El Gobierno del presidente estadounidense, Joe Biden, extendió por dos semanas más el uso obligatorio de mascarillas en todas las redes de transporte, según reportan medios de prensa internacionales.
La medida, que estará en vigor hasta el próximo 3 de mayo, es tomada en medio de un rebrote de la pandemia de COVID-19 en el país norteamericano, causado por la subvariante BA.2 del coronavirus.
“A fin de evaluar el impacto potencial que el aumento de casos tenga en la enfermedad grave, incluidas la hospitalización y las muertes, y la capacidad del sistema de salud, se mantiene la orden en efecto”, indicó esta semana un portavoz de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), citado por la agencia EFE.
El uso obligatorio de mascarillas ordenado por la Administración de Seguridad del Transporte (TSA), que se aplica a los aviones, aeropuertos, autobuses y ferrocarriles, debía expirar el 18 de abril.
El Gobierno de EE.UU. esperaba la oportunidad de dictar normas más flexibles en lo relacionado al uso de mascarillas, que hubiesen reemplazado la ordenanza que se aplica a nivel nacional.
Los CDC indicaron que la TSA extenderá hasta el 3 de mayo, y esta es la extensión más breve de esa orden aplicada desde hace 14 meses y que, en su primera versión, debía expirar en mayo de 2021.
La TSA ha extendido varias veces la orden del uso de mascarillas en el transporte y la más reciente fue en marzo, cuando añadió un mes de vigencia.
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Las autoridades sanitarias de varios estados han visto un incremento en los casos de COVID-19 al propagarse el sublinaje BA.2 de la variante Ómicron del virus, que parece ser altamente contagioso.
La norma federal permite que la TSA aplique multas a los pasajeros que se niegan a usar mascarillas en sus viajes, y esas penalidades van de 500 a 3.000 dólares para los reincidentes.
Nuevo test para la detección de la COVID-19
Por su parte, la Agencia de Alimentos y Fármacos de EE.UU. (FDA, en inglés) aprobó este jueves por primera vez un test para la detección de la COVID-19 que se hace soplando.
El llamado InspectIR COVID-19 Breathalyzer detecta los componentes químicos existentes en las muestras de respiración que se toman y que están asociados a esa enfermedad, explicó la FDA en un comunicado.
El test se hace soplando en un tubo que está conectado a un aparato que tiene forma de globo y que capta la muestra.
La FDA explicó que este tipo de prueba puede realizarse en lugares como clínicas, hospitales y sitios móviles para hacer los test, bajo la supervisión de personal especializado, y tarda tres minutos en producir un resultado.
Un responsable de la FDA, Jeff Shuren, dijo en la nota que la autorización “es otro ejemplo de innovación rápida sobre los test de COVID-19”.
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La nueva prueba emplea una técnica denominada Cromatografía de Gases acoplada a Espectrometría de Masas (GC/MS, por sus siglas en inglés), que sirve para separar e identificar sustancias químicas combinadas y que detecta de forma rápida cinco compuestos orgánicos volátiles vinculados con la infección por coronavirus.
Cuando el test encuentra la presencia de marcadores de dichos compuestos orgánicos da un resultado positivo, que, según la FDA, debería ser confirmado luego con una prueba molecular.
La prueba fue objeto de un estudio con 2.409 voluntarios, con y sin síntomas de COVID-19, y en la que se demostró que el test tenía una sensibilidad del 91,2 %, un porcentaje que se refiere a los positivos que InspectIR COVID-19 Breathalyzer identificó correctamente.
Además, el test tuvo un 99,3 % de especificidad, que es la tasa de negativos que la prueba detectó correctamente.
En el análisis también se vio que en una población con solo el 4,2 % de individuos infectados, el test tuvo un valor predictivo del 99,6 %, lo que significa que es de fiar en zonas con baja incidencia de la enfermedad.