La amenaza del presidente Donald Trump de imponer nuevos aranceles a los productos que Estados Unidos importa de México corre el riesgo de sabotear no sólo su promesa de forjar acuerdos comerciales más favorables, sino también a la propia economía estadounidense que, según él, se ha fortalecido bajo su mandato.
Trump mantuvo el viernes su amenaza de aplicar un arancel de 5 por ciento a las importaciones procedentes de México a menos que el vecino del sur frene el arribo de migrantes centroamericanos a la frontera común.
Fabricantes estadounidenses dijeron que los aranceles –que entrarían en vigor el 10 de junio– tendrían consecuencias devastadoras, tanto para ellos como para los consumidores en Estados Unidos, pues elevará los precios de innumerables artículos, desde aguacates hasta ropa y dispositivos médicos.
¿A dónde irá a parar el nuevo TLCAN?
Su amenaza repentinamente puso en duda las perspectivas de un nuevo acuerdo comercial para las tres naciones que forman América del Norte. El año pasado, el gobierno de Trump negoció el nuevo acuerdo, llamado formalmente en español Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC, o USMCA por su acrónimo en inglés) y le significó un triunfo de su política económica.
El T-MEC debe ser aprobado por los legisladores de los tres países, pero es poco probable que México ratifique el pacto si debe hacer frente a un nuevo lote de aranceles impuestos por Trump apenas unos meses después de forjar el nuevo acuerdo que habrá de remplazar al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).
Después de todo, el objetivo de los acuerdos de libre comercio es liberar a los países de los aranceles y otras políticas proteccionistas que perjudican a sus exportadores.
“Será muy difícil que el USMCA pueda seguir avanzando después de esto”, comentó Philip Levy, quien fue economista de la Casa Blanca durante el mandato del presidente George W. Bush y ahora es miembro principal del Chicago Council on Global Affairs (Consejo de Asuntos Globales de Chicago).
“El presidente ha dicho esencialmente a los mexicanos que el acuerdo no les ofrece ninguna garantía contra el proteccionismo comercial (de Estados Unidos). Les pide que pasen por el aro sin recibir una recompensa”, agregó.
Si Trump procediera con su amenaza de aplicar aranceles escalonados a las mercancías procedentes de México, el daño económico podría ser de gran alcance.
Las compañías estadounidenses también pagarán
Si los aranceles entran en vigor, podrían terminar aumentando el precio en Estados Unidos de una Chevrolet Blazer, de un burrito en Chipotle, una camisa nueva o una cerveza Corona. Un arancel de 5% aplicado a 346.500 millones de dólares de importaciones mexicanas suma 17.000 millones de dólares. Parte de ese costo más alto podría ser pagado por compañías estadounidenses, al menos inicialmente. Pero es casi seguro que una parte considerable será transferida al consumidor estadounidense.
En caso de que los aranceles entren en vigor, las compañías estadounidenses serán las primeras en resentirlos.
Las empresas de diversos sectores han creado estrechas cadenas de suministro con México. Miles de millones de dólares en autopartes, por ejemplo, cruzan de ida y vuelta la frontera entre Estados Unidos y México, en algunos casos varias veces, debido a la adición e integración de componentes en vehículos terminados. Redes similares existen en otras industrias, desde la de ropa hasta la de productos electrónicos. Los impuestos a la importación podrían convertirse con rapidez en costos mucho más altos.
“Eso es lo que es tan preocupante de esos aranceles”, dijo John Mitchell, presidente de IPC, un grupo que representa a la industria electrónica. “Socava la capacidad de la región para aprovechar las fortalezas de cada cual para el beneficio del sector manufacturero de América del Norte”.
Peter Navarro, un importante asesor comercial de la Casa Blanca, insistió durante una entrevista con CNBC en que el gobierno y las empresas de México pagarán los aranceles. Sin embargo, alrededor de 40 por ciento de las importaciones procedentes de México vienen de filiales estadounidenses, así que no hay una compañía mexicana que pague esos impuestos. En cambio, los aranceles elevarán los costos para las compañías estadounidenses —y finalmente los precios al consumidor—, en particular por los componentes que cruzan la frontera varias veces, declaró Mitchell.
La economía estadounidense se ha integrado a la de México desde la puesta en marcha del TLCAN en 1994.
Todos los vehículos de fabricación estadounidense incluyen ahora por lo menos algunas piezas fabricadas en el extranjero, y 37% de esas autopartes provienen de México.
“Cualquier barrera al flujo comercial por la frontera entre Estados Unidos y México tendrá un efecto de cascada: perjudicará a los consumidores estadounidenses, pondrá en riesgo los empleos y la inversión en Estados Unidos, y reducirá el progreso económico que el gobierno trata de reactivar”, dijo David Schwietert, presidente interino del grupo comercial Auto Alliance, que representa a fabricantes estadounidenses de autos, así como a empresas extranjeras en Estados Unidos, como BMW y Toyota.
Las acciones de General Motors Co., que importa más vehículos a Estados Unidos que ningún otro fabricante del sector, bajaron el viernes 4,25%.
“Para GM estimamos que un arancel de 5% tendría un impacto anual más o menos de varios cientos de millones de dólares en sus ganancias”, dijo Itay Michaeli, de Citi Investment Research.
Los nuevos aranceles sorprendieron a muchas compañías porque el gobierno de Trump acababa de renovar su campaña para conseguir la aprobación legislativa al nuevo Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).
El senador republicano Chuck Grassley, un aliado habitual de Trump y presidente de la Comisión de Finanzas del Senado, criticó la medida del presidente y la describió como “un mal uso de la autoridad arancelaria presidencial” que podría agobiar a los consumidores estadounidenses y “pone seriamente en riesgo la ratificación del T-MEC”.
