Jugaba dentro de la cancha como ala-pívot, ideal para potenciar el ataque, y tenía una estatura de 2,02 metros complementada con un físico robusto, pero ligero. Donqueos, tiros de tres puntos, estafa de rebotes al contrario y notables virguerías con el balón en mano, fueron credenciales que entrando al siglo XXI lo hacían parecer un NBA tropical.
Dentro de Cuba le decían (aún lo hacen en el extranjero) “el Gato”. Georffrei Silvestre Hernández es un referente obligado del basquet cubano. El nombre que se hizo tan popular se lo debe principalmente al comentarista deportivo Rodolfo García.
“Por la manera en que saltaba me comenzó a decir así en las transmisiones de Tele Rebelde”, cuenta.
Como anillo al dedo le vino el apodo, pues su apellido casualmente es idéntico al de un personaje de dibujos animados de la serie Looney Tunes. “Esto le dio vida al apodo. Toda mi carrera me identificaron como el gato, incluso en los clubes extranjeros”, dice”.
Silvestre, El Gato, fue, mientras jugó en Cuba, el mejor baloncestista del país. Lo avalan 5 títulos en la Liga Superior de Baloncesto (LSB) con su team all-star de Ciego de Ávila; el récord de 60 puntos en un partido y promedios de anotación, rebotes y asistencias envidiables, aún entre jugadores de élite.
Los 60 puntos para un encuentro, logrados el 10 de septiembre de 2005 en el Torneo Nacional de Ascenso (TNA), permanecen intocables a día de hoy. La víctima de sus garras fue Cienfuegos. Ese día coronó su show con 22 tantos en un cuarto, marca solo igualada tres años después por su coequipero William Granda.
“Estaba con tremendo nivel y me sentía a full. Sin embargo hubo una motivación extra, un amigo me apostó antes de iniciar el partido que no superaría las 30 unidades, yo le contesté que iba por los 40 y le dio risa. Hasta yo me sorprendí de tantas canastas, imagínate que me sentaron a siete minutos del final”.
Silvestre accedió a conversar con Oncuba, desde su residencia en Francia, sobre varios temas relacionados con su carrera deportiva y su vida fuera de la cancha.
Su historia comienza con los entrenadores Rogelio del Sol y Omar García. “Ellos me acogieron desde pequeño en la Escuela de Iniciación Deportiva (EIDE), luego pasé a la ESPA, al CEAR Giraldo Córdova Cardín y finalmente al Cerro Pelado”.
“Yo soy de un campito en Ciego de Ávila que se llama Bolivia, allí jugaba béisbol con frecuencia. Ellos dos me descubrieron e insistieron mucho en que me pasara al básquetbol; finalmente lo hice y aún hoy les estoy muy agradecido, porque sin su consejo quizá no habría sido el de hoy”, dice.
Georffrei recuerda a menudo las veces que compartió la cancha con Michael Guerra, Yoan Luis (el Papa) Haití, Granda y Yunier (Chíchiri) Pérez, en un team Ciego de Ávila capaz de rivalizar con la pelota por la atención del público.
Mucho ha pasado desde esos días hasta finales del año 2009, temporada en que tomó la determinación de quedarse en España junto a otros miembros del seleccionado nacional de básquet.
Con la celebración de su cumpleaños 30 aún fresca, el insigne número 9 de Los Búfalos avileños dejó de un tirón atrás a familiares, amigos, carrera deportiva y Cuba.
“A pesar de los cetros obtenidos con Ciego de Ávila y los títulos con la selección de Centrales nos sentimos con ganas de más, tanto en el sentido económico como deportivo, es algo normal pues cuanto más trabaja uno, más quiere obtener a cambio”.
“A nuestra generación le tocó una etapa difícil, pues había ya precedentes de atletas del baloncesto que habían decidido radicarse fuera de Cuba. Entonces sucedía que los jóvenes fuimos siempre muy vigilados y presionados en planos extradeportivos, la pasamos un poco mal, creo que quizá descargaron en nosotros el castigo por las acciones de los de antaño”.
“Mas no me fui de Cuba por eso. Quería probar hasta dónde podía rendir era la meta principal y la diferencia económica de un contrato en el extranjero también; en el TNA y la Liga Superior no explotas todo el potencial y la competitividad es baja”.
Cuba exhibía en el ocaso de los 60 y entrados los 70, luminarias notables en la disciplina como Miguelito Calderón y los hermanos Herrera. El clímax fue en Múnich 72, con un bronce histórico. Las hazañas ofensivas de Lázaro Borrell con Centrales quedaron enterradas en la memoria; solo Silvestre quizá, habría llegado a su nivel de juego. Borrell jugó poco tiempo en los Seattle Supersonics de la NBA.
Silvestre afirma que en el Centrobásquet del 2005, un enviado de los Lakers (traductor mediante) le propuso una prueba, pero Cuba no le dieron permiso.
Actualmente, Cuba se limita a recoger las sobras de los Centro-básquet. El panorama en Panamericanos varoniles pinta aún más oscuro, con 2003 como la última incursión. La capital de República Dominicana acogió entonces un cuarto escaño que califica como aceptable.
“En Europa, si no das la talla como se espera, te descienden a otra división inferior; ese estrés y presión constante en lo deportivo te exigen entrenarte física y psicológicamente a toda hora, la rutina es dura, pero si eres bueno en verdad te hace dar lo mejor de ti”.
Silvestre decidió no volver a Cuba cuando la selección nacional visitó las Islas Canarias para jugar un amistoso en Las Palmas contra el combinado español. Lo acompañaron en el atrevimiento Georvis Elías, Grismay Paumier y Taylor García. Los 4 descartaron retornar a la Isla el 17 de agosto del 2009.
