No tengo muy claro cuándo fue la primera vez que compartí con Darilys Reyes, pero seguramente fue hace bastante tiempo, quizás en mis inicios en el periodismo. Ella se coló en mi mundo y en el de muchísimas otras personas por nuestro gusto compartido por el béisbol y por los Elefantes de Cienfuegos; la vida le iba en ello.
Pero la vida, tan injusta y absurda en ocasiones, jugó su carta oscura: Darilys falleció este viernes 25 de octubre, a los 33 años. Fue alcanzada fatalmente por un accidente entre dos vehículos, mientras caminaba desde el estadio “5 de Septiembre” hasta la redacción del periódico donde trabajaba en la capital cienfueguera.
Esa era su ruta preferida, del diamante a la redacción, de la redacción al diamante. Darilys vivía por y para el béisbol, por y para el periodismo.
Si uno quería saber algo del universo de las bolas y los strikes en la Perla del Sur, bastaba con un click en los espacios deportivos del periódico “5 de Septiembre” o en su blog El Elefante Verde, los cuales llevó con extrema pasión y seriedad, sin importar que la novena de la provincia estuviera discutiendo el campeonato o sumida en la depresión por el éxodo de sus estrellas.
Graduada de Periodismo en la Universidad Central “Marta Abreu” de Las Villas (2009), y Máster en Historia y Antropología sociocultural cubanas (historia cultural del béisbol), Darilys probó ser una pluma talentosa y profunda, sin medias tintas, con la verdad por delante.
Apuntó a cada hecho con valentía, nunca bajó la marcha. Fue una reportera imponente, abarcadora, incisiva, de las que Cuba necesita multiplicadas en cada rincón.
Desde su espacio, batalló con los absurdos prejuicios que habitualmente enfrentan las mujeres periodistas especializadas en temas beisboleros, y en el centro del país formó un team de grandes ligas con Marlys Rodríguez, Mayli Estévez y Elsa Ramos, otras excepcionales cronistas deportivas.
Su inesperada partida, brutalmente desgarradora, ha conmocionado al periodismo cubano, al deporte en la Isla –cuyas autoridades transmitieron un necesario mensaje de condolencias–, y a toda esa gran comunidad beisbolera que la seguía y conocía de su inteligencia, profesionalidad, agudeza, sus ganas de hacer y entregarse.
En lo particular, aunque no importe mucho ahora, estoy devastado. En la tarde de ayer jueves, conversé con Darilys sobre béisbol, sobre las locuras de nuestros hijos pequeños, sobre la vida…
No puedo dejar de pensar en la familia extraordinaria que formó, en su esposo Andez –audaz caricaturista cienfueguero–, en su hijo Samu, quien está punto de cumplir dos años. No puedo pensar en ellos sin que me invada una dolorosa sensación de tristeza, injusticia, bronca, impotencia…
Va a ser imposible llenar el vacío que deja una mujer de inmensa sonrisa, una madre cinco estrellas, una periodista de altos quilates, una amiga excepcional, un ser humano que debería quedar como referente para muchos.
Darilys, descansa en paz.
muy triste
una vez más, los accidentede trñansito cobran vidas inocentes e innecesarias. los responsables de este fatal desenlace no pagarán el desastre que en esa familia han causado.
no existirán palabras de consuelo que logren amainar el dolor de esta familia