El gobierno de Cuba quiere impulsar el negocio de la caña, entusiasmado por la subida de los precios internacionales del azúcar. El vicepresidente Ramón Machado Ventura, recorrió durante las primeras semanas de noviembre varios centrales del oriente y centro del país, exhortando a los trabajadores y directivos a producir más.
Pero los ánimos son más altos que las metas. Cuba se propone producir solo un poco más del azúcar que en el período 2012-2013, y menos de la mitad de lo que se molía durante los años de la crisis del Período Especial.
En la zafra 2012-2013, los campos y centrales de Cuba van a dar 1,8 millones de toneladas, según estima la corporación estatal AZCUBA.
No por gusto se habla de una “recuperación.” La industria azucarera cubana se desarticuló a través del llamado Plan Álvaro Reynoso, un programa de reducciones y reorganización que aniquiló una parte hasta entonces vital de la economía cubana.
Lo más interesante es que hay nuevos jugadores en la partida: la industria azucarera se abrió a la inversión extranjera. La brasileña Compañía de Obras e Infraestructura comenzará a administrar conjuntamente con la corporación estatal AZCUBA el central 5 de septiembre, ubicado en la provincia de Cienfuegos y al que apodan El Coloso de Rodas. Esa empresa extranjera es una subsidiaria de Oderbrecht, la misma transnacional encargada de la construcción del puerto del Mariel.
Un poco de aire fresco no le vendrá mal a la industria azucarera cubana, después de ser objeto (o más bien víctima) de una serie de transformaciones suicidas unos pocos años antes del boom de los biocombustibles y del etanol de la caña, que disparó los precios internacionales de ese producto.
El propósito de la alianza brasileña es puramente energético: la Oderbrecht instalará una planta bioeléctrica que utilizará bagazo, una material prima natural que se contiene de la caña de azúcar. Existen ambiciosos proyectos de instalar bioeléctricas en otros dos centrales azucareros.
El gobierno de Cuba dice querer exportar más, pero los buenos precios del azúcar apenas han sido explotados: las exportaciones de esa industria fueron de 388 millones de dólares en 2011, una cantidad que representó en ese año el 6% de las exportaciones de todo el país.
Se ha propagado la idea de que la Isla hizo la peor zafra de los últimos cien años en 2009-2010, cuando la Isla produjo 1,1 millones de toneladas. Solo en 1905, con cinco veces menos población y la tecnología de la época, se sacó de los centrales una cantidad similar.
Es poco conocido que la zafra de 2006 fue también pequeña, de 1,1 millones de toneladas, y que en los años posteriores se registraron producciones apenas superiores a esa, aunque solo la del 2010 fue oficialmente reconocida como un desastre.
El entonces Ministro de Azúcar, Luis Manuel Ávila González, admitió las deficiencias de su trabajo que le fueron señaladas y posteriormente fue destituido, para ser sustituido por su segundo al mando, el que sería último Ministro cubano del Azúcar, Orlando Celso García, quien es ahora Presidente de AZCUBA.
Como parte de un plan de reforma y reactivación, el Ministro del Azúcar se transformó en AZCUBA, con el propósito de “conformar un sistema empresarial capaz de generar con sus exportaciones moneda libremente convertible para financiar los gastos propios”, según las palabras del presidente cubano Raúl Castro.
En los “Lineamientos”, el plan de actualización económica del gobierno de Cuba, se incluye 4 puntos referidos a la industria azucarera, que en 2011 se empezaba a levantar de lo ocurrido el año anterior.
Uno de ellos propone “aumentar de forma gradual la producción de azúcar y derivados de la caña, asegurando una correcta organización y planificación de la zafra y la reparación industrial (…)”
Poco a poco: esa parece ser la estrategia. El vicepresidente cubano Machado Ventura advirtió en uno de sus recorridos que el sector azucarero debe crecer de año en año en el orden productivo, sin saltos espectaculares, hasta lograr zafras superiores.
Y así continuará el antiguo corazón de la economía cubana: sin saltos espectaculares, a pesar de los brincos en los precios.
La zafra 2013-2014 comenzó el pasado 20 de noviembre en el central Comandante Fajardo de Quivicán, provincia Mayaquebe. Solo se están empleando 49 centrales, la misma cantidad que arrancaron en 2012. En ese año, casi un tercio de las fábricas azucareras empezaron a producir azúcar con retraso.
Los éxitos y las decepciones de la próxima temporada están por ocurrir. La dirección de AZCUBA piensa que los precios de azúcar aumentarán en el futuro, pero al paso actual, la tierra que produce la caña se tomará un buen tiempo antes de parecerse a la azucarera que era.
Por: Enero Ándal
Foto: Alejandro Ramírez Anderson