Kiribati. Uno puede no saber dónde está. Es una pequeña república de 114,000 personas repartidas en más de 32 atolones en el medio del Océano Pacífico, y a la derecha del Ecuador.
Las palmeras bordean las blancas arenas. Aguas turquesas. ¿Pero es la isla un oasis ideal? Apenas.
La batalla de Tarawa, una horrible escaramuza durante la Segunda Guerra Mundial, tuvo lugar en Kiribati. Y ahora la batalla por el cambio climático se está estrellando en sus orillas en medio de una crisis de tuberculosis, lepra y otras enfermedades.
La mayor parte de Kiribati se encuentra a unos dos metros sobre el nivel del mar. El Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático estima que el nivel del mar aumentará al menos dos metros antes del año 2100. Esto le da a Kiribati no más de 80 años a flote.
Anote Tong, el ex presidente de Kiribati, dijo que para “Kiribati ya es demasiado tarde” y que la comunidad internacional debería considerar cómo las personas pueden emigrar con dignidad.
En respuesta, Australia y Nueva Zelanda ofrecen un escape temporal, mientras que Fiji vendió 5.500 acres de su tierra a Kiribati por $ 8.77 millones de dólares. Si todos los I-Kiribati, como se conoce a la gente de la nación, ocuparan esta tierra, la densidad de población sería de aproximadamente 5,300 personas por kilómetro cuadrado. Esto viola los estándares mínimos de la ACNUR para los campamentos de refugiados.
Pero mientras otros trabajan para ayudar a los habitantes de Kiribati a huir, Cuba los alienta a quedarse. La Habana está entrenando a médicos de Kiribati de forma gratuita con la condición de que regresen a trabajar a su país de origen. ¿Por qué?
Primero, echemos un vistazo a lo que Nueva Zelanda y Australia están proponiendo para Kiribati y otras naciones isleñas del Pacífico.
Alentando la migración
Jacinda Ardern, la primera ministra de Nueva Zelanda, propuso un programa de visas para los refugiados frente al cambio climático para los estados insulares del Pacífico, incluida Kiribati. Pero en agosto de 2018 el gobierno de Nueva Zelanda desechó en respuesta a las preocupaciones de los líderes de las islas del Pacífico sobre la autodeterminación de sus pueblos. El ministro de Inmigración de Nueva Zelanda, Iain Lees-Galloway, señaló: “Los pueblos del Pacífico han expresado su deseo de seguir viviendo en sus propios países, y el trabajo actual se centra principalmente en mitigar los impactos del cambio climático”.
¿Cómo se ve ese trabajo?
La “cooperación para el desarrollo” de Nueva Zelanda con Kiribati incluye la construcción de instalaciones hospitalarias, el aumento de las opciones de planificación familiar, el fortalecimiento del sector pesquero, la mejora de las calificaciones de los médicos y la facilitación de esquemas de movilidad laboral para ayudar a los ciudadanos de Kiribati a encontrar empleo en el extranjero.
Las iniciativas de asistencia para el desarrollo de Australia para Kiribati involucran el traslado de trabajadores poco calificados o semicalificados a comunidades australianas con visas de trabajo temporales para ayudar con la “escasez de mano de obra estacional”.
Si los pueblos del Pacífico quieren permanecer en sus islas, ¿por qué los programas de ayuda de Australia y Nueva Zelanda tienen agendas no tan ocultas para sacar a las personas de los atolones?
Sin duda, es algo más de que lo que la USAID de Washington y los Asuntos Globales de Canadá, de Ottawa, las sucursales de desarrollo extranjero de dos países con enormes huellas de carbono, están haciendo por Kiribati. Ninguno de los dos está ofreciendo asistencia a Kiribati.
Cuba entrena doctores
Cuba está ofreciendo cerca de 40 becas médicas a Kiribati, lo cual casi duplicará la fuerza de trabajo de los médicos del país, todo ello bajo la idea de que deben permanecer en los atolones.
Más allá de la tragedia climática, Kiribati enfrenta serios problemas de salud. En 2018 se registraron casi 700 casos de tuberculosis, junto con 155 casos nuevos de lepra. Si bien estas afecciones a menudo se tratan en el hospital de Tarawa, existen pocas medidas para evitar que ocurran.
Además, hay una crisis de dengue. Casi uno de cada dos niños está atrofiado, y uno de cada cuatro adultos tiene diabetes tipo 2. Ambos problemas son el resultado de graves deficiencias nutricionales. La falta de saneamiento también hace que las lagunas del país sean tóxicas, por lo que el agua de lluvia es la única potable.
Con solo 59 médicos en el país, se necesitan más. El tratamiento de Kiribati de la tuberculosis y la lepra satisface las necesidades básicas, pero casi no hay nada para que los médicos trabajen activamente en la prevención de enfermedades.
La educación médica de Cuba es bien conocida por construir rutinas comunitarias de promoción de la salud en todo el mundo.
Objetivo: mejorar la salud en Kiribati
Compare el plan de Cuba, para mejorar la salud desde el mismo Kiribati, con los permisos de trabajo temporales y un asentamiento de refugiados en una parcela de tierra superpoblada.
Es audaz ofrecer un programa que aliente a profesionales calificados a permanecer en el ojo de la tormenta. Y, sin embargo, reafirma el “deseo de permanecer”, como lo mencionó Lees-Galloway.
También se hace eco de la afirmación de Tong de que para cuando Kiribati desaparezca, “nadie será inmune a las consecuencias catastróficas del cambio climático”.
Los eventos climáticos extremos alterarán la existencia humana. Mientras, la pregunta sigue siendo: ¿cómo nos cuidaremos los unos a los otros?
Sostuve un ameno encuentro con nuestros colaboradores médicos en #Nauru. #Cuba ha mantenido una sistemática colaboración en la esfera de la salud en el #Pacifico con la presencia de brigadas médicas en #Vanuatu y #Kiribati. pic.twitter.com/3LILpbd9GF
— Rogelio Sierra Díaz (@RogelioSierraD) September 3, 2018
¿Participarán las naciones donantes en la cooperación para el desarrollo para fomentar la salud y los medios de vida de una nación de futuros migrantes por el cambio climático? ¿O se reducirá a unas pocas visas temporales para trabajadores poco calificados que de otra manera serían presionados en un campo de refugiados? Nueva Zelanda ya ha ofrecido capacitación y apoyo adicional a los graduados de Kiribiati de Cuba que trabajan en el Pacífico. Ese apoyo es alentador.
Pero Cuba, en particular, ofrece un ejemplo convincente de cómo podemos cuidarnos los unos a los otros durante la crisis climática, independientemente de dónde estemos en el planeta.
Kiribati es la primera tierra en quedarse sin tiempo. ¿Dónde estará el próximo?
Este texto se publicó originalmente en The conversation. Traducido por OnCubaNews, se reproduce bajo licencia Creative Commons.