El triunfo de los Cuban Sugar Kings el 6 de octubre de 1959 en la llamada Pequeña Serie Mundial ha sido uno de los momentos mas trascendentales en la historia del béisbol cubano.
El equipo estaba a cargo del empresario Roberto “Bobby” Maduro, y compitió en las Ligas Menores de los Estados Unidos, en Triple A, como sucursal de los Rojos de Cincinatti. Su propósito era el de convertirse en el primer equipo no estadounidense en aquel circuito.
Los Cubans Sugar Kings tuvieron su antecedente en los Havana Cubans de Doble A, en la Liga Internacional de la Florida, hasta que se incorporaron a Triple A, el escalón más cercano a las Ligas Mayores, en 1953.
El triunfo de 1959 es todavía muy recordado y estuvo marcado por sucesos polémicos que hicieron más legendaria la hazaña.
Un primer boicot
El 25 de julio de 1959, como homenaje al Moncada, se celebró en La Habana un juego de la categoría Triple A entre los Cuban Sugar Kings y Alas Rojas de Rochester.
Muchos campesinos fueron invitados a La Habana para la fecha y el Ejército Rebelde compró 10,000 entradas para que asistieran al juego. Al llegar la medianoche, en la euforia de la celebración se dispararon tiros al aire y –según se dijo– una bala al descender rozó a Frank Verdi, coach de tercera base del Rochester, y otra a Leo Cárdenas, torpedero de Cuba.
Los jueces suspendieron el encuentro y el incidente provocó que George Sisler, gerente del Rochester declarara que no jugaría más en Cuba. El estadounidense no tuvo en cuenta las disculpas pedidas por el Director General de Deportes de Cuba, Felipe Guerra Matos, y las explicaciones brindadas por Bobby Maduro, dueño de los Cuban Sugar Kings.
Unos días antes del encuentro, el 21 de julio, un periodista que cubría para el diario Rochester Democrat and Chronicle manifestaba:
El domingo 26 de julio, fecha de aniversario de la revolución, promete ser excitante si no azaroso. El jefe Castro ha llamado a 50,000 ciudadanos a invadir La Habana desde las provincias y viajar con sus machetes. El sentimiento general de los cubanos es que los americanos son hipercríticos del gobierno revolucionario en una medida tal que un poco de ron y afilados machetes empuñados, pueden crear un serio incidente internacional.(1)
El escritor Howard Senzel plantea en su investigación que funcionarios de los Estados Unidos investigaron el incidente y llegaron a sospechar que fue un montaje y se había exagerado su importancia.
El 5 de septiembre de 1959 y tratando de boicotear el campeonato, Frank Horton, presidente del Rochester, anunciaba que no volvería a Cuba y otros seis clubes lo imitaron. Pero los Cuban Sugar Kings siguieron su paso triunfal hasta que llegó el gran momento.
La Pequeña Serie Mundial
Los Cuban Sugar Kings discutieron la llamada Pequeña Serie Mundial de 1959 con los Minneapolis Millers. El equipo cubano, dirigido por Preston Gómez, se ganó el derecho a participar en la añorada final al vencer 1-0 en un partido muy reñido al Richmond, en el que contó con la excelente labor monticular de Raúl “Salivita” Sánchez y Luis “Tite” Arroyo.
El play off se decidiría de manera dramática en un séptimo partido, el martes 6 de octubre de 1959, en el Gran Estadio del Cerro, con Tom Borland y Ted Wieand lanzando por los visitantes y los anfitriones respectivamente. Los Minneapolis Millers ganaban 2-0 a la altura de la octava entrada cuando entró a relevar “Salivita” –en toda su carrera pesó sobre él la acusación de mojar la pelota con saliva para lanzarla, de ahí el apodo– y dio un importante cero.
En esta entrada fue decisivo un tiro del receptor Enrique Izquierdo al camarero Elio Chacón para sorprender en segunda, nada más y nada menos, que al miembro del Salón de la Fama de Cooperstown Carl Yastrzemski, que era el camarero del Minneapolis.
