El gobernador de Florida, Ron DeSantis, declaró el estado de emergencia hoy martes por la noche en respuesta a la escasez de gasolina como resultado del cierre de un importante oleoducto atacado por piratas informáticos.
La orden ejecutiva firmada por DeSantis activa la Guardia Nacional de Florida, según sea necesario, y ordena a los funcionarios estatales de manejo de emergencias trabajar con funcionarios federales y locales.
El Colonial Pipeline, como se denomina el oleoducto en inglés, transporta aproximadamente el 45% del combustible que se consume en la costa Este, incluidos la gasolina para autos y aviones. Tiene más de 5 500 millas desde Texas hasta Nueva Jersey. Estados como Georgia, Carolina del Sur, Carolina del Norte, Florida y Virginia pueden ser especialmente vulnerables porque tienen opciones limitadas en términos de alternativas de transporte de combustible. Los estados de la Costa del Golfo pueden depender más fácilmente de los buques tanque.
El presidente Joe Biden declaró el estado de emergencia el pasado 9 de mayo. Publicaciones especializadas lo han catalogado “el mayor ciberataque exitoso contra la infraestructura petrolera en la historia del país”.
El FBI y varios medios de comunicación han identificado al grupo criminal DarkSide como los responsables. Se cree que el mismo grupo robó 100 gigabytes de datos de los servidores de la empresa el día anterior al ataque. Los piratas bloquean los sistemas informáticos y exigen un rescate para liberarlos.
Gran parte del oleoducto reanudó sus operaciones manualmente el lunes por la noche, y anticipa reiniciar la mayoría hacia el fin de semana, dijo la secretaria de Energía de Estados Unidos, Jennifer Granholm.
Más de 1 000 estaciones de servicio en el sureste de Estados Unidos informaron haberse quedado sin combustible, sobre todo debido a lo que los analistas denominan una “compra de pánico” entre los choferes.