El Maxim Rock abrió el pasado viernes luego de permanecer cerrado cerca de tres años, por reparaciones. La sede de la Agencia Cubana de Rock acusó varios problemas en su infraestructura que la obligaron a una forzosa clausura que demoró más de lo previsto.
El espacio, que de alguna forma es sucesor del extinto Patio de María, abrió para acoger los conciertos de la quinta edición del festival Patria Grande, organizado por el Ministerio de Cultura y el Instituto de la Música.
Cientos de rockeros, sobre todo adolescentes y jóvenes, hicieron fila desde temprano para acceder a la instalación coronada en su interior por una gigantografía de Mick Jagger con la bandera cubana, tomada cuando ofreció su histórico concierto con los Rolling Stones en la Ciudad Deportiva.
El cuerpo de seguridad del llamado “templo del rock cubano” sacó fuerzas para contener a un público que pugnaba por entrar como pocas veces se había visto allí, según dijeron los productores del Maxim a OnCuba.
Punk con sus debidas crestas, blackmetaleros, góticos, en resumen, toda una amplia gama de amantes del rock y el metal se agolparon en el recinto desbordado por las ansias contenidas de escuchar a los exponentes de su música de cabecera.
El Maxim cuenta además, tras su remodelación con un bar donde se expenden cervezas, tragos y refrescos y mantiene su programación habitual de conciertos con grupos de todo el país.
Previo a la inauguración oficial, hubo una descarga por invitación a la que asistieron periodistas, artistas de diversas manifestaciones y músicos que cultivan el rock, el jazz, entre otros estilos. En este encuentro se exhibió un video en el que artistas como Jorge Perrugorría, y Samuel Formell, por solo citar algunos, hablaban sobre el Maxim, su apertura y el rock en Cuba.
Este es uno de los pocos lugares donde se puede escuchar rock en vivo en La Habana. Desde su apertura hace varios años por el ex ministro de Cultura Abel Prieto, ha sido sede de importantes conciertos de bandas internacionales como The Dead Daisies, y ha sostenido una programación con cabida para todo tipo de estilos dentro del rock.
También sufrió la deserción de su antiguo equipo de dirección en un viaje en 2013 a Estados Unidos junto a las bandas Hipnosis y Escape, cuyos integrantes en su mayoría optaron igualmente por no regresar a Cuba. Los grupos pidieron asilo político cuando aún estaba vigente la política de “pies secos, pies mojados”, eliminada por el expresidente Barack Obama poco antes de dejar la Casa Blanca.
OnCuba conversó con varios jóvenes que asistieron a los primeros conciertos del Patria Grande en la instalación y todos coincidieron que el cierre del Maxim provocó prácticamente “la muerte del metal en la ciudad” y nos manifestaron sus esperanzas de que ahora no vuelva a sufrir el mismo periodo de clausura.
“Los freakys deben entender que todos debemos cuidarlo a partir de este momento, porque si lo cierran volveremos a la misma etapa oscura”, dijo un muchacho de 18 años, que desde la tarde hacía cola para entrar a los espectáculos.
Entre los cambios que muestra el Maxim está el precio de la entrada. Antes el cover valía unos 10 o 20 pesos (Moneda Nacional) de acuerdo a la banda que se presentara. Ahora subió a 50 pesos, una medida que responde a la lógica de mantener la instalación y pagarle dignamente a los grupos.
La subida del precio, sin embargo, ha sido mirada con resquemor por una parte del público rockero, que no es precisamente el de mayor poder monetario.
“Está a la misma altura de los centros culturales de la ciudad y las bandas necesitan cobrar lo mejor posible por su trabajo”, explicó sobre el costo de la entrada uno de los promotores del Maxim.
Las fotos explican todo lo que ha sucedido en las primeras 48 horas del regreso del metal a la ciudad. Grupos de jóvenes con pulovers de sus bandas favoritas, tatuajes, piercings y gritos de euforia confirman que el metal ha vuelto a casa. Y todos esperan que sea un regreso definitivo y que el querido fantasma del Patio de María no vuelva a asomarse al remozado templo del rock en La Habana.