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Sentir dolor nos mantiene vivos; tanto es así que una rara enfermedad conocida como insensibilidad congénita al dolor se asocia a una marcada disminución de la calidad de vida. Según una publicación especializada, las personas que la padecen sufren de continuos hematomas, fracturas, alteraciones articulares y quemaduras porque no saben cuándo se están haciendo daño.
El descubrimiento de que la causa de esta patología eran ciertas mutaciones en los genes que codifican un grupo de moléculas conocidas como canales de sodio dependientes del voltaje (NaV) —luego de 25 años de investigación— permitió la obtención y aprobación de un analgésico único en su tipo: la Suzetrigina. Todo ello ha generado un enorme interés en la comunidad médica debido a la importancia de los analgésicos en este campo de la ciencia.
Luchando contra el dolor
De acuerdo con una publicación especializada, un analgésico es un fármaco que ayuda a aliviar o reducir el dolor. Desde hace 1.500 años, a las prácticas mágicas ancestrales se sumó el uso de plantas como el opio, la dormidera, la mandrágora, y, en el continente americano, las hojas de coca, por sus efectos analgésicos.
En la primera mitad del siglo XIX se comenzaron a fabricar sustancias como la morfina y el éter. Esto permitió el surgimiento y acelerado avance de la anestesiología, la cirugía y el alivio del dolor de manera general.
Pero, ¿qué es el dolor? OnCuba tuvo la oportunidad de hablar con el doctor Carlos Peña, Especialista en Segundo Grado en Anestesia, Reanimación y Alivio del Dolor y jefe de servicio de anestesiología del Hospital Clínico Quirúrgico “Lucía Íñiguez” de Holguín. De acuerdo con el experto, el dolor es una experiencia sensorial y emocional desagradable relacionada con el daño potencial o real de algún tejido.
Según el doctor Peña, existen varias formas de clasificar el dolor. Una de las más utilizadas es la que alude a su intensidad. Esta clasificación lo divide en tres grados:
- El dolor leve: es aquel que no impide nuestras actividades cotidianas y puede ser aliviado con medicamentos como el paracetamol o el ibuprofeno, que pertenecen al grupo de los antiinflamatorios no esteroideos (AINES).
- El dolor moderado: interfiere, sin impedirlo del todo, en las actividades diarias del individuo y, por su intensidad, requiere el uso de opiáceos leves como el tramadol y la codeína. Un ejemplo de dolor moderado podría ser el secundario a una hernia discal.
- El dolor severo: resulta invalidante y afecta todas las áreas de la vida, incluido el descanso. En estos casos, es necesario el uso de opiáceos mayores como la morfina, el fentanilo o la metadona. Un ejemplo común de este tipo de dolor es el que aparece en pacientes con cáncer en estadio terminal.
Analgésicos y la crisis del fentanilo
El alivio del dolor leve no supone un grave problema. Según el Dr. Carlos Peña, los AINES y otros analgésicos, aunque pueden provocar algunas reacciones adversas, por lo general leves, resultan seguros para la mayoría de las personas.
En el caso de los pacientes con dolor severo, no queda más remedio que recurrir a opiáceos mayores, como la morfina. Estos pacientes, gravemente enfermos o en estadios finales de una patología crónica, constituyen un grupo relativamente pequeño y con una esperanza de vida limitada.
No sucede lo mismo con los pacientes con dolor moderado, especialmente cuando la causa es de difícil solución y la necesidad de analgésicos se vuelve cotidiana. Esto llevó a la industria farmacéutica a desarrollar fármacos derivados de los opiáceos, lo que ha generado una verdadera crisis sanitaria en Estados Unidos, conocida como la crisis de los opioides.
Esta crisis comenzó en la segunda mitad de la década de los 90, a partir de la comercialización del OxyContin o clorhidrato de oxicodona, un medicamento utilizado para aliviar el dolor moderado a severo. En ese momento, la industria farmacéutica se valió de mensajes engañosos para promover la prescripción de estos fármacos en pacientes con dolor crónico, lo que generó la crisis.
