Cerca de la céntrica esquina de Galiano y Malecón puede sentirse la algarabía, como una colmena productiva que no cesa su trabajo. Cuando cae la tarde y para muchos es el fin de la jornada de trabajo, en Malecón Art 255 inicia el día.
La sede del proyecto de desarrollo local Lizt Alfonso Dance Cuba Plus (LADC+) es un espacio para las artes, aunque de momento la danza sea la principal protagonista de esta nueva sede, ya presenta novedades en su estructura.
El principal propósito de este proyecto de desarrollo local será incrementar el interés hacia la cultura, en sus diferentes manifestaciones más allá de la danza: teatro, cine, música, literatura, moda y más tendrán cabida en el local de Malecón, para conectar saberes y que el público que asista a los talleres venga a divertirse principalmente, sin abandonar el rigor que conlleva impartir cada una de las asignaturas.
Así lo comentó Lorena Flores Dieppa, bailarina principal y regisseur de la compañía, al frente de esta iniciativa. “Acabamos de comenzar pero el objetivo es seguir creciendo para crear un espacio al cual puede llegar quien sea, porque aquí vas a aprender, disfrutar y recibir la asignatura que deseen”.
“Unir a diferentes personas con distintas visiones”, así lo expresó para OnCuba la joven bailarina y profesora, quien asume esta nueva responsabilidad después de haber transitado por varias etapas del ciclo de la compañía Lizt Alfonso, con más 30 años de trabajo.
Mantener el ritmo
El punto de arrancada en esta carrera de resistencia que supone LADC+ no podía ser otro que la danza y, similar a como ocurre en la sede principal de la compañía, día a día llegan decenas de estudiantes a Malecón Art 255, aunque ahora desde otra perspectiva.
Como novedad, se insertan las clases de bailes urbanos, de gran aceptación hoy día con el auge del reguetón y la música urbana, además de la asignatura de bailes populares, de gran demanda incluso entre los adultos que asisten cada tarde.
Ahora en este espacio confluyen desde niños de 5 años hasta adultos mayores, todos con la misma energía y deseos de aprender: “El son y la salsa son los ritmos más populares y en el caso de los adultos tengo alumnos desde los 30 hasta más de 60 años de edad acá, y en ocasiones se llena el salón con casi 30 participantes, incluso extranjeros”, confiesa Miguel Ángel Herrera, profesor de bailes populares.
En el caso de bailes urbanos, son los más pequeños quienes buscan llenar los salones de clases, explica Claudia Fernández, una de las profesoras de esta modalidad. “Es primera vez que imparto este tipo de baile y me encanta. En el grupo hay niñas y niños de entre 6 y 10 años de edad más o menos”.
Precisa que en ocasiones resulta un poco complicado “porque este estilo de baile es bien libre y se dificulta a la hora de decirle a los niños cómo quiero que sea cada movimiento de baile”. Yo los exhorto siempre a que lo disfruten mucho, siempre. No importa que vengan sin base alguna de baile, lo importante es que lo disfruten”.
En el caso de Luis Mario Miranda, profesor y bailarín de la compañía, la experiencia es similar, pues tampoco había impartido clases de este ritmo: “Venía de impartir clases de flamenco en la unidad docente de la compañía, lo que más siento es el cambio de ritmo en la dinámica de las clases de bailes urbanos”, pero en el mes que lleva como profesor en este local, se ha ido acostumbrando y busca que prime más la diversión.
A diferencia de la unidad docente de la compañía, donde el rigor aumenta debido a las características propias de una escuela, aquí se busca que los alumnos fluyan a su ritmo, sin descuidar la disciplina que conlleva la danza, un sesgo que no abandonan los profesores, gracias a la base que traen.
Así lo afirma Thalía Martínez, profesora de flamenco fusión de la compañía, quien ahora imparte este baile en su estilo más puro, para diferenciarlo un tanto de lo que se aprende en la compañía, señala.
“Desde los 15 años empecé a impartir clases como monitora con mi primer grupo, porque nos van preparando como maestras desde bien temprano, aparte del entrenamiento que recibimos, siempre somos maestras”, explica.
Pese a su experiencia como profesora reconoce que “esto es nuevo totalmente. Yo doy clases a niñas chiquitas en la unidad docente, a partir de los ocho años y como tal, flamenco no había impartido, al menos el estilo puro, además de que las alumnas de aquí son más grandes y todo lo que uno va dando, ellos lo reciben muy rápido y se ve más rápido el resultado”.
Incluso, alumnas de la unidad docente han mostrado interés en recibir algunas de las clases que se imparten en Malecón Art 255. “Me piden venir a las clases de bailes urbanos mayormente, o complementar con las de flamenco, incluso algunas solo vienen a ver la dinámica antes de entrar de lleno en los talleres, y eso es muy lindo, ver toda esta conexión que vamos creando aquí”, expresa Flores Dieppa.
Con poco más de un mes de creado, LADC+ tiene reservado lo mejor de su potencial, que promete crecer a medida que más personas se involucren en esta iniciativa que promete ser un rincón ideal para vincular experiencias y conocimientos, siempre para beneficio de la comunidad.