Hace unos 10 años era considerado uno de los lugares más productivos del planeta. El hospital Jose Fabella, de Manila, registraba entonces un promedio de 100 nacimientos diarios, por lo que todos empezaron a llamarlo la Fábrica de Bebés.
Una población mayoritariamente católica, un acceso casi nulo a los métodos anticonceptivos y los embarazos adolescentes catalogados como “emergencia nacional” son la materia prima ideal para que la “fábrica” produzca hoy entre 40 y 50 niños cada día.
Ubicada cerca del distrito de Tondo, uno de los lugares más superpoblados del mundo, la Fábrica de Bebés cuenta con capacidad para 400 pacientes, entre mujeres y niños, pero el nivel de ocupación no baja de los 600 huéspedes. Trabaja las 24 horas y siempre está a tope.
La Fábrica de Bebés está tan abarrotada que en dos camas unidas suelen dormir, pasar el día e incluso comer, cuatro o cinco madres con sus pequeñines (en tiempos de gloria el mismo espacio podía acoger hasta a una decena de madres con su prole). Aquí no hay cunitas, ni nada que se le parezca. Están todos juntos en esas dos camas donde, por jodido e incómodo que parezca (y es), se genera un ambiente gregario muy favorable, solidario, en el que todas se ayudan y cuidan de los hijos como un bien común.
El lugar, más que modesto, es pobre. Las condiciones para que convivan tantas madres y bebés no son las mejores. Hace calor y hay poca ventilación. Las sábanas y ropas lucen viejas y gastadas. Pero el personal médico es extremadamente eficiente, atento y cariñoso con sus pacientes. Eso marca una diferencia, que puede hacer más grata la estancia en las hacinadas salas.
El pico de productividad de esta curiosa fábrica se produce siempre entre noviembre y diciembre. En esos meses se disparan los nacimientos, algo que los doctores achacan (cuentan entre risas) a la excesiva efusividad de los filipinos para celebrar San Valentín.
Este diciembre ya la fábrica está a plena capacidad, supongo que por los encargos del día de los enamorados, aunque también la gente estuvo confinada desde marzo (sí, justo nueve meses antes de diciembre). Así que, sacando una simple cuenta, es fácil deducir que ya están naciendo los hijos de la pandemia, no solo en el hospital Jose Fabella, sino en toda Filipinas.
El Gobierno filipino ha advertido que espera un baby boom en 2021, cuando nacerán unos dos millones de bebés. La cuarta parte de ellos, fuera de lo previsto, fabricados durante los largos meses de confinamiento. Los trabajadores de la Fábrica de Bebés están listos para la avalancha de nacimientos, ilusionados con volver a los buenos tiempos y con implantar nuevos récords de producción.