Ya sea durante o después de una actividad aeróbica intensa, o de cualquier ejercicio que aumente el consumo de oxígeno del cuerpo, nuestras funciones cognitivas mejoran.
El resultado de varios estudios que muestran cómo las funciones ejecutivas de nuestro cerebro (lógica, estrategia, planificación, memoria de trabajo, etc.) son las primeras en beneficiarse de un pequeño esfuerzo muscular. Los investigaciones en los departamentos de psicología experimental y de neurociencia de la Universidad de Munich y la Universidad de Londres respectivamente.
Algunos datos, publicados en el British Journal of Psychology, muestran que la memoria visual mejora con la actividad física (en el experimento fue tras caminar en una cinta o hacer bicicleta).
Estas conclusiones también podrían revelar un defecto común a muchos trabajos en psicología cognitiva: los sujetos se analizan sentados y en reposo. Condiciones que no son óptimas para Thomas Töllner, uno de los autores principales de los nuevos estudios.
“La sociedad moderna se ha vuelto más y más sedentaria cuando nuestros cerebros podrían tener el mejor desempeño si nuestros cuerpos están activos”. Para Töllner, las necesidades energéticas diarias de los campeones de ajedrez son similares a las de los maratonistas.