Algunos representantes de los sectores industriales dijeron que los aranceles no alentarán a las compañías a regresar la producción a Estados Unidos, como Trump dice que desea, sino que tendrán el efecto contrario: las desalentarán de reubicarse en el país porque tendrían que pagar más por las partes importadas.
“Si no puedes comprar los componentes aquí, no vas a pensar en regresar”, afirmó Mitchell.
¿Y la comida?
Los estadounidenses también podrían ver alzas en las tiendas de comestibles. Estados Unidos importa de México 12.000 millones de dólares en frutas y verduras frescas, como tomates, aguacates, chiles y limones.
“Este es un impuesto a las dietas saludables, simple y llanamente”, dijo Lance Jungmeyer, presidente de la Asociación de Productos Agrícolas Frescos de las Américas.
Jungmeyer señaló que las importaciones de alimentos procedentes de México han estado libres de aranceles durante décadas, y los importadores tendrán que hacer papeleo en aduanas para pagar los impuestos. El procedimiento puede tardar 10 días o más, lo que imposibilitaría a muchas compañías realizar importaciones por un tiempo después del 10 de junio.
“Tengo que instruir a toda una gama de personas que no han pagado aranceles por productos agrícolas mexicanos desde 1995”, declaró Jungmeyer.
Muchas cadenas restauranteras en Estados Unidos compran tomates y otros productos frescos de México. Laurie Schalow, una executiva de Chipotle Mexican Grill, dijo que la cadena ha buscado diversificar su base de proveedores y ahora compra algunos aguacates traídos de Chile y Perú, y es menos dependiente de México. Aun así, los aranceles perjudicarán a la compañía, declaró.
¿Y los textiles?
Trump ya impuso aranceles de 25% a 250.000 millones de dólares de mercancías importadas de China. Los aranceles a las importaciones desde México podrían debilitar a la economía estadounidense. De antemano se había pronosticado que el crecimiento bajará a una tasa anualizada de 1,5% para el trimestre abril-junio, comparada con 3,1% en el primer trimestre.
Gregory Daco, el principal economista estadounidense en Oxford Economics, calcula que aplicar el arancel completo de 25% a los productos mexicanos restaría 0,7 puntos porcentuales al crecimiento de Estados Unidos para el año próximo.
Estados Unidos importa 2.400 millones de dólares de ropa y textiles de México. Stephen Lamar, vicepresidente ejecutivo de la Asociación de Ropa y Calzado de Estados Unidos (AAFA por sus siglas en inglés), dijo que las compañías ya piensan en cómo reducir costos, pero posiblemente tendrán que subir precios porque sus márgenes de ganancias son muy bajos.
México es el octavo mayor abastecedor de ropa y séptimo de calzado de Estados Unidos. México es el mayor proveedor de jeans para hombres y niños con 35% de las importaciones, según la AAFA.
Las acciones de Kontoor Brands, que incluye a Wrangler y Lee, cayeron 8%, y las de Levi Strauss, 7%. Ambas compañías compran parte de su mezclilla a México.
¿Y las bebidas?
Aproximadamente 70% de las importaciones de cerveza provienen de México, cuando en 1990 esa cifra era de menos del 20%, según la Asociación Nacional de Mayoristas Cerveceros. Las acciones de Constellation Brands, que produce las cervezas Corona y Modelo, entre otras, bajaron casi 6% el viernes.
Jeremy Seaver, dueño de Tios Mexican Cafe en Ann Arbor, Michigan, dijo que los aranceles podrían perjudicar su negocio. Utiliza aguacates producidos en México, sirve tequila, cerveza y refrescos mexicanos, y vende salsas picantes mexicanas. Incluso toda la decoración de su restaurante proviene de México, agregó.
“Estoy muy preocupado”, declaró. Un arancel de “5% no parece mucho, pero para un pequeño negocio como el mío, es bastante”.
Las guerras arancelarias
Es casi seguro que México tomará represalias, aplicando sus propios aranceles y probablemente apuntará a los productos agrícolas procedentes de Estados Unidos.
El año pasado, México compró bienes y servicios estadounidenses por valor de 300.000 millones de dólares, cifra sólo superada por Canadá. Estados Unidos importó 378.000 millones de dólares de México, con lo que el país latinoamericano se colocó en segundo sitio, debajo de China.
Gregory Daco, el principal economista estadounidense en Oxford Economics, calcula que aplicar el arancel completo de 25% a los productos mexicanos restaría 0,7 puntos porcentuales al crecimiento de Estados Unidos para el año próximo.
Trump ha llevado a Estados Unidos a la mayor guerra comercial desde la década de 1930. Al acusar a China de robar tecnología estadounidense y coaccionar a empresas norteamericanas para que entreguen secretos comerciales, el presidente ha impuesto aranceles del 25% sobre productos chinos valorados en 250.000 millones de dólares. También planea afectar a los 300.000 millones de dólares restantes en productos procedentes de China que aún no se han visto perjudicados.
Once rondas de conversaciones no han logrado poner fin al enfrentamiento con Beijing. Las negociaciones se interrumpieron hace varias semanas después de que funcionarios estadounidenses acusaran a China de incumplir los compromisos que había contraído en rondas anteriores de negociación.
Jorge Guajardo, un exdiplomático mexicano que ahora es director sénior de la firma consultora McLarty Associates, se pregunta por qué cualquier país aceptaría un acuerdo comercial con Trump después de lo que le ha pasado a México.
“En resumen: A Trump le gustan (los aranceles) y siempre buscará una excusa para imponerlos”, tuiteó Guajardo.
“Ningún país debe engañarse pensando que pueden apaciguarlo para evitarlos”.