Los Sugar Kings empataron el partido en el octavo innings con sencillo impulsor del jardinero Lou Novak y las mayores emociones quedaron para el cierre del juego.
La novena entrada la comenzó con boleto el propio “Salivita” Sánchez, quien antes le había colgado un importante cero a la visita. El tercera base Pompeyo Davalillo se sacrificó y llevo al corredor a segunda base y, tras el ponche de Elio Chacón, vino el hit al jardín derecho de Daniel Morejón que provocó la anotación de un audaz “Salivita”, a la postre ganador también del partido. Con la carrera sobrevino la apoteosis en el estadio del Cerro.
¿Final feliz?
El título de los Cuban Sugar Kings ha sido una de las hazañas más grandes del béisbol cubano. Sin embargo, apenas pudo disfrutarse porque la política incidió directamente en el futuro del equipo. El 8 de julio de 1960 el Secretario de Estado norteamericano Christian Verter presionó a Ford Frick, comisionado de las Grandes Ligas, y se decidió transferir la franquicia cubana de La Habana a Jersey City porque “el clima en Cuba ya no es saludable para nuestro pasatiempo nacional”.
El gobierno cubano y el dueño del club protestaron planteando que la presencia de la franquicia de la Isla brindaba la verdadera característica internacional de la Liga. Incluso meses antes, Fidel Castro, durante una estancia en los Estados Unidos, había asegurado que los cubanos no querían que los Cuban Sugar Kings se fueran de Cuba.
“Nosotros queremos que se queden en Cuba y lo que es más, queremos hacer un equipo de Grandes Ligas”, dijo entonces.
Todo fue inútil y la franquicia se trasladó a la ciudad estadounidense.
La medida se tomó al mismo tiempo que el presidente Eisenhower despojó a Cuba de su cuota azucarera. Se le prohibió a los peloteros norteamericanos jugar en los campeonatos invernales cubanos o venir a nuestro país como miembros de otros equipos. Cuba respondió entonces eliminando todas las actividades profesionales vinculadas al deporte con la creación del Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (INDER).
De esta manera finalizó la estancia de un equipo cubano en la pelota profesional de los Estados Unidos.
Equipo que ganó la Pequeña Serie Mundial
Manager: Preston Gómez
Coach: Reinaldo Cordeiro
Entrenador: Luis Navarro
Receptores: Jesse Gonder, Enrique Izquierdo
Jugadores del cuadro: Rogelio “Borrego” Álvarez (1B), Elio Chacón y Cookie Rojas (2B), Pompeyo Davalillo (3B), Leonardo Cárdenas (SS).
Jardineros: Daniel Morejón, Tony “Haitiano” González, Ray Shearer, Larry Novak, Carlos Paula.
Lanzadores: Miguel “Mike” Cuellar, Emilio Cueche, Raúl Sánchez, Pedro Carrillo, Ted Wieand, Bob Morehead, Walter Craddock, Luis Tite” Arroyo
Nota
(1) – En Howard Senzel: Baseball y la Guerra Fría, Harcourt Brace Jovanovich, USA, 1977, p. 76 y tomado de Gabriel Molina: «Béisbol y Guerra Fría (IV)» en Granma, 18 de noviembre de 2010, p. 4.
no te das cuenta que Fidel estaba diciendo mentira… los hechos posteriores lo demostrarían… él no quería el deporte con otro dueño que no fuera él…
A mi me causa mucha risa como ponen las palabras de Fidel como prueba de que fueron los yankees los malos del cuento.. porque Fidel asegurao que querian a los Cuban Sugar Kings en Cuba. Y que?? Tambien dijo que no era comunista y despues aseguro que lo habia sido siempre. Y mil mentiras mas. Esas palabras solo demuestran la verdadera calaña de quien las dijo para despues afirmar que su pelota era la libre y la profesional era la esclava.