En los años 50 del siglo pasado la arquitectura moderna ingresó al panorama visual habanero con estructuras diseñadas, en lo fundamental, por profesionales criollos que pusieron muy en alto sus nombres y dignificaron su oficio, acaso como nunca antes.
A tres cuadras del corazón de La Habana, esta vez no determinado por el Prado, sino por la cinco cuadras que integran La Rampa (y su alrededores), el Retiro Odontológico (1953) –actual Facultad de Economía–, de Antonio Quintana Simonetti, marcó un punto importante en el despliegue de la modernidad; el Focsa (1956), de Ernesto Gómez Sampera, en 17 y N, fue el pionero de los edificios de la línea costera y, al cabo, una de las siete maravillas de la arquitectura nacional; luego sobrevinieron el Seguro Médico (1955-1958), del propio Quintana Simonetti, con la colaboración de notables arquitectos del patio; el hotel Capri (1957), de José Canavés Ugalde y, finalmente, el Habana Hilton (1958), encabalgamiento de Welton Becket Associates con la firma cubana Arroyo y Menéndez, obra sin paralelo regional a cuya inauguración asistió el propio Conrad Hilton, no sin la correspondiente foto con Batista detrás la maqueta.
Se decidió iniciar La Rampa en las calles 23 y L con un complejo cultural y de negocios diseñado tras el famoso Radio City de Nueva York. Y en particular con el cine Warner –después Radio Centro, y por último Yara– con capacidad para 1,700 personas. Aquí se llegaría a exhibir la primera película en Cinerama, tecnología estrenada en el vecino del Norte en 1952.
Más abajo, antes de llegar a Malecón, en 23 entre O y P hicieron otro cine, esta vez diseñado por Gustavo Botet. Al principio fue un local de Boleras Tony, pero lo readecuaron para su utilización como tal. Ahí se dio a conocer en 1957 el sistema Todd-AO, concebido para competir con Cinerama, con la exhibición de La vuelta al mundo en 80 días (1956) y las actuaciones estelares de David Niven y Mario Moreno, Cantinflas. Restaurantes, tiendas, oficinas de líneas aéreas y bancos –algunos al servicio de la mafia una vez logrado el sueño de aliarse con los poderes establecidos–, reforzaban el carácter cosmopolita del área y, por extensión, de La Habana misma.
Ese mismo espíritu de modernidad fue el que condujo, años después, al arquitecto cubano Mario Girona a diseñar la heladería Coppelia (1966), punto de referencia que ha trascendido las fronteras nacionales, no ya por sus sabores diezmados, ni por la decadencia del servicio, ni por el primer encuentro de los personajes de Fresa y chocolate (1993), sino por su belleza misma, funcionalidad y armonía con el entorno.
Si la dinámica tradición / renovación / ruptura caracteriza en efecto al verdadero arte, Coppelia sin dudas constituye un ejemplo viviente de que las tres categorías resultan conjugables sin caer en eso que los griegos llamaron hybris. Por esa razón, entre otras, los cubanos de hoy debemos agradecer que se haya levantado en los terrenos donde originalmente estuvo el hospital Reina Mercedes (1886), en los que una vez se quiso construir un edificio de 50 plantas, al final desestimado. Recuerda el memorioso Ciro Bianchi:
Una compañía constructora se empeñó en edificar allí un hotel de quinientas habitaciones. El triunfo de la Revolución tronchó el proyecto, y en el espacio del demolido hospital [Reina] Mercedes se construyó un centro turístico con lagos y montañas artificiales, escenario flotante, bar, cafetería y restaurante para quinientos comensales. […] Ese centro turístico no progresó y dio paso a un cabaret que llevó el nombre de “Nocturnal”. Esta fue la época de las tertulias del café “El Gato Tuerto,” el programa “Nocturno” y el ya citado cabaret “Nocturnal” (frente al cine Radiocentro, hoy cine-teatro Yara), donde se reprodujo la Sierra Maestra. En este cabaret actuaba, ya convertido en hombre espectáculo, Bobby Carcassés con la Banda Gigante de Obdulio Morales.
Acaba de trascender que la Empresa Inmobiliaria Almest planea construir un edificio de 42 pisos y 565 habitaciones en el hueco ubicado detrás de la parada frente a Coppelia, al lado de una cafetería del Grupo Palmares y de un antiguo Tropi Cream donde ahora venden “pan con perro”.
Nada hay de censurable en tratar de modernizar la arquitectura habanera. La pregunta maestra es si valdría la pena cancunizar y no seguir la huella de Varadero, donde las nuevas edificaciones han sido amigables y no han necesitado arañar el cielo. O de la propia capital, en la que experiencias como el Gran Hotel Manzana Kempinsky y el aún no estrenado Packard –ahí, por cierto, se hospedó Marlon Brando durante una breve visita a La Habana en 1956– sugieren un camino del que no habría que desviarse.
Este hotel es esotérico. Disruptivo. Retórico.
Y marcado por la hybris.
Hueco donde se construirá el hotel más alto de La Habana. Fotos: Otmaro Rodríguez.
