En el barrio la repudian. Le dicen loca. Le gritan vieja. Le chillan vieja loca.
Cada día la cuadra despierta con un escándalo que ella protagoniza contra alguien: contra el panadero, contra el barrendero, contra un vecino. Es ella contra el mundo.
Intercambios de ofensas y amenazas; ese es su desayuno y de muchos en el barrio. La bronca comienza con cualquiera y, poco a poco, se van sumando aliados en su contra. Viene gente de otras cuadras y el barrio se alborota. La mayoría goza con el espectáculo.
Al final ella escapa. Atraviesa el parque farfullando injurias y acompañada de Piltrafa; su perro callejero, al que todos patean.
Un amigo psicólogo me ha dicho que es una sociópata “de libro”.
Riñe con todos. Y por todo. O mejor, con casi todos y por casi todo. Algunos pocos sabemos ignorarla.
Ha tenido broncas con el vecino de al lado porque el mal olor de su cría de cerdos es insoportable.
– ¡Son una familia de puercos! –le grita ella.
– ¡Puerca eres tú, vieja sinvergüenza!
Se ha fajado con el vecino de enfrente porque la música de sus fiestas, casi diarias y hasta altas horas de la noche, no le permite conciliar el sueño.
Se ha peleado con los vecinos de atrás porque las aguas sucias de sus casas las vierten en el patio de la suya.
Ha tenido problemas con otro vecino, carretonero, porque cuando este trae su carretón lo parquea frente a la casa de ella, y el caballo siempre se orina. Y es ella la que tiene que limpiar.
Los vecinos son solidarios.
Le gritan loca y le piden que se mude del barrio, que ella llegó después, que nadie la quiere.
La llaman chivata, porque ha acusado a quienes la importunan.
Alguna vez algún vecino ha tenido que pagar cierta multa como resultado de esto. Otras veces ella ha sido llevada a la Estación de Policía, en la patrulla, acusada de escándalo público.
Es cierto que en ocasiones las autoridades han venido a poner orden, pero los vecinos han sabido defenderse: “Esa mujer le va a buscar una desgracia a uno en este barrio”.
Los vecinos dicen que esa mujer es lo peor. Que se dedica a cazar turistas para pedirles cosas.
-¡Ella es una inmoral, policía!
Dicen que es una antisocial desagradable.
– Mire el aspecto que tiene. Con esas greñas de pelo y esa cara de perra.
Y que llegó al punto de prostituir a su hija.
– Esa vieja no tiene escrúpulos. Debían meterla presa por proxenetismo.
Dicen eso y más. Y es probable que tengan razón y ella no sea una buena persona.
Los muchachos del barrio le llaman loca, forman congas frente a su casa y el fin de año queman un muñeco al que bautizan con su apodo. Ella siempre tiene un apodo diferente: el nombre de la mala de la telenovela de turno.
Los muchachos y los padres le llaman loca. Y seguro no les falta razón. Ella es una mujer enferma; aunque es, sobre todo, un ser humano.
Al parecer ella es la única cuerda de la cuadra. A Don Quijote tambien lo llamaban loco por querer fajarse con los molinos
Y donde estan todos los que tienen que atender a esa sra. incluyendo al trabajador social? Por favor, Lorenzo publique la dirección de su barrio para reportar el incidente al personal medico encargado de atender a esa mujer enferma y de paso orientarle a usted ante otros casos que vea como ese.