El periódico Invasor, el 6 de mayo de 1987, informó que el connotado explorador noruego Thor Heyerdhal, el mismo que protagonizó la famosa expedición de la Kon Tiki y aventuras similares, había arribado a Ciego de Ávila. Allí se le ofreció la bienvenida por las máximas autoridades de la provincia en el aeropuerto Máximo Gómez. Luego, recorrió varias empresas de la zona de Ceballos, antes de partir hacia Morón.
Según el periodista que cubría el acontecimiento, Láinez Lorenzo Pino, el visitante observó las obras del pedraplén que se construía hacia la cayería norte y dio un paseo por la laguna La Redonda, la que definió como “hermosa en toda su dimensión”.Calificó también la zona norte de Chambas como “un paraíso en todo su esplendor” y luego se dirigió a Cayo Guillermo, vía marítima, donde radicó en las dos últimas jornadas de su viaje.
Tres días después, el 9 de mayo, se publicaba un amplio reportaje, páginas 4 y 5 de Invasor. En este se comentó que el viajero pescó una picúa de unas 10 libras, la que golpeó rápido en la cabeza con un bate de béisbol. El patrón de la embarcación, el yate Piraña de la empresa de Turismo, sentenció acerca del pez capturado que “es más peligrosa dentro que afuera” y le susurró al oído al reportero: “El viejo sabe del mar…”
Heyerdhal tenía entonces 72 años y se le describió como un hombre de “elevada estatura y sonrisa franca”. Dijo que tenía cinco hijos, que ya era abuelo y solo bebía jugo de naranja. En un momento expresó: “Soy un europeo, pero estoy consciente de que nosotros no fuimos los que creamos la civilización (…). Mi profesión e interés principal es la gente, la naturaleza y el intercambio que existió entre los pueblos primitivos; mucho falta por descubrir, sin embargo se puede descubrir”. Por ese afán investigativo, añadió que pensaba excavar en suelo cubano, en asentamientos aborígenes.
Había estado tres veces en Cuba y dos en la región avileña. La vez primera recorrió la zona de Punta Alegre, a raíz del ciclón Kate, en noviembre de 1985. Invitado en medio de la conversación a darse un chapuzón en las cristalinas aguas de Playa Pilar, aceptó. El reportero señaló: “Thor, el legendario navegante noruego, no desecha este tipo de viaje. Salta al yate, se despoja de la indumentaria oficial, y sólo con una trusa oscura bucea el fondo como un especialista en las profundidades marinas. ¡Esto es un paraíso! exclama cuando sale a respirar”.
Así transcurrió esta breve visita del célebre Thor Heyerdhal por la comarca avilense. Hay que agradecerle los elogios sinceros que prodigó a nuestras bellezas naturales, después de recorrer los parajes vírgenes como Playa Pilar entonces. Por eso reiteró que había llegado al codiciado e ignoto Paraíso Terrenal.
Autor de uno de mis libros de cabecera cuando era adolescente…gracias!
Lo Lei varias veces Era uno de esos titulos necesarios de la adolescencia.