En pocas semanas el mundo se detendrá alelado mirando un balón de fútbol. El 14 de junio, con el duelo entre los anfitriones rusos y la selección de Arabia Saudita, comenzará el evento deportivo más esperado del año: la Copa Mundial Rusia 2018.
Durante un mes, 32 equipos de todo el globo irán tras la gloria aunque solo uno podrá levantar finalmente la copa el 15 de julio en el estadio Luzhnikí de Moscú. En teoría todos tienes opciones, pero la lógica baraja las cartas a su manera y sienta pocos comensales a la mesa.
Más que pronosticar lo que sucederá en el torneo y descifrar el posible campeón entre favoritos y posibles sorpresas –tentación a la que ya sucumbe medio mundo–, prefiero dar un vistazo al mapa futbolístico del planeta y sus cambios en los últimos cuatro años.
Una mirada realista y abarcadora, sin embargo, no puede detenerse únicamente en los clasificados para una Copa u otra; tampoco en descubrir que 12 equipos de los que estuvieron en Brasil no viajarán a Rusia. Cada continente tiene su propio paisaje, sus picos y caídas estrepitosas.
Propongo ir hasta cada zona geográfica –y futbolística– y repasar qué ha sucedido en el expectante y difícil trance entre Mundial y Mundial. A Europa dedico una primera entrega.
La montaña rusa de la UEFA
El Viejo Continente es para muchos la región más competitiva y su organización –la UEFA–, la más nutrida de cuantas existen en el planeta con 55 países afiliados. Incluso equipos que geográficamente son de otro continente –Israel, Turquía y Kazajstán, por ejemplo– prefieren jugarse el paso a las Copas Mundiales en la ruleta europea.
La UEFA es la asociación continental con más títulos oficiales y, entre ellos, la mayor cantidad de coronas universales entre los hombres, con 11: cuatro de Alemania, el actual campeón, e Italia, y una per cápita de Inglaterra, Francia y España. En Rusia estará representada por 14 selecciones –13 clasificadas más el equipo local–, una más que cuatro años antes.
Ahora repiten los titulares germanos junto a españoles, ingleses y galos, todos otrora campeones, y también Bélgica, Croacia, Portugal, Rusia y Suiza. A ellos se unen esta vez Dinamarca, Islandia, Polonia, Serbia y Suecia; mientras se bajan del tren la multicampeona Italia –la más notable y sorpresiva ausencia en la Copa de 2018– Holanda, Grecia y Bosnia y Herzegovina.
De los ingresos, el más fulgurante es el de Polonia que, tras perderse los Mundiales de Sudáfrica y Brasil, entró a Rusia como cabeza de grupo. Tal privilegio respondió a su sexto lugar en el ranking del orbe de octubre de 2017, utilizado como rasero para el sorteo del Mundial, posición que contrasta significativamente con su escaño 69 en el listado cuatro años antes.
También Suecia regresa luego de dos ausencias, mientras Dinamarca y Serbia vuelven tras no pisar los estadios brasileños, aunque con claros contrastes entre sí por sus más recientes ubicaciones en el ranking.
Islandia, con poco más de 330,000 habitantes, fue la sorpresa agradable de la clasificación europea al ganar el pase por delante de Croacia sin necesidad de repechaje y garantizar su debut en justas planetarias.
El ascenso islandés, sin embargo, no es obra de la casualidad, pues dos años antes la pequeña isla también había debutado en una fase final de la Eurocopa en Francia 2016, torneo donde avanzó incluso hasta los cuartos de final y dejó en el camino a la histórica Inglaterra.
De los retrocesos, junto al de los bambinos, llama también la atención el de Holanda, tres veces subcampeona del mundo, aunque no resulta tan descabellado si se sabe que dos años antes ya habían quedado fuera de la Euro francesa. Los de Grecia y Bosnia, en cambio, no le quitan el sueño a los conocedores.