Mi consejo no se calienten la cabeza más con lo del hotel de 54 pisos,de todas maneras la mafia hace lo que le salga de sus cojo….,y preocúpense por la situación de la comida en Cuba qué cada día está más cara y escasa.El hotel lo van a levantar gústele a quien no le guste,no le echen a perder el negocio a medio Vedado,que con la vendedera de materiales de construcción que se va armar,se van a reparar más de 500 apartamentos de los alrededores,miren si gracias a la reconstrucción del Calixto García,se ha reparado medio Vedado,me imagino que con esta mole se repare hasta los edificios de Alamar,ha robar se ha dicho.Cemento a 5 Cuc la bolsa,cabillas a 200 pesos la tira,arena a 240 el metro cúbico,gravilla a 200 el metro ,pisos de cerámica a 10 cuc el metro y pintura de vinil acrílica a 10 cuc el galón,Arriba mis compatriotas del Vedado aprovechen que pronto abrirá el rastro en 25 y K.
Me parto de la risa con el comentario de Lazarito.
Construir, reparar, remodelar, levantar la ciudad capital resulta imprescindible desde hace décadas. Hemos visto desaparecer edificios maravillosos, y aun, lamentables ruinas y basura persisten por toda la ciudad. Hay mucho que hacer, incluso antes de ponerse a construir hoteles por todo el Vedado, como es el plan actual. De acuerdo con el texto, porque una cosa es modernizar y otra, es, no olvidar el entorno o los valores artísticos y patrimoniales de una ciudad. La arquitectura es arte e influye en nuestra manera de comportarnos y vivir. Esta obra, si de verdad llega a realizarse, al menos asi como esta en su maqueta, formara parte de esas edificaciones invasivas que rompen con el entorno arquitectónico y la trama urbana de la comunidad. La verdad es que se ve bien fea e irrespetuosa con los habitantes de toda esa Habana que viven aun en precarias condiciones. Dense una vuelta por Centro habana, Lawton, 10 de octubre, La Lisa, Alamar o incluso, el mismo Vedado
Yo respetaria el entorno de la ciudad, con edificios de altura media y si se va a hacer algo que llame la atencion que no sea esa caja de fosforos insipida que projectan construir. En muchas ciudades que respetan el casco urbano antiguo, como Paris o Madrid hay algun que otro edificio alto, pero de una arquitectura spectacular que rompe con la monotonia, pero no se faja con ella y que con el tiempo se hacen simbolos locales. Peor va a lucir una vez construido el hotel cuando se compare con su entorno que pide a gritos remodelaciones y pintura.
Propongo el nombre de Chispa Family en parecido con la caja de fosforo familar de la marca chispa del patio
Muy acertados algunos comentarios. Necesidad de cuidar y dignificar nuestro patrimonio para los que vivimos y viviran en Cuba. Quizas no ahora, pero en un futuro no muy lejano, cuando las condiciones económicas lo permitan, muchos sitios de nuestra Habana tendrán que modernizarse urbanísticamente al estilo que recomienden los arquitectos, diseñadores, ingenieros, etc. Centro Habana pasará por el tamíz de la modernidad, como lo será también Diez de Octubre y otros tantos de Plaza. Se salvarán muchos sitios de Miramar, Playa, Santa Fé y aquellos barrios con eficiaciones posteriores a los 50′. Retormar las ideas que imperaron cuando se levanto Alamar seria desastrozo para La Habana y un bochorno para los que niegan del modernismo que tanto necesita nuesta Capital. La superpoblacion existente en los barrios mas antiguos exige ideas innovadoras que reviertan la grave situacion imperante en todos los sentidos. Se veran levantar edificios como el que quieren construir junto al Habana Libre. Si Almest u otra entidad estatal o no estatal impone sus ideas urbanisticas sera porque tienen la aceptacion de otros con poderes supremos que lo permiten, tengan o no conocimientos de urbanidad. Quien no conozca lo que fue Pekin hasta los años 80′ le recomiendo que indague sobre su reconstrucción, cuando era conocida como una ciudad aldea, donde solo se veian viejas casas de siglos pasados amontonadas unas con otras donde vivían personas como actualmente sucede con La Habana. Solo la inteligencia y la cordura permitieron edificar lo que es actualmente, a pesar de las críticas que puedan existir.
no pretendo enmendarle la plana a ciro pero el programa nocturno, supongo el de progreso, es posterior a ese sitio, va mas con coopelia. y carcassés en ese cabaret podría ser, pero en esa época era absolutamente desconocido. poco después trabajó en el teatro martí y su rol era muy discreto.
Excelente texto, bien razonado y articulado. Una pena que esa empresa inmobiliaria lo vaya a construir de todos modos diciendo que todos esos intelectuales son una partida de… [beep, beep].
Muy bueno Cuco…veremos en que para eso!
Porque no se sigue el modelo original de la Oficina del Historiador del Centro Historico de la Habana y se replica adaptandolo a cada territorio de la capital con su plan maestro y con un cuerpo de respetados arquitectos y urbanistas. Para ello hay que quitarle al GAE todo lo que se ha apropiado para acabar con el país, dejarle a la Oficina del Historiador todo lo que originalmente tenia y ella sea el ejmeplo para el resto del país
Me gusta el edificio y su localizacion,