Este sábado 14 de octubre tendrá lugar un eclipse solar. El fenómeno, que comenzará a las 11:55:09, será visible en Cuba y buena parte de continente americano. A las 13:34:20 se prevé que ocurra el máximo eclipse, es decir, el momento en que la luna ocultará la mayor parte de sol; en este caso se calcula que cubrirá el 75.7 % del astro rey. El eclipse finalizará a las 15:15:45, momento en el cual dejará de ser visible desde nuestro país.
Un eclipse solar ocurre cuando un objeto en el espacio, como un planeta o la luna, pasa a través de la sombra de otro, haciendo que nuestra principal estrella parezca bloqueada. Los científicos catalogan el de este sábado como un eclipse anular.
Un eclipse solar anular ocurre cuando la Luna se alinea entre el sol y la Tierra, pero en su punto más lejano desde la segunda. Como la Luna está más lejos de la Tierra parece más pequeña y no bloquea la vista completa del Sol. De esta manera, cuando la Luna esté frente al Sol, se verá como un disco oscuro encima de un disco brillante más grande. Esto crea lo que parece un anillo alrededor de la Luna. Estos eclipses suelen ser los más largos, ya que el anillo puede incluso verse durante más de diez minutos, aunque en general no duran más de cinco o seis.
Este tipo de eventos astronómicos ha tenido distintas interpretaciones a lo largo de la historia. Para los incas, los eclipses solares totales tenían lugar cada vez que nuestro satélite y el Sol “hacían el amor”, por lo que este acontecimiento era motivo de celebración. Mientras en China se pensaba que un dragón devoraba el sol.
El eclipse más antiguo del que se tiene constancia ocurrió en la ciudad mesopotámica de Ugarit, en el año 1375 a. C., durante la disputa de una batalla. Por su parte, el 24 de noviembre del año 29 d. C. se produjo un eclipse total sobre Jerusalén que todavía genera polémica, porque es el único que encajaría con el que, según la Biblia, ocurrió en la crucifixión de Jesús, pero admitirlo trastocaría la fecha oficial de su muerte. Por último, el 29 de febrero de 1504, Colón produjo una revuelta entre su tripulación cuando predijo un eclipse total de sol. El genovés les dijo a sus marineros que tendrían una muestra de “la ira de Dios”.
Sin embargo, por más interesante que sea todo lo concerniente a los eclipses solares, hoy en Vida Saludable estaremos hablando sobre los riesgos que para la salud humana y, en especial, para los ojos, puede tener observar estos fenómenos sin protección.
Breve recuento de la anatomía ocular
La superficie del ojo y la superficie interna de los párpados están cubiertas de una membrana transparente conocida como conjuntiva. Esta, a su vez, está recubierta por la llamada película lagrimal, cuya función es mantener lubricada la parte frontal del ojo.
La luz se enfoca a través de una porción abovedada, conocida como la cornea. Detrás de ella hay un espacio lleno de líquido conocido como la cámara anterior. El líquido se llama humor acuoso y es producido constantemente por el ojo.
Detrás de la cámara anterior se encuentra el iris, (la parte coloreada del ojo) y el agujero negro en su centro, la pupila. Justo detrás de la pupila está el cristalino, que enfoca la luz, como un lente, hacia la parte posterior del ojo. El cristalino cambia de forma para ayudar al ojo a enfocar los objetos que están cerca. Tanto la córnea como el cristalino juegan un papel importante en darnos una visión clara. De hecho, el 70 % del poder de enfoque del ojo proviene de la córnea, y el 30 % del lente.
Entre el cristalino y la parte posterior del ojo se encuentra la cavidad vítrea. Esta cavidad contiene una sustancia gelatinosa conocida como humor vítreo. La luz enfocada hacia el interior del ojo por la córnea y el cristalino pasa a través del vítreo hacia la superficie de la retina, el tejido sensible a la luz que se encuentra en la parte posterior del ojo.
Un área minúscula pero muy especializada de la retina, la mácula, es la responsable de darnos una visión central detallada. La otra parte de la retina, la retina periférica, nos da la llamada visión lateral.
La retina tiene células especiales llamadas fotorreceptores. Estas células convierten la luz en energía que se trasmite al cerebro. Hay dos tipos de fotorreceptores: los bastoncillos, responsables de la visión nocturna, y los conos, que permiten la visión central más detallada y en color.
Por último, la retina envía la información en forma de impulsos eléctricos al cerebro a través del nervio óptico, que se compone de millones de fibras nerviosas que trasmiten estos impulsos a la corteza visual — la parte del cerebro responsable de la visión.
