El Vaticano publicó hoy martes una actualización largamente esperada de la sección penal de su Código de Derecho Canónico, el sistema legal interno que regula la vida de la Iglesia Católica y opera independientemente de las leyes del mundo secular.
En el sistema legal en funcionamiento más antiguo del mundo occidental, las penas más severas incluyen ser expulsado, excomulgado, despedido o multado o tener prohibido vivir en un lugar en particular. El objetivo de los castigos es “reparar el escándalo, restaurar la justicia y reformar al delincuente”. La última vez que se rescribió el código fue en 1983, y antes en 1917.
Los cambios publicados el martes se refieren solo a una de las siete secciones del Código o libros: la sección de Derecho Penal o Libro VI. En muchos sentidos, los cambios publicados hoy forman parte de reformas parciales que se han venido realizando a lo largo de los años para abordar el abuso sexual del clero y los escándalos financieros que han comprometido la credibilidad de la jerarquía de la Iglesia a ojos de los fieles.
Desde que se emitió por primera vez el código de 1983, los abogados y obispos se quejaron de que resultaba completamente inadecuado para tratar el abuso sexual de menores: era complicado, requería juicios que llevaban mucho tiempo y brindaba a los sacerdotes acusados muchas defensas para evitar sanciones o ser exonerados en apelación.
Después de que estallaran varios escándalos públicos en Estados Unidos, Irlanda y Australia durante las décadas de 1990 y 2000, en 2001 el Vaticano ordenó a los obispos enviar todos sus casos a la Santa Sede para revisarlos y determinar la manera de proceder.
La Congregación para la Doctrina de la Fe bajo su entonces prefecto, el cardenal Joseph Ratzinger, el futuro Papa Benedicto XVI, tomó medidas porque vio que los obispos ignoraban la ley y movían a los pedófilos de parroquia en parroquia en vez de sancionarlos. Durante los años siguientes se introdujeron otras reformas, incluida una que permitió un proceso administrativo para sancionar e incluso destituir a los sacerdotes en lugar de realizar juicios canónicos completos, sobre todo cuando la evidencia en su contra resultaba abrumadora.
El Vaticano ha sido acusado durante mucho tiempo de haberse hecho el la vista gorda ante los obispos y superiores religiosos al permitir que los sacerdotes depredadores permanecieran en el ministerio, donde podrían violar y abusar de nuevo. Si bien el Derecho Canónico técnicamente permitía castigar esas conductas, rara vez se aplicaba.
Sin embargo, en 2019 Francisco emitió una ley exigiendo explícitamente a obispos y superiores religiosos denunciar los delitos sexuales y describió cómo serían investigados penalmente si no lo hacían. El nuevo código incorpora esa ley al hacer explícito que ahora es un delito, según el Derecho Canónico, omitir la denuncia de abusos, y la sanción incluye la destitución de su cargo.
En medio del movimiento #MeToo y de los escándalos de seminaristas y monjas abusados sexualmente por sus superiores, el Vaticano se ha dado cuenta de que los adultos pueden ser víctimas, sobre todo cuando hay un desequilibrio de poder en la relación. El Derecho Civil también lo ha hecho, y algunas jurisdicciones consideran que el sexo es sin consentimiento si un clérigo explota la dependencia emocional de alguien, de la misma manera que algunas leyes castigan a un psiquiatra que explota la dependencia de un paciente por motivos sexuales.
De acuerdo con la nueva ley del Vaticano, los sacerdotes que participan en actos sexuales con cualquier persona, no solo con un menor o alguien que carece de uso de razón, pueden ser expulsados si usaron “la fuerza, amenazas o abuso de su autoridad”. Antes el Vaticano solo lo consideraba un crimen si el sacerdote usaba la fuerza o amenazas, y agrupaba la disposición junto con el abuso sexual de un menor.
A juicio de expertos, queda por ver cómo jerarquía católica hará cumplir la medida, dada la dificultad de probar un abuso de autoridad y que otro adulto fue victimizado.
Las mismas dificultades que se encuentran en el mundo secular.
Associated Press/OnCuba.