A 20 años de creada La Camerata Romeu, una de las formaciones orquestales de su tipo más importante de Cuba, y quizás la más conocida de la Isla en el mundo, festejó con un concierto en La Basílica Menor del Convento de San Francisco de Asís, en La Habana Vieja, en el que, junto a invitados especiales, interpretaron un repertorio de lujo que contempló piezas icónicas del conjunto como la distintiva Camerata en Guaguancó, tema del maestro Guido López Gavilán.
Esta agrupación integrada exclusivamente por mujeres ocupa hoy un importante lugar dentro del panorama musical cubano. Sobre el trabajo actual y proyectos futuros conversó con OnCuba Zenaida Romeu, su directora y fundadora.
Cuando la Camerata surgió, explica, no había ninguna agrupación femenina que hiciera un trabajo parecido al nuestro; “durante la década del 30 del pasado siglo se inició una tradición de varias orquestas femeninas que fueron muy populares como por ejemplo Las Anacaonas, pero ese movimiento se restringió solo a la música popular”.
A la vuelta de este tiempo, reflexiona Romeu, hemos logrado mucho desde el punto de vista de la visualidad, uno de nuestros puntos fuertes, pues “no solo somos mujeres que tocamos bien, somos músicos que nos distinguimos por nuestro trabajo instrumental y nuestra proyección escénica, algo que irremediablemente está asociado al vestuario, la postura y otros elementos del comportamiento durante las presentaciones”.
-¿Cuánto ha logrado la Camerata trabajando un repertorio que al menos en Cuba no es de lo más popular?
Recientemente terminamos una gira nacional que puede catalogarse de fabulosa, con teatros llenos en todas las localidades del país donde nos presentamos, algo que para nosotros es un gran reconocimiento porque no creíamos que la música de cámara fuera capaz de llenar teatros compitiendo con otras propuestas como el ballet y la música popular.
Creo que en eso juega un papel muy importante el repertorio que trabajamos desde nuestro surgimiento, dentro de él hay tres obras que considero medulares para La Camerata como son Final Obligado, de Carlos Fariñas; La bella cubana, de José White; y Camerata en Guaguancó.
Esos temas son un ejemplo de los tres polos en los que se ha movido la agrupación durante este tiempo, la academia, lo cubano y lo contemporáneo, aunque sin distinciones de procedencia. En estas dos décadas hemos incluido en el repertorio música de todas partes del mundo y de autores de las más diversas tendencias, pero siempre con lo cubano como referencia.
Esa labor fue la que mostramos en el concierto de cumpleaños en la Basílica, donde hicimos un resumen de la trayectoria de La Camerata, años de mucho trabajo con grandes resultados, en los que grabamos discos importantes que han sido premiados en eventos de relevancia, nominados al Grammy y otros tipos de reconocimientos.
Este concierto fue muy parecido al de nuestro debut en 1993 en la Sala Covarrubias del Teatro Nacional, pero más trabajado, con una Camerata más grande, y por supuesto un repertorio más rico.
Conjugamos la música con el audiovisual, proyectamos imágenes de La Camerata en estos 20 años y partes de un documental, para hacer algo diferente y cerrar así un ciclo que da pie a un nuevo paso para el grupo, que considero ya esta listo para ser una orquesta de cámara del Caribe.
Espero que en enero ya empecemos a trabajar en esta idea, ya tenemos contactos con muchas instrumentistas del área que quieren participar de un proyecto de esta naturaleza, para el que además se conformaría un repertorio con músicas de las islas que están en el Caribe.
-¿Planes inmediatos?
Ahora se dan los toques finales a una multimedia que hicimos con la Oficina del Historiador sobre la paráfrasis del Himno Nacional, obra para cuerdas y piano que el maestro Hubert de Blanck hiciera sobre la original de Perucho Figueredo. También tenemos en producción un audiovisual sobre el concierto Danzones: Romeu por Romeu, con Gonzalo Romeu, que hicimos a finales de 2011, y ya estamos terminando su edición.
Este año fue muy bueno para La Camerata, tuvimos el álbum Logos Futura nominado al premio Western Canadian Music Award, quizás el más importante reconocimiento que se entrega en ese país. El disco contiene tres obras, de las que dos son interpretadas por La Camerata Romeu: Pensieroso, de la compositora canadiense Violet Archer; y Concierto para acordeón y orquesta de cuerdas, del también canadiense Alan Gilliland, con el virtuoso italiano Antonio Peruch al acordeón.
Con el trabajo de todos estos años, La Camerata se ha convertido en un ejemplo de lo que la mujer cubana es capaz de hacer. Hemos logrado que en el mundo se reconozca la calidad de nuestra música interpretada por féminas, con un altísimo rigor técnico, y capaces de moverse por un repertorio impresionante. Hemos roto el esquema de la cubana solo como símbolo sexual, nos convertimos en grandes artistas, profesionales y sensuales, toda esa energía emana de nuestras presentaciones.
nunca me las pierdo cuando vienen a Cienfuegos: buena música interpretada por una camerata de mujeres talentosas, bellas y elegantes. ¿Cómo resistirse a eso?