Es la comidilla del momento, el culebrón que sacude al fútbol mundial y sube la temperatura de la ya definida Liga Española: Antoine Griezmann, al parecer, se marcha al Barcelona para la próxima temporada.
Muchos lo dan por hecho, los medios principalmente, aunque las partes implicadas dejan un margen todavía y las pasiones de lado y lado se disparan.
A poco más de un mes de Rusia 2018, la Copa parece estar hoy en un segundo plano para la prensa deportiva, que se ceba en los antecedentes y las posibles consecuencias del traspaso del francés de 27 años al club catalán. Y en las declaraciones encontradas de los protagonistas.
De momento, no hay medio que se respete que no haya replicado las palabras del presidente del Barcelona, Josep Bartomeu, quien aseguró esta semana que su equipo se reunió con el representante de Griezmann en octubre pasado. Desde entonces vienen los rumores.
Casi como al descuido, Bartomeu también dijo que se encontró “casualmente” con el delantero del Atlético de Madrid “de vacaciones el pasado verano”, pero –para bajar el tono quizá– afirmó que solo se saludaron.
Ya en diciembre Guillermo Amor, director de relaciones institucionales y deportivas de los culés, había encajado otro hachazo en la herida al decir que “puede ser que haya habido un acercamiento y se haya avanzado algo”. Entonces, la directiva colchonera, molesta y preocupada, denunció al Barcelona ante la FIFA por esas negociaciones.
Ahora, las declaraciones de Bartomeu, unidas a las de jugadores culés como Luis Suárez –que dio el trato por cerrado en una reciente entrevista–, vienen a ser la puntilla. Incluso se dice que Lio Messi estaría encantado.
En un mundillo como el futbolístico, acostumbrado a las estratagemas y los cotilleos, estos comentarios no hubiesen levantado tanto los ánimos si los equipos involucrados no fueran los que son, y las palabras no hubiesen sido dichas justo ahora, cuando ya el Barcelona terminó prácticamente la temporada mientras al Atlético le resta la final de la Europa League en solo días.
Tampoco pasa desapercibido que para el apetito del Barça, ni la posibilidad de finalizar invicto en la Liga ni el doblete conseguido al levantar la Copa del Rey curan el varapalo de Roma y –otra vez, como consecuencia de esa derrota– el dolor de la Champions como cuenta pendiente. Así que Griezmann se pinta solo para saldar esa deuda.
El francés, que ha marcado al menos 25 goles en cada una de sus cuatro temporadas con el Atlético, ocuparía el flanco izquierdo del ataque azulgrana –la misma posición que tenía Neymar–, e integraría un nuevo tridente aterrador junto a Messi y Suárez. El número 7 del once azulgrana espera todavía por un nuevo dueño.
Atlético: “estamos hartos del Barcelona”
Ante los comentarios barcelonistas, la respuesta de los colchoneros ha sido dura y las relaciones entre ambos clubes se han tensado.
“Estamos hartos de la actitud del Barcelona. Que un presidente (Bartomeu), un jugador (Luis Suárez) y un directivo (Guillermo Amor) del mismo club hablen de la forma en la que lo hacen del futuro de un jugador con contrato en vigor y a pocos días de jugar una final de competición europea me parece una absoluta falta de respeto hacia el Atlético de Madrid y hacia todos sus aficionados”, dijo en un comunicado Miguel Ángel Gil Marín, máximo accionista del Atlético.
En una estrategia institucional y deportiva, Gil Marín ha tomado los pendones rojiblancos en la batalla contra el Barça. Su enfado es el de todo un club que, sin embargo, no pierde de vista que la campaña no ha terminado.
Por eso, el técnico Diego Simeone –el otro peso pesado del equipo “ofendido” – ha amarrado corto su mal genio para evitar comentarios punzantes y ha pedido a su tropa concentrarse en la final del próximo miércoles frente al Olympique de Marsella.
“No miro nada, no escucho nada, solo me importa el partido”, dijo “El Cholo” a la prensa esta semana sobre la situación de su estrella. “A Griezmann lo veo bien, compitiendo, como siempre y nada más”.
Sus jugadores sí no han cerrado la boca, y aunque saben que la solución no está en sus manos, han intentado al menos levantar el orgullo colchonero y dejar claro que el crack francés sigue siendo parte de su equipo. Saben, como lo sabe todo el mundo, que por los pies del galo pasan las mayores opciones de festejar el título de la Europa League.
“No nos gusta que se toque a nuestros compañeros”, afirmó Koke, para quien Griezmann “tiene contrato con el Atlético y seguro que lo va a hacer bien el miércoles que viene”. Mientras, el capitán Gabi opinió que “la única manera de ayudarle es que se sienta bien con nosotros y que rinda como lo está haciendo”.
No es primera vez que los del Atlético dan la cara por su compañero. Antes ya lo habían hecho frente a una afición que no ha perdonado algunas inconsistencias y aptitudes de Griezmann –quizá por tener al Barcelona en la cabeza– esta temporada.
