Cuba se enfrenta a una nueva ola de la pandemia por la variante Ómicron, con la fortaleza de una amplia cobertura de la vacunación y la debilidad del desgaste del sistema sanitario, según los expertos.
El biólogo molecular cubano Amílcar Pérez-Riverol explica a EFE que el país caribeño tiene un nivel de inmunidad resistente que le debe permitir una disminución de la cantidad de ingresos, pacientes en cuidados intensivos y de muertes.
Cuba lleva varias semanas mostrando una tendencia claramente alcista y se encuentra actualmente en los valores máximo de los últimos tres meses. Este miércoles reportó 2.788 nuevos contagios de las 24 horas previas.
La causa más importante del aumento de nuevos enfermos responde a la presencia de Ómicron, aunque sea menos severa que la variante Delta, asegura el investigador de la Universidad del Estado de Sao Paulo (Unesp).
Pérez-Riverol pronostica que Cuba debe seguir un patrón semejante al de países como Dinamarca, en el que el aumento de casos no represente necesariamente un incremento de los ingresos, de pacientes en cuidados intensivos o de fallecidos.
Similar criterio manejó recientemente la jefa del Centro de Investigación, Diagnóstico y Referencia del Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí (IPK), Dra. María Guadalupe Guzmán, quien señaló en una reunión entre expertos y autoridades de la Isla que los estudios de secuenciación del coronavirus mostraron de forma preliminar que Ómicron prevalece en Cuba.
La científica del IPK añadió que Cuba “está mejor preparada que muchas otras naciones para enfrentar el actual rebrote, por el proceso de vacunación con tres dosis” que incluyó menores de 2 años de edad en adelante, y por la estrategia de acelerar las dosis de refuerzo con sus fórmulas propias.
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Delta ofreció inmunidad
Cuba pasó por su peor rebrote de la pandemia en los meses de verano de 2021, cuando los nuevos positivos superaron los 9.000 casos al día y las víctimas mortales rozaron el centenar diario, según las estadísticas oficiales.
A ello se sumó la falta de oxígeno en varios hospitales, que estuvieron al borde del colapso sanitario en provincias como la occidental Matanzas, la escasez de medicinas y los servicios funerarios saturados.
La tasa de incidencia de la enfermedad estuvo entre las más elevadas de la región y llegó a alcanzar los 1.316 casos por cada 100.000 habitantes en 15 días, superior, por ejemplo, a la de Madrid en sus peores momentos de la pandemia. Sin embargo, la ola de contagios ofreció lo que el investigador de la Unesp describe como “inmunidad por infección” e “inmunidad previa”.
El hecho de que la mayoría de esos casos ya estén vacunados, incluyendo la población infantil, y que Ómicron sea en términos generales menos severa que la cepa Delta supone, además, una ventaja a la hora de contener la infección, indicó el biólogo molecular cubano.
El especialista reconoce también el hecho de que ya el 87 % de la población cubana –11,2 millones de habitantes–, tenga el esquema completo de inmunización contra la COVID-19.
Pérez-Riverol alerta, no obstante, que todavía existe riesgo de un aumento de ingresos o muertes “porque todo va a depender de la magnitud de la actual ola”.
Aunque la severidad sea menor, si la ola es muy grande –como pasa actualmente en Estados Unidos–, de todas maneras aumentarán las cifras de los ingresos, de pacientes en cuidados intensivos y las muertes, explica.
El experto subraya que es importante contener los contagios para no llegar a lo que representó Delta en cuanto a casos, ingresados y muertes.
Desventajas para Cuba
El investigador de la Unesp menciona, además, que la crisis económica agravada en los últimos dos años es una desventaja a la hora de afrontar la actual ola de contagios en Cuba. Afirma que la falta de medios de protección adecuados como las mascarillas N95 (FFP-2) eficaces para contener la infección contribuye a un aumento de casos.
Una fuente importante de contagios son las aglomeraciones, no solo en conciertos y actos no indispensables, sino sobre todo en las colas en los mercados para comprar alimentos y productos básicos, alerta Pérez-Riverol.
Otro elemento a considerar es, a su juicio, la capacidad del sistema hospitalario cubano –que se puso a prueba durante la ola de contagios el año pasado– debido a la presión que ejerce Ómicron y la presencia de otras infecciones respiratorias.
El avance de la vacunación llevó a las autoridades a reabrir las fronteras el 15 de noviembre, levantar la limitación de los vuelos internacionales, reanudar las clases presenciales en las escuelas y eliminar restricciones en el transporte público y la restauración.
Pérez-Riverol indica que es poco probable que ahora se implementen medidas de cierre ante la crisis económica, pero además no estaría justificada ante el alto porcentaje de población vacunada.
El primer ministro cubano, Manuel Marrero, resumió recientemente la situación del país ante esta nueva ola en el encuentro semanal con especialistas. “Con la variante ómicron, no podemos confiarnos para nada”, afirmó.