La Euro en el cuadro
Una mirada a la más reciente Eurocopa ayuda a completar el mapa continental del último cuatrienio y descubre cuán competitiva es esta región futbolera. A la liza gala clasificaron por primera vez 24 selecciones pero solo nueve de ellas también lo hicieron para los Mundiales de Brasil y Rusia y apenas cuatro para una de estas dos Copas.
O sea, que 11 equipos que jugaron en Francia no lo habían hecho en Brasil ni lo harán en territorio ruso, a pesar de la buena impresión dejada en el torneo por cuadros como Gales, que llegó hasta las semifinales, o Hungría, que mandó en su grupo por encima del a la postre campeón Portugal.
Este cachumbambé hace suponer que el crecimiento de la Euro de 16 a 24 participantes motivó a selecciones tradicionalmente menores a sudar más la camiseta para incluirse en el certamen, mientras otras en apariencia más musculosas pecaron de confiadas y se quedaron fuera. Su empeño se tradujo también en una mejoría en listado mundial, como valor agregado a su perfomance clasificatorio.
Sin embargo, una justa universal es otra cosa, los equipos –y los fanáticos–exigen más, y a la mayoría de los “colados” en Francia no les alcanzó la gasolina para seguir camino a Rusia. No obstante, algunos dieron pelea, como Irlanda del Norte y la República de Irlanda, que cayeron ya en el repechaje.
El trono europeo de los lusos, que a pesar de su historia no habían logrado un título importante, los asentó en la cúpula del fútbol y, aunque con cierta timidez, los puso en el listado de favoritos para el cercano Mundial.
Además, la Euro anunció el progreso de Polonia junto al ya mencionado de Islandia –ambos equipos llegaron hasta los cuartos de final– y abrió la puerta a Suecia que, pese a no avanzar de la primera ronda en Francia, volvió a clasificarse un año después para el Mundial ruso a expensas de una decepcionante escuadra italiana, previamente apeada en penales por Alemania durante la Euro.
Nobles y plebeyos
Una mirada a los cabezas de grupo en el trío de certámenes más importantes entre 2014 y 2018 confirma la estabilidad de un grande como Alemania y de la pujante actual generación de Bélgica, ambas entre los líderes del ranking en las tres ocasiones.
Portugal y España lo consiguieron en par de veces –la Euro y un Mundial–, aunque en defensa de los españoles debe aclararse que para Rusia dejaron su sitio por ley a los anfitriones que apenas eran el lugar 65 del listado mientras la Roja ocupaba la octava casilla, la misma que luce en la más reciente actualización.
Otra selección constante ha sido Suiza, cabeza de grupo en Brasil y muy cerca de repetirlo en los siguientes eventos por sus ubicaciones en el ranking. Y aunque para Rusia los helvéticos quedaron a pocos puestos –oncenos en el listado de octubre de 2017–, si el sorteo hubiese sido ahora otro gallo cantaría pues actualmente son sextos del escalafón universal.
En resumen, aunque los últimos cuatro años el escenario europeo ha tenido altas y bajas, su aristocracia se ha mantenido prácticamente inalterable –con los teutones sonriendo desde la cima–, excepción hecha con Italia y Holanda, dos miembros de la realeza futbolística en horas bajas.
Por debajo del linaje histórico la pelea es más encarnizada, aunque belgas, polacos, croatas, suizos e islandeses sacan ventaja por el momento. Mientras, al grupo de los más humildes –Malta, Andorra, Luxemburgo, Islas Feroes, Gibraltar…– le queda el consuelo de enfrentar de tanto en tanto a sus mayores y maquillar las goleadas que habitualmente reciben en las rondas clasificatorias.
El comienzo la próxima temporada de la Liga de las Naciones de la UEFA dará un nuevo rostro al fútbol en el Viejo Continente. Sin embargo, la –lógica– conformación de los grupos en el nuevo torneo revela la aplastante realidad europea y sus –casi inamovibles– castas.
Rusia 2018 no debe cambiar mucho este panorama.