Recientemente se estrenó en Cuba un documental sobre la vida del cantautor Kelvis Ochoa. Yo sé de un lugar, del cineasta suizo Beat Borter, retrata a un Kelvis músico, poeta, cocinero, soñador, rodeado de sus musas e inspiraciones cotidianas.
El filme se exhibió con gran afluencia de público en la pasada edición del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano y a partir del 13 de marzo próximo se exhibirá en el capitalino cine Yara, para luego llegar a las salas de proyección de todas las provincias del país.
Ochoa es uno de los artistas más prolíficos y populares de su generación. Conjuga en su obra el dinamismo de la vida moderna con los más representativos ritmos de nuestro acervo sonoro para lograr melodías y letras de gran originalidad, sentido y sentimiento. Aunque nació en Las Tunas en 1970, La Isla de la Juventud es el lugar en que desarrolló su amor a la música. Este sitio funciona como uno de los principales escenarios del material donde él y sus amigos cuentan como a finales de los ochenta se convirtió en un gran taller creativo donde se descubrieron como artistas.
Encontramos entonces a Ramón (Mongo) Rives, el gran maestro del sucu-suco, que inspiró a Ochoa en su gusto por los ritmos tradicionales y autóctonos de su tierra, entre otras personalidades como Silvio Rodríguez, Pablo Milanés , Frank Fernández, Ernán López-Nussa, Fernando Pérz, Jorge Perugorría, Yusa, Roberto Carcasés y Kcho, quien lo conoce desde niño.
Yo sé de un lugar también hace un recorrido por el tiempo de Habana Oculta, Kelvis y 4 gatos, el disco que marca el inicio de sus carrera profesional. Toca el período especial en La Habana, la emigración a España con el proyecto Habana Abierta y por su puesto el regreso a Cuba…
Creando, soñando, viviendo y trabajando con su público natural “Kelvis es un músico que trasciende de corazón a corazón”, como expresa uno de los entrevistados en el filme en el que encontramos al músico como representante de una generación que tuvo que afrontar muchas dificultades, cruzar fronteras y hoy está abierta al futuro entregando lo mejor de sí.
Con el director, quien ya había filmado en Cuba en 1998 La vida es filmar, sobre la obra del cineasta cubano Fernando Pérez, conversó OnCuba para conocer detalles del material y por qué Ochoa en esta ocasión.
“Conozco a Kelvis y a su música desde hace mucho tiempo. He seguido la obra de músicos cubanos con mucho interés y cariño por lo que esta película significa una declaración de amor a la cultura de este país. Las canciones de Kelvis tienen mucho que ver con el peregrinar que ha sido su existencia por eso el título. Durante el Festival de Cine, luego de la proyección un señor me dijo que el documental expresaba cubanía, para mí fue el mayor cumplido que podía recibir.”
“Quise captar la esencia de su vida y obra, pero lo que más me cautivó, sin dudas, fue su regreso a Cuba. Filmamos más de ochenta horas entre entrevistas y presentaciones. El mayor desafío fue lograr que todo ese material funcionara como un todo, coherente y con sentido, lo que creo se logró. La idea del título me ayudó mucho a organizarlo. Incluimos mucha música especialmente interpretada para la ocasión. Aparecen hasta temas de su nuevo disco que saldrá este mes Dolor con amor se cura como María Elena y Cuando el corazón. Un momento muy especial es cuando toca junto a Frank Fernández una exquisita versión de Longina, de Manuel Corona. Yo sé de un lugar es mi tributo a esa importante generación de artistas”.
Kelvis ha estado estrechamente relacionado con el séptimo arte, ha musicalizado seis filmes como Barrio Cuba, Lisanka y Vampiros en La Habana, entre otros. De homenaje a su generación también define al documental el cantautor, con quien también conversamos:
“Es todo un privilegio, si te gusta el cine y has colaborado con este no existe regalo mejor que formar parte de él, ser parte de su historia. Poder tener este documental hecho desde el cariño y el respeto es una gran alegría. Este es el documental que cada artista quisiera tener. Tiene una fractura impecable, está realizado con un gusto exquisito desde el disfrute y el placer, pues el realizador siempre ha estado al tanto de mi creación musical. Tenemos una relación de muchos años, el llegó a mi música, la entendió y la hizo suya con este documental. Ha visto más allá en mi obra, como pocos, se ha adentrado en las canciones e interiorizado sus historias. El documental reúne testimonios bien importantes ya que son personalidades y eslabones fundamentales dentro de la música y la cultura cubana, haberlas podido reunir ya es un gran reto porque son prácticamente incapturables. Sus testimonios sobre mí fueron conmovedores, fue todo un lujo. Este filme es un regalo a mis compañeros, donde se aprecia como crecimos desde esa etapa en que decidimos hacer y cantar canciones.”
Fotos: Gustavo Avila
Ídolo el Kelvis :-).