existencia humana. ¡Y debe hacerlo con premura antes de que sea demasiado tarde!
El sueño de alcanzar normas verdaderamente justas y racionales que rijan los destinos humanos, a muchos les parece imposible. ¡Nuestra convicción es que la lucha por lo imposible debe ser el lema de esta institución que hoy nos reúne!
En sus palabras ante el auditorio de la Iglesia Riverside, frente a cubanos y norteamericanos, miembros de grupos de solidaridad con Cuba, Fidel Castro vuelve a rememorar los viajes a Nueva York, a Manhattan, la isla que nunca más pudo rebasar desde su viaje en 1960 cuando las autoridades de Estados Unidos demarcaron el territorio que podía visitar en ese país:
He llegado a cumplir estos años milagrosamente, y no porque hayamos estado un número de años luchando contra la tiranía en nuestro país, o por haber participado en algunas acciones de guerra, sino por todo aquello que vino después del triunfo de la Revolución.
(…) Debo decir que, cuando venía hacia acá, recordaba mis cuatro visitas a las Naciones Unidas. En la primera ocasión me expulsaron del hotel en las inmediaciones de las Naciones Unidas. Yo tenía que escoger entre dos opciones: montar una casa de campaña en el patio de las Naciones Unidas —y como guerrillero recién salido de las montañas no me parecía una cosa muy difícil—, o marchar hacia Harlem, uno de cuyos hoteles me había invitado. Y yo decidí de inmediato: “Me voy a Harlem, porque allí están mis mejores amigos”.
(…) Ustedes comprenden que no es para mí fácil visitar Nueva York, sobran las pruebas. Y esta vez sin duda que no era un viaje fácil y había muchos compatriotas preocupados. Estamos viviendo en un período especial, y no me refiero al período especial de Cuba, obligado por el doble bloqueo, sino al período especial de unas elecciones presidenciales; además, en medio de muchas amenazas de todo tipo, desde matarme hasta enviarme a una prisión norteamericana.
Pero se trataba de una reunión muy importante. La llamaron la Cumbre del Milenio, y realmente estamos iniciando un incierto milenio; aún más: para los que consideramos que el 31 de diciembre concluye el siglo XX, la humanidad está a punto de iniciar el siglo XXI en condiciones sumamente duras y sumamente inquietantes. No podía dejar de venir bajo ningún concepto, y créanme que me sentí muy feliz cuando tomé el avión después de complicadas gestiones a fin de obtener la visa.
puaf
Larga vida al camarada Fidel Castro.
Oncuba te gusta la fotico esa de closeup eh? Ese es tu macho eh?
Hoy es un día en el q es muy difícil quedarse callado, al grano, o lo amas o lo odias, lo alabas o lo vituperas, le reconoces o desconoces, pero nada de indiferencia para con el hombre q nació un día como hoy. No te puedes mantener impasible ante un hecho así.
Diré algo q considero muy objetivo, basado en los hechos históricos: Fidel Castro es en mi opinión, la personalidad más importante, genial, inteligente y decisiva del siglo XX Latinoamericano, sin lugar a dudas.
Y diré algo ya basado en mis emociones, mis vivencias, lo q creo y pienso: definitivamente soy un producto de los sueños de Fidel, y me siento orgulloso de ello, aquí seguiré, aunque sea quien apague el morro.
Ahora, de seguro vendrán los unos y los otros, a hablar desde sus extremos, pero lo cierto es q lo dije, tanto objetiva como emocionalmente, es la verdad.
alejandroO por que sera que te quedaras tu a apagar el morro? no sera que estas equivocado? no se si me publiquen esta vez tampoco, pero mi opinion es que fidel nos engaño a todos, quien a visto en cuba esas fotos de el feliz en EUA? fidel fabrico un pais a su antojo donde nos convirtio a todos en sus esclavos, y ademas nos amenaza sino lo obedecemos! ustedes como revista son una muestra de eso cuando no publican algo muy “fuerte” en contra de los castro!
Alejandro,no se preocupe,el morro se apagará cuando se termine el petroleo de Venezuela,usted vio lo que paso cuando se termino la URSS,pero no aprenden,siguen cometiendo los mismos errores.
Que buena ortografía para semejante comentario!!!
Muy buen artículo! Muy buenas las fotos!
Felicidades a Fidel en sus 90 !. Y muy buen reportaje de OnCuba. Respecto a quiénes intentan como siempre desacreditar la obra que Fidel lideró (y lidera aún, de una forma más espiritual), acompañado de millones de cubanos y cubanas, la historia nos sigue absolviendo y dando la razón. Solo ciegos como Rosa y delarosa (serán la misma persona ?) insisten en las mismas gastadas mentiras de siempre. Cuba no es un país perfecto, nunca lo será, y hay muchas cosas que solucionar, (y no precisamente siguiendo los “consejos” de quiénes nunca se han resignado a que nuestra nación sea independiente y soberana desde 1959) pero comparado con el actual tercer mundo, vamos de forma positiva por mucho. Y también comparado con el primer mundo.
Delarosa y rosa, sigan ustedes en lo suyo tranquilamente, tantas moscas no pueden estar equivocadas. Mientras, Isla adentro seguiremos diciendo “FELICIDADES FIEDEL”
Ah! y para que se le diluyan un poco las hieles de sus interiores, busquen la gala en su homenaje en el Karl Marx, empaláguense con la miel de una Colmenita que es genuina representación de los niños de nuestro indómito y fidelista caimán.
Buen provecho
Felicidades Fidel
A pesar de los pesares…. Felicidades Fidel !!!! Al Cesar lo que es del Cesar.
TonyM,por mi puede vivir 200 años,a mi no me molesta,gracias a el estoy donde estoy y soy muy feliz con mi señora y mis hijos,si no me hubiera ido suguro estuviera viviendo todavía en el mismo cuarto con barbacoa con mi hermana y mis sobrinos.Por cierto,hace unos dias regrese de vacaciones,estuve dos semanas con toda la familia en Gran Canaria,y usted estuvo dos semanas en Varadero?yo se que Fidel hizo cosas buenas,pero no puede negar que la economía ha sido un fracaso total,por no hablar de libertad de expresión y prensa,cosa que el dijo respetaría cuando estuvo en Moscú la primera ves.
una ayudita para un pobre ingeniero que quiere ser cientifico, investigador, etc, blendingcuba google sites.
En las buenas y en las malas, y a pesar de todo, gracias oncuba, eres un oasis en un decierto, sigue informandonos de esta manera, los que no leen el te lo agradecen.
Informe de la Agrupación Católica Universitaria de 1957, esta es la dirección para quien la desee visitar: http://ufdcimages.uflib.ufl.edu/IR/00/00/19/08/00001/FE29200.pdf
Miren lo q dice los católicos de aquel tiempo, q jamás han sido comunistas: … en
el campo, y especialmente los trabajadores
agrícolas, están viviendo en condiciones de
estancamiento, miseria y desesperación difíciles de
creer. Al terminar una de las reuniones que hemos
tenido en estos meses, el Dr. José Ignacio Lasaga
dijo una frase que difícilmente se nos olvidará
nunca: “En todos mis recorridos por Europa,
América y Africa, pocas veces encontré campesinos
que vivieran más miserablemente que el trabajador
agrícola cubano.” Esta afirmación es muy fuerte,
es abrumadora, pero es la verdad.
Les voy a dar un dato solamente, el analfabetismo era del 43 % en los campesinos. Y hambre, bajo peso, casi nulo acceso a medicamentos.
Estas son las mil razones por las q amo a este hombre.