“A mí lo que más me dolió, como es lógico, fue la sanción de no poder entrar a Cuba en 8 años, dejar de ver a mi familia. Pero como muchos otros, asumí una postura y tuve que asumir las consecuencias”.
Pese a todo, Silvestre está dispuesto a jugar por el quinteto Cuba si lo llaman, actitud que coincide con la muchos atletas de variadas disciplinas que conforman la “diáspora deportiva”; instalada allende los mares por motivos económicos y de nivel deportivo.
El relato de su periplo por abrirse camino es el de un cubano que quiso abrirse camino por su cuenta, una aventura de sacrificios, necesidades propia de un indocumentado en suelo europeo.
“Es fuerte estar en la élite de tu nación y de repente formar parte del montón. Figúrate, hay que echar la pelea desde abajo otra vez, estrellarse ante adversarios con mayor nivel y cualidades de juego que no había visto, eso era a diario. En Cuba ya era reconocido por todos, me sentía como gato en mi agua jugando en la polivalente Giraldo Córdova Cardín”.
“Yo dormí en el piso, en casa de un vecino avileño que vivía en Canarias, y pasé un período buscando scouts que me vieran y recomendaran a los clubes para un posible contrato. Con el tiempo las oportunidades aparecieron”, cuenta.
El Plasencia Ambroz (tercera división) y Tenerife Rural (segunda), constituyeron sus primeras experiencias profesionales. En los Cupes de Santiago dominicanos y el seleccionado de México Potros de Obregón, pudo estrenarse en la categoría premier de esas ligas.
“Incluso tuve un contrato en la mano para jugar en Argentina, uno muy bueno, pero a la hora de firmar hubo inconvenientes con la documentación y en definitiva la cosa se cayó”.
Pero donde mejor le ha ido es en Maubeuge, una comuna del Norte de Francia, fronteriza con España. Allí juega desde hace 5 temporadas en el club de básquet del mismo nombre (tercera división).
Las estadísticas lo ilustran mejor: en el período 2014-2015 promedió 23 puntos y 8 rebotes por partido, pese a ello su equipo terminó al borde del descenso, actuación inesperada para un club considerado fuerte en su categoría.
“Ese año quedé sexto entre los máximos anotadores y onceno en recuperaciones bajo las tablas. Maubeuge me ha dado la estabilidad que buscaba”.
Aunque el panorama de las contrataciones en el extranjero avanza a pasos pequeños, Silvestre no cree que pueda jugar en Cuba nuevamente. Casi a los 40 años prefiere desearle éxitos a los nuevos talentos. Y aunque lleva casi una década distante de los tabloncillos cubanos, aún no ha aparecido un jugador capaz de eclipsar la estela de calidad y derroche técnico que dejó impregnada en ellos.
Muchos han germinado con aptitudes colosales, pero siempre hay un pero. Andy Boffill, Allens Jemmot, Michael Guerra, Haití, Granda, Jasiel Rivero; todos signados por el estigma del destello fugaz, o en el mejor de los casos el desaprovechamiento de todas sus capacidades en la insípida Liga Superior. Otros como Georffrei Silvestre escogieron sendas más adecuadas para su progreso profesional, y les ha costado un precio enorme.
El gato Silvestre es un desertor de los equipos Cuba de baloncesto,traicionar a su patria y a su equipo lo condena a un triste lugar en la historia del basket antillano.
“Gato” sigue al frente, las decisiones personales se respetan, dudo que el pueblo te considere un desertor. La mejor de las suertes para ti!!
Buen escrito el gato ha sido unos de los últimos tiempos en el basketball cubano y seguirá siendo xq actualmente el baloncesto cubano tiene un gran bajo nivel a pesar de tener jugadores en ligas caribeñas
Karina Barrionuevo, ¿Donde estaba esa guerra?¿Era agente infiltrado? en todo caso traicionó a sus compañeros pero mira, tres de ellos no se sintieron tan traicionados porque hicieron lo mismo. Ya le pasaron la cuenta con una propuesta de la NBA, asi que … para qué esperar que se la volvieran a pasar.
Ningún país califica de traidor a un deportista que ha decidido jugar en otro. Imaginen que Mesi, Cristiano Ronaldo, y millones más sean traidores. Es morboso!
Soy avileña y gran seguidora de los Búfalos, vi al gato jugar muchísimas veces y cuando me enteré de que se había quedado en el exterior me alegré mucho,los búfalos fueron campeones por muchos años consecutivos y el gato era el mejor jugador de toda la isla de CUBA y aún así no les servía de nada pues el país nunca los ayudó económicamente, ni los ayudaba profesionalmente, recuerdo que la única ayuda que les dieron fueron unas bicicletas para que pudieran ir a los entrenamientos pues muchos vivían lejos de la cancha.Hoy en día nadie lo ha podido superar ,ni los Búfalos ha vuelto a ser ese gran equipo ir era cuando jugaban Michael Guerra ,Yuniel ( el chichiri),William Granda ,HAITÍ y EL GATO SILVESTRE ese era el mejor elenco de los BÚFALOS. HOY por hoy el GATO sigue siendo el mejor de mi isla y lo felicito por el gran paso que dio al salir de CUBA, FELICIDADES GATO y muchísimas bendiciones para ti
soy y seguire siendo seguidor de los equipos ciego de avila ademas naci y vivi en el mismo pueblito de bolivia amigo del gato y siempre he pensado que esta dentro de los mejores de nuestro pais es una lastima que esta no fuera su epoca para verlo brillar en un club extranjero autorizado por la federacion cubana y ayudando al equipo cuba que gran falta le hacen jugadores del nuibel del gato para lograr mejores resultados