El presidente Donald Trump comenzó oficialmente este martes su campaña de reelección con un mitin lleno de agravios que se centró más en tratar de saldar cuentas con sus rivales que en plantear su agenda para un posible segundo mandato de cuatro años. Denunció una “migración ilegal masiva”.
Con críticas a la prensa y a la clase política contra la que compitió en 2016, Trump se quejó el martes por la noche de que ha estado “bajo asalto desde el primer día” de su presidencia por parte de “medios de comunicación de noticias falsas” y una “caza ilegal de brujas” que ha tratado, agregó, de hundirlo a él y a sus partidarios.
Dirigiéndose a una multitud de miles de personas en el Centro Amway de Orlando, pintó un cuadro inquietante de cómo sería la vida si perdiera en 2020, acusando a sus críticos de “conducta antiestadounidense” y diciéndole a la multitud que los demócratas “quieren destruirlos a ustedes y quieren destruir a nuestro país tal como lo conocemos”.
“Un voto para cualquier demócrata en 2020 es un voto para el ascenso del socialismo radical y la destrucción del sueño americano”, afirmó, destrozando a los demócratas “radicales” y “desquiciados”, con sólo una mención de pasada de cualquiera de los hombres y mujeres postulados para reemplazarlo.
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— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) 19 de junio de 2019
Durante su campaña de 2016, el mandatario se enfocó en la seguridad fronteriza, y esta vez en Florida recurrió al tema con frecuencia. Trump aseguró que millones de trabajadores de bajos salarios que llegan ilegalmente a Estados Unidos compiten con los estadounidenses más vulnerables por empleos y oportunidades.
Trump también aseveró que los niños de edad escolar de todo el país están bajo amenaza de los miembros de la pandilla MS-13 y culpó de ello a las “políticas demócratas”.
Dijo que si los funcionarios demócratas “tuvieran que enviar a sus hijos a esas escuelas hacinadas y sobrecargadas, no tolerarían la situación ni un solo minuto”.
El lenguaje apocalíptico y las críticas permitieron ver claramente que la campaña de Trump para 2020 probablemente será muy similar a su exitosa postulación hace tres años, en que al principio parecía tener pocas probabilidades de ganar.
Aunque la campaña de Trump ha intentado profesionalizarse, con atractivas oficinas y numeroso personal que está aumentando, y a pesar de dos años y medio ocupando la Oficina Oval como comandante en jefe de las fuerzas armadas, de todas formas el mandatario siguió enfocado en animar a su base de votantes y presentarse como un externo a la política que se postula contra la clase política de Washington.
Parecía ansioso de que se repita lo ocurrido en 2016, pasando considerablemente más tiempo enfocado en su ex rival demócrata Hillary Clinton –cuyo nombre provocó que la multitud coreara “¡Encarcélala!”–, que en sus actuales rivales para 2020, aunque ella no aparece en las boletas.
Los asesores de Trump programaron el lanzamiento de la campaña cerca del cuarto aniversario del día en que el magnate y estrella televisiva inició su campaña a la presidencia desplazándose en una escalera eléctrica frente a una multitud que incluía a actores pagados.
Trump habló con gusto de su postulación en 2016, llamándola “un momento decisivo en la historia estadounidense”. Y dijo que, en los años que han transcurrido, prácticamente había transformado Washington, sometiendo a “una clase política corrupta y disfuncional” y restaurando un gobierno “de, para y por el pueblo”.
Le preguntó a la multitud si debería apegarse a su eslogan de “Devolvamos la grandeza a Estados Unidos”, o mejorarlo. Su nueva consigna de campaña –“Mantener la grandeza de Estados Unidos”– fue recibida con vítores bulliciosos.