Según un artículo de BBC, entre 1999 y 2019, 500 mil personas murieron en Estados Unidos por sobredosis de opioides, siendo esta la primera causa de muerte por sobredosis. La pandemia sólo agravó el problema, y la adicción a los opioides creció en un 34 % entre 2019 y 2020.
Según un informe de CNN, entre 2022 y 2023, murieron 119 mil personas por esta causa. Aunque el número de muertes disminuyó significativamente, en 2024 55 mil personas fallecieron por esta causa.
Además, el problema de ofrecer una opción terapéutica a los pacientes con dolor de moderada intensidad, que no genere adicciones, está más presente que nunca. Es precisamente en ese contexto donde se da el anuncio de la aprobación por parte de la FDA de la Suzetrigina, comercialmente conocida como Journavx.
El primer analgésico “único en su tipo” en 25 años
Según otro artículo, Suzetrigina inhibe la entrada de sodio a las células especializadas en reconocer los estímulos dolorosos. ¿Cómo lo hace? Gracias a la inhibición de los canales de sodio dependientes del voltaje (NaV), a los que hicimos referencia al principio del artículo. Las células neuronales, para transmitir el impulso eléctrico, dependen de la entrada y salida de determinados iones, como el Ca2+, K+ y Na+. Los NaV regulan la entrada de Na+ a las células, interrumpiendo la transmisión de los impulsos nerviosos cuando son inhibidos.
Existen distintos tipos de NaV y no todos están relacionados exclusivamente con la regulación de los estímulos dolorosos. Por ejemplo, las NaV 1.5 son determinantes en la transmisión del impulso eléctrico en el corazón, lo que permite que el músculo cardíaco (miocardio) se contraiga y bombee la sangre por todo el cuerpo.
Por eso, algunos anestésicos locales, como la lidocaína, se utilizan en el tratamiento de las arritmias cardiacas. De hecho, los bloqueadores de los canales de sodio constituyen una familia de fármacos para el tratamiento de estas alteraciones del ritmo cardíaco.
Sin embargo, el fármaco en cuestión inhibe selectivamente los canales NaV 1.8, y se ha demostrado, según un artículo publicado en el sitio de la Sociedad Española de Farmacología, que en pacientes operados del abdomen es capaz de disminuir el dolor de manera similar a una mezcla de hidrocodona (un opiáceo) y paracetamol.
Adicionalmente, el perfil de seguridad de estos medicamentos es muy bueno. Los investigadores sólo encontraron reacciones adversas leves, como estreñimiento y dolor de cabeza. Todo lo anterior permitió que, a finales de enero, la FDA aprobara el fármaco, lo que podría significar un cambio de paradigma en el tratamiento del dolor moderado, al ser una opción intermedia entre los AINES y otros analgésicos convencionales, y los opiáceos.
Un deber sagrado y un premio millonario
De acuerdo con el Dr. Carlos Peña, aliviar el dolor de los enfermos constituye un deber sagrado para los médicos. Por eso, según el experto, es tan importante contar con un fármaco eficaz para el alivio de este síntoma, que además no provoque las reacciones adversas que han llevado a la crisis de los opiáceos en Estados Unidos y en otros países.
Además, abre las puertas para una nueva familia de analgésicos, por primera vez en más de dos décadas. Por supuesto, el camino de la Suzetrigina recién comienza: se realizarán nuevos estudios para confirmar si lo que se sabe hasta ahora es correcto, y para acumular información adicional que permita determinar en qué patologías puede ser más útil este medicamento y otros de su misma familia, que probablemente se crearán.
El interés generado no solo se debe a razones altruistas: un mercado de 115 mil millones de dólares en 2032 parece estar al alcance de Vertex, la empresa que desarrolló el fármaco, según una publicación especializada. Y es que, como todo en la vida, las razones más nobles están relacionadas con el interés económico, en este caso, para el bien de la humanidad.
Excelente trabajo Dr. Carlos Alberto Gonzales !
Al Dr. Carlos Peña ,también amigo, gracias por compartir !