La Casa Blanca está presionando a los gobernadores de los estados para que abran las actividades comerciales y públicas clausuradas por el Covid-19, pero la generalidad de las autoridades locales se han rebelado y creen que es demasiado temprano y precipitado.
Esta negativa de los estados en obedecer al Gobierno Federal adquiere una dimensión particular, ya que el presidente Donald Trump quiere la apertura de los sistemas escolares. En el condado Miami-Dade, el mayor de Florida, el superintendente Alberto Carvalho se opone firmemente.
“Teniendo en cuenta que apenas nos quedan entre 27 y 33 días de escuela para los estudiantes, no tiene sentido alguno, y ni siquiera es prudente, reabrir las escuelas este año. Desde un punto de vista de seguridad y salud, y también por una cuestión de logística, tiene todo el sentido concluir el año escolar a través de medios remotos de enseñanza y aprendizaje”, dijo el jueves el superintendente en una rueda de prensa, recordando que la situación del coronavirus ha empeorado en Florida durante los últimos tres días, particularmente en Miami-Dade. Como contrapartida, la asistencia a clases por métodos remotos es alta y sólida, del orden del 91%.
Florida tiene este viernes 24,119 casos y registra 686 muertos, de los cuales 8,549 se encuentran en Miami-Dade, donde los fallecidos suman casi 200.
Carvalho respondió así al gobernador Ron DeSantis, quien abogó el día anterior por el regreso a clases en lo que queda del año escolar. El gobernador, un aliado político de Trump, defendió el miércoles la apertura del curso escolar como una forma de pasar a otra etapa, consistente en crear condiciones para que los padres puedan volver al trabajo y contribuir a la apertura del estado. “Los padres no están yendo a trabajar, se quedan en casa cuidando a los hijos, pero eso tiene un enorme impacto económico en el estado”, dijo DeSantis.
Pero la postura del gobernador responde a dos problemáticas. La primera es que apenas puede asumir el subsidio de desempleo de casi 30,000 personas y ha dicho que no va a incrementar los montos; la otra, la falta de recursos para enfrentar la pandemia de modo apropiado porque el Gobierno Federal no está atendiendo los pedidos de ayuda con la celeridad esperada.
Los profesores están de acuerdo con Carvalho. Y los sindicatos han advertido que necesariamente no acudirán a clases si DeSantis cumple con las órdenes de Trump. “Pensamos que las escuelas deben mantenerse cerradas en lo que queda de año escolar y nos sentimos comprometidos a servir en las plataformas a distancia hasta la conclusión del curso. Pero ahora no están creadas las condiciones para el regreso a los planteles”, comentó el presidente de la Asociación Educativa de Florida [FEA, por sus siglas en inglés], Federick Ingram.
Hay otra cuestión que preocupa a los floridanos. Este viernes el diario Miami Herald reveló que las autoridades de Florida no están siendo tan transparentes como aseguró el gobernador hace un par de semanas, y que por consiguiente están ocultando la verdadera magnitud del Covid-19. Por un lado, han cambiado el horario de recogida de datos. En vez de ser un proceso permanente, solo se toman de 11 de la mañana a 6 de la tarde, o sea, una muestra de una cifra total que nunca quedará clara. Por otro, la muestra es aleatoria entre los condados. Eso explica que las cifras de víctimas tarden días en aparecer de manera correcta en los partes clínicos.
Este viernes la oficina de DeSantis no quiso comentar la denuncia del Miami Herald. Sin embargo, hace días circulaba el rumor de que la cifras no eran las más precisas. Hace unas semanas el mismo gobierno estatal temía que el punto cero de la pandemia se desplomara sobre Florida; últimamente ha hecho lo imposible para apartar esa idea de la mente de las pesonas.