El agujero en la capa de ozono cerca del polo sur alcanzó este año su tamaño más pequeño desde que fue descubierto en 1985, reportó la NASA.
Los científicos dicen que esto se debe más al peculiar clima antártico que a los esfuerzos desde hace décadas por reducir los químicos clorados que causan el hoyo estacional. La capa de ozono protege a la superficie de la Tierra de la dañina radiación ultravioleta.
Este año, el tamaño promedio del agujero en la capa protectora de la Tierra es de 9,3 millones de kilómetros cuadrados, menor al máximo reportado en 1998, cuando medía 25,9 millones de kilómetros cuadrados. El agujero de este año es incluso más pequeño que cuando fue descubierto en 1985.
2019 Ozone Hole is the Smallest on Record https://t.co/sYbv2t43Yl #NASA
— NASA Earth (@NASAEarth) October 22, 2019
“Son realmente buenas noticias”, declaró el martes Paul Newman, científico de la NASA. “Ello implica más ozono en la estratósfera y menos radiación ultravioleta en la superficie”.
El hoyo alcanza su máxima amplitud entre septiembre y octubre y desaparece para fines de diciembre hasta que llega la primavera austral.
El Protocolo de Montreal de 1987 –el único tratado de la ONU ratificado por todas las naciones del mundo– prohibió muchos de los elementos de cloro presentes en productos refrigerantes o aerosoles. La prohibición llevó a una módica reducción del hoyo en años recientes, pero la abrupta disminución de este año no tiene nada que ver con esas gestiones, explicó Newman.
“Es simplemente una rareza del clima”, indicó el experto en asuntos atmosféricos Brian Toon, de la Universidad de Colorado.
ONU: Capa de ozono se recupera de daño causado por aerosoles
El cloro en la atmósfera necesita temperaturas frías y nubes en la estratósfera para convertirse en una forma del componente químico que carcome al ozono. Las nubes desaparecen cuando hace más calor.
Pero en septiembre y octubre de este año, el vórtice del Polo Sur –que al igual que su contraparte en el Polo Norte, es un torbellino de vientos fríos y veloces en torno al polo– empezó a desintegrarse. A una altura de 20 kilómetros, las temperaturas eran 16 grados centígrados más calientes que lo normal. Los vientos bajaron de 259 kph a 108 kph, reportó la NASA.
Eso es algo que ocurre ocasionalmente, como ocurrió en 1988 y en el 2002, pero nunca ha pasado tan drásticamente, indicó Newman.
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