El primer ministro de las Bahamas, Hubert Minnis, declaró que se suspenderán los vuelos comerciales procedentes de Estados Unidos. La medida va a entrar en vigor mañana miércoles.
Sin embargo, los estadounidenses pueden llegar en un yate, un avión o un charter privados. Esas son las únicas excepciones a una acción diseñada no solo para mantener a las personas enfermas alejadas de la isla vecina del sur de la Florida, sino también para garantizar que los viajeros se mantengan saludables mientras dure su visita.
Minnis, quien desde mayo asumió el papel de ministro de Salud interino, comentó: “Lamentablemente, aquí la situación se ha deteriorado desde que comenzamos la reapertura de nuestra economía. Se ha deteriorado a un ritmo exponencial desde que reabrimos nuestras fronteras internacionales”.
Los visitantes procedentes de Canadá, Reino Unido y la Unión Europea seguirán entrando siempre que cumplan algunos requisitos. Antes de la partida, los viajeros deben completar un formulario de visa de salud on line, que puede demorar hasta 72 horas en procesarse, por lo que deben enviarse dentro de un plazo adecuado.
Las visas de salud aprobadas reciben una confirmación verde. Su comprobante deberá mostrarse en el check-in del aeropuerto y al llegar al país.
También los viajeros deberán proporcionar los resultados negativos de una prueba de PCR de la COVID-19 de un laboratorio de no más de diez días antes de la fecha de su llegada a Las Bahamas. Los niños menores de diez años están exentos.
Los resultados de las pruebas deberán presentarse a la llegada de los viajeros al aeropuerto, donde también se les realizará un examen de temperatura.
Se requiere que todos los turistas usen máscaras durante el viaje y durante todo el proceso de entrada. Cualquier persona que muestre síntomas del virus será transferida a personal de salud de las Bahamas para una evaluación adicional, pruebas y posible cuarentena.