Pero, les guste o no a los de Madrid, las nubes grises siguen en el horizonte, e incluso varios medios dan por sentado la resignación de Simeone.
Según AS, ya antes de terminar 2017 Griezmann le dijo al técnico argentino que pondría rumbo a Barcelona cuando terminara la temporada. Al parecer, el entrenador rojiblanco le agradeció el gesto y le aseguró que contaría con el apoyo del banquillo. A cambio, le habría pedido rendir al máximo y ayudar al equipo a conseguir un título a nivel internacional.
Sin embargo, la directiva del Atlético no tiene los brazos cruzados y lleva meses rumiando una solución que evite la inminente mudanza de su estrella. Su contraoferta ascendería hasta los 20 millones de euros por campaña, un jugoso aumento de lo pactado en el actual contrato de Griezmann hasta 2022. Además, intenta seducir al jugador con el crecimiento competitivo de la plantilla y la posibilidad de disputar el título de la Champions como locales el año próximo, cuando el Wanda Metropolitano reciba la final europea.
Estos argumentos y quizá otros de tipo afectivos podrían estar haciendo dudar al futbolista, que por el momento no dice nada claro. Pero, quizá el paso atrás ya no sea una opción y tenga las manos atadas.
Enredos legales
Aun cuando parezca muy probable, el paso de Griezmann al Barcelona no es tan sencillo. Sus complejidades legales han sacado humo a la prensa deportiva y han alimentado las especulaciones sobre los posibles artilugios de culés y colchoneros para amarrar y desamarrar al delantero de Francia.
Según ABC, existe un acuerdo firmado entre los agentes del futbolista y la directiva azulgrana que incluye una cláusula de penalización para evitar tentaciones o arrepentimientos. En pocas palabras, si el galo da marcha atrás tendría que indemnizar al Barça y lo mismo debería hacer el club si renuncia a su fichaje. Este convenio sería la razón por la que Griezmann no ha dado el visto bueno a una nueva –y mejor– oferta de su actual equipo.
Sin embargo, la pita se enreda ante la posibilidad de una sanción de la FIFA. El organismo rector del fútbol mundial podría penalizar a los culés e incluso al jugador galo amparándose en el Reglamento sobre el Estatuto y las Transferencias de Jugadores, que prohíbe a los clubes negociar con los futbolistas con más de seis meses de contrato en vigor. Y este es precisamente el caso.
Por eso, parte de la prensa se inclina por una negociación amigable entre el Barça y el Atlético de Madrid para resolver el conflicto, aun cuando esta implicaría que los azulgranas pagaran más que la risible cláusula de recesión de Griezmann, que a partir del 1ro de julio, de acuerdo a su contrato, baja de 200 hasta 100 millones de euros, un manjar para los clubes más adinerados.
Esta solución no solo evitaría las presumibles sanciones de la FIFA sino que permitiría al Atlético sacar una mejor tajada que la de la cláusula de recesión, debido a que, también por el contrato vigente del francés, el 20 por ciento de su pase iría a parar a las arcas de la Real Sociedad, su club anterior.
Pero la directiva rojiblanca no quiere dar su brazo a torcer y en el comunicado de esta semana dejó clara su postura: “En ningún momento hemos negociado por Griezmann y no tenemos ninguna intención de hacerlo.”
Además, lanzó una explícita amenaza a los catalanes: “para el supuesto de que el jugador ejerza su derecho de rescisión como consecuencia de la presión ejercida durante toda esta temporada, el Atlético de Madrid exigirá al Barcelona ante las instancias correspondientes las indemnizaciones que correspondan por su conducta inadecuada”.
No obstante, los azulgranas parecen haberse olido esta jugada con antelación y, de acuerdo con El País, se cuidaron de blindar jurídicamente el fichaje de Griezmann. Tras una seria pesquisa, los abogados barcelonistas sostienen que la FIFA no tendría competencia para intervenir en el traspaso, pues su reglamento sobre transferencias de jugadores solo aplica en los traspasos internacionales y remite a las normas de cada asociación.
Sucede que, aunque el reglamento de la federación española también prohíbe los contactos con un jugador seis meses antes de que finalice su contrato, la existencia de cláusulas de rescisión “deja prácticamente invalidada la normativa federativa” pues “se entiende que si un jugador con contrato en vigor puede rescindir su contrato mediante este mecanismo, lo normal es que haya conversaciones con el club en el que recalará”, explica El País.
De ser así, y existir como se supone un convenio previo firmado entre el francés y el club catalán, sería inevitable que Griezmann vista de culé la próxima temporada. Ese sería el final de esta novela que debe resolverse antes del Mundial, tal como el propio jugador ha pedido a su representante y el entrenador francés, Didier Deschamps, ha exigido a su futbolista para que llegue a Rusia con las neuronas despejadas.
Pero en lo que se desata la madeja, ya asoma otra película en la pantalla futbolística, una que también lleva meses rodando y ya asalta los titulares de prensa: el posible salto de Neymar al Real Madrid. ¿Será o no será?
El fútbol, bien se sabe, ya no puede vivir sin un toque de melodrama