Roe vs. Wade es, como se conoce, la decisión de la Corte Suprema (1973) de dictaminar que las mujeres tienen derecho al aborto y que los estados no pueden interferir con ese derecho.
El pasado enero marcó su 46 aniversario, es decir, de casi medio siglo de su vigencia. Sin embargo, algunos estados continúan luchando para socavarla, restringir el acceso al aborto y retrotraer al país a la época en que era este era ilegal.
Evidentemente, hay un impulso “desde abajo” para incitar juicios federales sobre el tema y, con ello, aumentar las posibilidades de que la Corte Suprema, con su nueva mayoría conservadora, socave o anule Roe vs. Wade.
Según cálculos de defensores de los derechos reproductivos, desde 2010 las legislaturas estaduales han aprobado alrededor de 400 proyectos de ley contra el aborto, algunos tan inconstitucionales que jueces federales no han tenido más opción que anularlos.
Pero la Corte Suprema se verá obligada a dictaminar sobre el tema, tal vez no demasiado lejos en el tiempo. Ciertos estados han venido acudiendo a las llamadas “leyes gatillo” –en inglés, trigger laws–, esto es, legislaciones que no pueden implementarse a menos que se derogue Roe vs. Wade, pero que por lo mismo están ahí, latentes, esperando.
Estas movidas constituyen una manera de garantizar que el aborto sea automáticamente ilegal en el caso de que, al fin, los estados puedan regular el procedimiento.
Las “leyes gatillo” se remontan al año en que se decidió Roe vs. Wade, e históricamente varios estados conservadores las han presentado en sus legislativos. Pero de aquí para atrás han solido fallar. Este año, no necesariamente. Por eso Elizabeth Nash, del Instituto Guttmacher, ha declarado: “Ha habido mucho más este año. Y están recibiendo atención. No solo se están introduciendo y desapareciendo del mapa, como antes solía ocurrir”.
Sin tiempo ni espacio para un inventario exhaustivo, entre los estados que hasta ahora han promulgado “leyes gatillo” valdría la pena anotar los siguientes:
En febrero de 2019 Arkansas aprobó la Ley 180. “Una ley para crear la Ley de protección de la vida humana de Arkansas; para abolir el aborto, proteger la vida de los niños no nacidos; y otros fines”. El quinto estado en tener una “ley-gatillo”. Dice textualmente: “el aborto en Arkansas está abolido” en el caso de que Roe vs. Wade se haya revertido y no haya excepciones por violación o incesto. La legislación también solicita a la Corte Suprema reconsiderar Roe vs. Wade.
En 2016 Louisiana aprobó la”Ley de Protección de la Vida Humana”. Ese estado ya tiene algunas de las leyes de acceso al aborto más restrictivas del país, pero en caso de que se anule Roe vs. Wade, el procedimiento será automáticamente ilegal. La “Ley de Protección de la Vida Humana” sostiene que “entraría en vigencia de inmediato” en caso de que la Corte Suprema “revierta, en todo o en parte, Roe vs. Wade restituyendo así al estado de Louisiana la autoridad para prohibir el aborto”. No establece excepciones en caso de violación o incesto.
En 2007, fue Mississippi. En el escenario de que la Corte Suprema anule Roe vs. Wade, el Fiscal General de ese estado tendría que certificar primero la decisión y que “es razonablemente probable que [la prohibición del aborto] sea confirmada por la Corte como constitucional”. La prohibición hace excepciones en caso de que la vida de la madre esté en peligro. Pero ayer el Senado de Mississippi aprobó una propuesta de ley que prohibiría la mayoría de los abortos una vez que se detecte un latido fetal, una clara violación de Roe vs. Wade.
En Mississippi aprueban prohibir el aborto tras latido fetal
Los estados liberales también se preparan un mundo post Roe vs. Wade, solo que mediante la vía opuesta: aprobando leyes que mantendrían o ampliarían el acceso al aborto. En enero, los legisladores de Nueva York aprobaron la “Ley de Salud Reproductiva”, que protege el acceso a los abortos después de 24 semanas si el feto no es viable o si existe riesgo para la salud de la madre.
Leyes similares se han introducido y han ganado fuerza en estados como Nuevo México, Virginia y Vermont.
A la larga, resulta inconcebible que los estados sigan obstruyendo el acceso al aborto. Y es particularmente engorroso que lo hagan acudiendo a pantallas sobre la salud y la seguridad de las mujeres. De igual modo, que intenten interferir con la decisión de una mujer de criar a un niño con una discapacidad o de someterlo a vivir con un padecimiento grave, o simplemente de llevar a término un embarazo, dar a luz, amamantar y todo lo que supone tener un hijo.
Como se ha dicho, Roe vs. Wade reformó la política nacional al deslindar dos campos: pro-vida y pro-elección. Y eso es justamente lo que veremos arder en medio de esta división en que está sumida la Unión, como lo ilustraba aquella serpiente en sus días fundacionales.