Un banco francés ha decidido cumplir con una orden del Departamento del Tesoro y suspender la transferencia de remesas a la Isla originadas en Estados Unidos. La decisión sobrevino después de que la administración Trump decidiera incluir en el listado de activos cubanos a una entidad bancaria con sede en Londres, Havana Internacional Bank (Havin), a la cual ahora no deben tener acceso otras entidades financieras por el peligro de ser sancionadas por Washington.
El banco francés Crédit Mutuel tenía una relación comercial con Cuba: transfería las remesas directamente en dólares a una entidad financiera cubana, Fincimex, bajo administración militar y sujeta a un fuerte embargo estadounidense. Crédit Mutuel comenzó esa relación recientemente mediante tres empresas con negocios directos con La Habana, como VaCuba, Cubamax y American International Service, esta última con sede en Panamá.
Pero la decisión de la banca francesa apenas afectó los envíos mediante las dos primeras agencias. La financiera con sede en Panamá sigue sus actividades normalmente con otras empresas involucradas en el giro de las transferencias bancarias a Cuba, que obviamente se nutren mayormente de sus ciudadanos emigrados. En mayo pasado, Washington prohibió que la Western Union facilitara transferencias a Cuba de todos países excepto de Estados Unidos. Esta política sigue vigente, pero pudiera alterarse a partir del incremento de la presión sobre las finanzas cubanas por parte del vecino del Norte.
Este jueves, en rueda de prensa telefónica, el secretario de Estado para Asuntos Latinoamericanos, Michael G. Kozak, volvió a enfatizar la política de cerco financiero. “Nuestra política en relación con Cuba es restringir otras fuentes clave de ingresos, de modo de forzar al régimen a enfrentar las deficiencias de su modelo y permitir más libertades a su pueblo”, afirmó.
El exjefe de la Sección de Intereses en la capital cubana dijo: “vamos exponer la verdad sobre el programa de misiones médicas cubanas, un esquema de hacer dinero enmascarado de asistencia humanitaria. También estamos desalentando los viajes que implican estancias en hoteles administrados por los militares cubanos e intentando acabar con el monopolio establecido por los militares en el proceso de las remesas”.
En un comunicado enviado al Miami Herald, el banco francés rechazó que la movida respondiera a presiones estadounideneses. “El año 2018, al adaptar su plan estratégico, Crédit Mutuel Alliance Fédérale anunció su decisión de centrarse en sus actividades bancarias y de seguros en la zona euro. Esto ha llevado a una retirada gradual de ciertas actividades en el extranjero, incluidas las de Cuba. Las autoridades estadounidenses no intervinieron en esta decisión”, indica el banco.
El banco cubano en Londres
El Havin Bank es quizás una de las empresas cubanas más ignoradas por público. Incluso la prensa extranjera solo tuvo noción del mismo casi a finales de los años 70 del siglo pasado.
El banco se creó en 1973, poco después del ingreso de Cuba al Consejo de Ayuda Mutua Económica (CAME), una especie de unión comercial entre los países del campo socialista.
Cuando a inicios de los 60 Moscú compró la cuota azucarera cubana a precios preferenciales, no todo el azúcar fue para el mercado socialista. Un porcentaje –alrededor del 25% cuando las zafras todavía eran voluminosas y en ascenso– se colocaba en Occidente.
Esas transacciones se conducían mediante la bolsa de Londres y las manejaban los brokers cubanos, sentados detrás de las pantallas en una sala del Ministerio de Comercio Exterior. Ahí negociaban electrónicamente los precios, pactaban los envíos de mercancías y la recepción de los pagos. Esas comunicaciones se verificaban mediante los servicios cablegráficos de la agencia noticiosa británica Reuters, con oficinas en La Habana hasta el día de hoy.
En ese entonces las transferencias de las ventas se hacían directamente a través de los circuitos bancarios normales, pero con el ingreso al CAME el comercio exterior cubano se diversificó y las autoridades decidieron tener solo un banco para ello. Así nació el único banco cubano en el extranjero, que funcionó normalmente hasta que se disolvió el CAME. Se decidió mantenerlo para seguir el comercio con Occidente en el llamado Período Especial.
No es sino hasta 1978 cuando en una rueda de prensa en La Habana exclusiva para la prensa extranjera, el entonces vicepresidente cubano, Carlos Rafael Rodríguez, reveló su existencia y explicó en términos generales su necesidad. En 1995, con la Ley no. 88, el banco cambió de estructura y tuvo relaciones mucho más amplias con Occidente. El gobierno decidió abrir una sucursal en el país, y lo integró en su comercio interior, como el control de las inversiones extranjeras. Pero su sede sigue en Londres.
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