Construir trazos, indefinir contornos, mezclar colores, camuflarlos mediante veladuras ha caracterizado la poética de Rigoberto Mena desde que irrumpiera en el panorama de las artes visuales cubanas.
Mena es intuitivo, espiritual, parece que medita cada trazo o mejor aún, cada trazo lo medita a él. Para él la pintura es como la filosofía, en la cual ningún filósofo puede presumir de tener la verdad absoluta si no aclara antes que tal teoría es su propia verdad, de aquí quizá la manía de titular poco a sus piezas o designarlas con números como piezas a inventariar.
Mena ha apostado por la abstracción, lo que no significa que su propuesta no sucumba en ocasiones ante las tentaciones neofigurativas. Se mueve como pez en el agua con esta técnica y ha logrado un estilo propio e inequívoco que muchos prefieren. Por estos días inauguró su exhibición colateral en esta XIII edición de la Bienal de La Habana muy bien acompañado.
Bajo el título de “Inventario”, que funciona como pretexto para mostrar piezas distintivas de su poética desplegada en los últimos años, Mena nos recibe en su cuartel general que se erige en el barrio de Buena Vista (Calle 54 No. 5221 Esq. 21, Playa). El sitio convoca, acoge e invita y en esta ocasión llegan con sus propuestas los artistas Pat Oleszko y Lee L’ Clerc.
En sus inmensas telas, Mena plasma trozos de sí. Sus diálogos, esperanzas, aventuras, símbolos, recuerdos, sentimientos nos llegan en sus obras pertrechas de alegorías, de fragmentos de pasado que sirven para discursar sobre el presente y el futuro de la mano de recortes, boletos, comprobantes y otros papeles de su vida.
Bajo la curaduría de Isabel M. Pérez Pérez, una vez más “Mena se muestra como un artista auténtico y plural, que se reinventa cíclicamente, más allá de las modas o las tendencias. El dilatado repertorio de piezas de varias series recientes da testimonio de una fértil creatividad, hilvanada tras el hilo conductor de una filiación abstracta que persistentemente se empeña vulnerar”.
“Sus colegas, equidistantes en operatorias, comparten la vocación concomitante con que esta Bienal busca afianzar la ya tradicional relación entre el arte, la vida y los contextos”, expresó la también crítica de arte.
Por su parte, al decir de la curadora de la muestra “el pintor Lee L’ Clerc, un colega de la infancia ahora radicado en Canadá, se presenta con una selección de sus Fabricating Importance, una serie que aborda la idea del retrato como creación (“Fabricating”) que adquiere en sí misma vitalidad propia. No tanto a través de semejanzas entre la representación y el modelo que sirve como fondo de referencia (“Importance”), sino mediante los gestos y las decisiones artísticas que se entrelazan aquí con modelos ornamentales europeos y técnicas textiles (“fabric”) del renacimiento veneciano. Como resultado, una trama vital, un archivo donde presente y pasado, estética, historia y sociología se conjugan.”
Pat Oleszko, artista del performance de Nueva York, incorpora sus satíricas visiones sobre poder, sexo, y costumbres y protagoniza un performance donde suma a los vecinos de los alrededores de Mena Estudio. “Pat colabora con un grupo de rumberos del barrio para organizar un pequeño desfile gigante, presidido por tres de sus acostumbrados personajes: Dick Dollar (representación burlesca de la codicia); Titty Tita (su encantadora consorte) y tres Cigarros (de ocho pies de altura). Una banda disparatada y entusiasta que en la tarde de ayer rodó por Buena Vista, involucró a su gente y la arrastró al espacio de exhibición en dinámica armonía.” Enunció a nuestra publicación Isabel quien acompañó a los artistas en este sui generis Inventario de creaciones.