El crítico del Kremlin Alexei Navalny fue nuevamente sentenciado, esta vez a 9 años en una colonia penal de máxima seguridad luego de ser declarado culpable de fraude a gran escala y de desacato por un tribunal ruso.
Navalny, el crítico más destacado de Vladimir Putin, ya cumple una condena de dos años y medio en un campo de prisioneros al este de Moscú por violaciones de su libertad condicional relacionadas con cargos que, según alega, fueron fabricados para dar al traste con su carrera política.
El opositor, a quien el tribunal también impuso una multa de 11 535 dólares, desestimó el último caso penal en su contra por motivos políticos y se declaró inocente.
Navalny se presentó junto a sus abogados en una sala de la prisión llena de agentes de seguridad mientras el juez leía las acusaciones, testimoniaron periodistas occidentales. El hombre de 45 años parecía imperturbable mientras hojeaba lo que parecían ser documentos judiciales.
Después de la sentencia, tuiteó una cita de la serie de televisión estadounidense, The Wire: “Nueve años. Bueno, como decían los personajes de mi serie de televisión favorita The Wire: ‘Solo haces dos días. Ese es el día que entras y el día que sales’. Incluso tenía una camiseta con este lema, pero las autoridades penitenciarias me la confiscaron por considerar que era extremista”.
Los fiscales habían pedido al tribunal enviarlo a una colonia penal de máxima seguridad por 13 años por cargos de fraude y desacato al tribunal.
La jueza Margarita Kotova dijo que había cometido un delito penal al insultar públicamente al tribunal. Y confirmó que el acusado se había declarado inocente de los cargos de fraude.
Navalny fue encarcelado el año pasado a su regreso a Rusia después de recibir tratamiento médico en Alemania al cabo de un ataque de envenenamiento con un agente nervioso de la era soviética durante una visita a Siberia en 2020. Navalny culpó a Putin por el hecho.
El Kremlin dijo que no había visto evidencia de que Navalny hubiera sido envenenado y negó cualquier papel en el suceso.
Después de la última audiencia judicial sobre su caso, el 15 de marzo, Navalny adoptó un tono típicamente desafiante.Escribió en Instagram: “Si la pena de prisión es el precio de mi derecho humano a decir cosas que deben decirse… entonces pueden pedir 113 años. No renunciaré a mis palabras ni a mis obras”.
Las autoridades han presentado a Navalny y sus seguidores como elementos subversivos decididos a desestabilizar Rusia con el respaldo de Occidente. Muchos de sus aliados han huido para no recibir restricciones o ir a la cárcel.
El movimiento de oposición de Navalny ha sido tildado de “extremista”, aunque sus partidarios continúan expresando su postura política en las redes sociales, incluida su oposición a la invasión militar a Ucrania por parte de Rusia.
Hace hace un par de años denunció que el mandatario ruso se había mandado a construir un palacio en la costas del Mar Negro.