Retinopatía solar por eclipse
La retinopatía solar es una entidad rara. Consiste en una alteración de la mácula, que, como ya vimos, es la porción de la retina responsable de la visión más detallada. Los casos actuales de retinopatía solar acontecen durante los eclipses solares, comúnmente entre pacientes con enfermedades psiquiátricas, consumidores de drogas alucinógenas, militares, astrónomos…
Sin embargo, se ha visto que existe cierta susceptibilidad individual, por ejemplo en albinos, en los que la radiación se trasmite con mayor facilidad. También es más frecuente en personas con una buena capacidad de fijación, que es la capacidad de mantener los ojos sobre un objeto estático, y entre quienes viven en zonas geográficas con una alta transmisión atmosférica de radiación UV-B (en Cuba el riesgo es moderado).
Pero el mayor factor de riesgo es la falta de protección durante la visualización del eclipse. Cuando observamos un eclipse solar o miramos directamente al sol, una porción de la retina, la mácula, que es la responsable de la visión en detalle, puede verse afectada.
¿Por qué ocurre esto? Se han descrito tres tipos de mecanismos lesivos de la retina por la exposición a la luz intensa: el térmico, mecánico y el mecanismo fotoquímico. De dichos mecanismos se piensa que el daño retiniano fundamentalmente se produce por el efecto fotoquímico generado por la luz azul, en este caso cuando se supera el umbral de daño retiniano (algunos autores lo sitúan en torno a los 90 segundos de exposición. Las luces de onda corta producen sustancias que lesionan los fotorreceptores, que, como ya dijimos, son las células encargadas de convertir la luz en impulsos nervioso. Otro mecanismo descrito es el térmico, es decir, que la absorción de energía lumínica aumenta la temperatura del tejido. Finalmente, se alude a cambios celulares importantes, que en algunos casos llega a la apoptosis o la muerte autoinducida de los fotorreceptores tras la exposición a radiaciones solares de forma intensa.
Los síntomas visuales más frecuentes son alteración de la agudeza visual, es decir, la disminución para percibir adecuadamente los objetos, y percepción de un escotoma central. Un escotoma es la aparición de unamancha negra fija en el campo visual, es un síntoma presente en gran variedad de patologías, tanto visuales como no relacionadas con la visión.
Otros síntomas pueden ser el daltonismo o dificultad para percibir adecuadamente los colores. La fotofobia o molestia ante la luz brillante, y la metamorfopsia o la visión alterada de los objetos. La afectación es generalmente bilateral, aunque asimétrica.
La mayoría de los cambios observados en esta enfermedad son reversibles y mejoran con el paso del tiempo, sin tratamiento, en un período de 3 a 6 meses, aunque algunos pacientes no se recuperan totalmente. En lo que coinciden todos los autores es en la importancia de las campañas públicas de prevención, la mejor cura contra esta enfermedad totalmente evitable.
¿Qué recomiendan los expertos?
Según la Academia de Oftalmología Americana hay solo una forma segura de mirar directamente al sol, ya sea durante un eclipse o no: a través de filtros solares especiales para ese propósito. Estos filtros solares se utilizan en los “anteojos para eclipses” o en visores solares manuales. Deben cumplir normas mundiales altamente específicas conocidas como ISO 12312-2.
Hay que tener presente que los anteojos de sol comunes, aún los muy oscuros, o los filtros artesanales hechos en el hogar no son seguros para mirar el sol.
Entre las recomendaciones, en caso de tener los filtros solares adecuados están: no usarlos si tienen algún rayón o signo de deterioro; antes de mirar directamente al sol brillante, deténgase y cubra sus ojos con los anteojos para eclipse o con el visor solar. El único momento en que se puede mirar el sol sin el filtro solar es durante el eclipse total. Por ello, lo más inteligente es no mirarlo, a menos que se tenga estos muy específicos anteojos cuyo precio en Amazon oscila entre los 14 y los 79 dólares.
Otra opción sería “ver” el fenómeno a través de la cámara del celular o, preferiblemente, un tablet. Pero siempre hay un riesgo en estos casos.
Nota:
El autor agradece la valiosa colaboración del oftalmólogo Dr. Víctor Manuel Velázquez Mirabal para la realización de este artículo.
La luz ultravioleta (UV) y el daño a los ojos
Demasiada exposición a la luz UV aumenta el riesgo de enfermedades oculares y otros problemas. Estas son algunas de las afecciones oculares que pueden evitarse con el uso de gafas de sol:
- Las cataratas y el cáncer del ojo pueden tardar años en desarrollarse. Cada vez que toma el sol sin protección para sus ojos, aumenta el riesgo de desarrollar enfermedades graves. Los bebés y los niños deben usar sombreros y anteojos de sol por esta misma razón. Las personas de todas las edades deben tomar precauciones cuando estén al aire libre.
- Los crecimientos anormales en los ojos, como el pterígeo, pueden aparecer en la adolescencia o a los 20 años. Las personas que pasan largas horas bajo el sol del mediodía o cerca de ríos, océanos y montañas están en riesgo.
- La ceguera de la nieve es una forma de fotoqueratitis que puede desarrollarse rápidamente después de la exposición a los reflejos UV. Su nombre no debe engañarnos, puede aparecer a la exposición en la nieve y el hielo, pero también en la arena o el agua.