Cuando el director cubano Gerardo Chijona (Boleto al paraíso) preparaba Un paraíso bajo las estrellas le dijo a un reportero: “no voy a a poder contar para el protagónico con mi amiga del Sundance, Elizabeth Peña, pero tengo a otra Elizabeth Peña en Cuba que se llama Thais Valdés”.
Corría 1998 y ya Peña era conocida en la isla por El Súper y Crossover Dreams, de León Ichaso, La Bamba, de Luis Valdés, y Acero Azul, de la ganadora del Oscar 2010 Kathryn Bigelow.
Su piel y pelo trigueños, el rostro franco y una bondad intrínseca en cada actuación caracterizaban el accionar histriónico de esta muchacha nacida en Nueva Jersey en 1959, pero cuyos primeros años transcurrieron en Cuba, la patria de sus padres, Estela Margarita y Mario Peña, escritor, actor y director.
El papá, emigró a Estados Unidos a mediadas de los 60 con una oferta de trabajo y allí cofundó la Asamblea Teatral Latinoamericana, mientras la pequeña Elizabeth cursaba estudios y se graduaba en el famoso High School of Performing Arts, de Nueva York, en 1977.
Este último nombre a algunos no les dirá nada, pero a los que hayan disfrutado la película de Alan Parker, Fama, a la que siguió una teleserie muy popular en los 80 del siglo pasado, recordarán que el Performing era el set donde los muchachos desarrollaron sus atrevidos estudios.
En la escuela hizo grandes amistades con Ving Rhames (Pulp Fiction, Misión imposible) y Esai Morales, quien más tarde la acompañaría en el elenco de La Bamba.
El debut de Peña se produjo en 1979 en la excelente El Súper, de León Ichaso, alabada por Tomás Gutiérrez Alea, la historia de un cínico de la otra orilla que muchos expertos califican como la versión cubano-americana del Sergio de Memorias del subdesarrollo.
A esta siguió Crossover Dreams, intento fallido del propio Ichaso quien quiso explotar infructuosamente las canciones y la popularidad del salsero, político y abogado panameño Rubén Blades.
Cuando apareció por primera vez la productora Touchtone, del grupo Disney, Elizabeth Peña fue escogida para iniciar la exitosa saga de esa empresa en el filme Down and Out in Beverlly Hills, junto a Bette Midler, que algunos calculaban discreto y sin embargo obtuvo un triunfo de taquilla rotundo lo que elevó el caché de la cubano-americana.
Detrás de Out in Beverly Hills se produjeron para la Touchtone los exitasos de Con Air, 60 segundos, Ed Wood, Pretty Woman y Pearl Harbour, y en la sección televisiva Anatomía de Grey y Esposas desesperadas.
El director John Sayles (Ciudad del pecado), escogió a Peña para su extraordinario relato Lone Star, con estrellas del futuro de Chris Cooper y Mathew Mc Conaughey. La actuación de la cubanoamericana le agenció a esta un Independent Spirit Awards, los principales premios de la cinematografía independiente.
También, junto a un elenco latino encabezado por su compatriota Tony Plana (Nixon) actuó en Calle Resurrección, como Tia Bibi Corrades y puso su voz al personaje Mirage de la película de animación Los Increíbles.
Elizabeth Peña fue estrella invitada en el decimoctavo episodio de la segunda temporada de Numbers, junto al cotizado Rob Morrow (Quiz Show) en el rol de Sonya Benavides.
En La Bamba (1990), de Luis Valdés, actuó como la primera novia del protagonista, distinguió junto a Tim Robbins en La escalera de Jacobo y trabajó bajo las órdenes de directores consagrados como Peter Bogdanovich (Todos rieron) y Paul Mazursky (Un loco suelto en Hollywood).
Elizabeth Peña distingue por su serio trabajo actoral y sobre todo la maestría al escoger guiones y personajes a los cuales extrae todas las posibilidades, dejando al mismo tiempo una imborrable huella como intérprete.
También resalta el arte aportado a las producciones independientes, de las cuales es una consistente y cálida promotora.