“Nunca tuve tanta vergüenza de mi país”, dijo en una carta de renuncia a su cargo Boris Bondarev, diplomático de la misión de Moscu en las oficinas de Naciones Unidas, en Ginebra, Suiza.
Veterano de dos décadas en la diplomacia rusa, Bondarev anunció su renuncia en un correo electrónico enviado a diplomáticos en Ginebra el lunes. Es el gesto de protesta de más alto perfil realizado hasta ahora por un diplomático ruso por la invasión a Ucrania.
“Durante los veinte años de mi carrera diplomática, he visto diferentes giros en nuestra política exterior, pero nunca me he sentido tan avergonzado de mi país como el 24 de febrero de este año”, dijo Bondarev refiriéndose a la fecha en que el presidente Vladimir V. Putin envió militares rusos a Ucrania.
“La guerra de agresión desatada por Putin contra Ucrania y, de hecho, contra todo el mundo occidental, no es solo un crimen contra el pueblo ucraniano sino también, quizás, el crimen más grave contra el pueblo de Rusia”, agregó.
Diplomáticos rusos en Ginebra confirmaron anónimamente a la agencia AP y a otros medios estadounidenses que habían recibido el correo electrónico. Contactado por teléfono por The New York Times, Bondarev confirmó haber enviado el mensaje también a varias docenas de colegas en otras misiones y dijo que había presentado su renuncia el lunes por la mañana.
La misión de Rusia ante las Naciones Unidas en Ginebra dijo que su portavoz dijo que emitiría “oportunamente” una declaración.
Bondarev, un diplomático de rango medio que se ocupaba de cuestiones de desarme, pronunció una dura denuncia del liderazgo de Rusia.
“Aquellos que concibieron esta guerra solo quieren una cosa: permanecer en el poder para siempre, vivir en palacios pomposos e insípidos, navegar en yates comparables en tonelaje y costo a toda la armada rusa, disfrutar de poder ilimitado y total impunidad”, dijo en su correo electrónico a los diplomáticos. “Para lograrlo, están dispuestos a sacrificar tantas vidas como sea necesario”.
Y agregó: “Ya han pasado tres meses desde que mi gobierno lanzó un ataque sangriento contra Ucrania y ha sido muy difícil mantener mi mente más o menos cuerda cuando todos estaban perdiendo la suya”.
Bondarev admitió que debió haber renunciado más temprano, “hace tres meses”, pero que se retrasó porque tenía asuntos familiares inconclusos y “tuve que reunir mi determinación”.
El ahora ex diplomático ruso continuó con una crítica punzante del servicio exterior de Rusia y su jefe, el ministro de Exteriores, Serguei V. Lavrov. El Ministerio fue su hogar, dijo, pero en los últimos veinte años las mentiras y la falta de profesionalismo habían alcanzado niveles que describió como “simplemente catastróficos”.
“Hoy la Cancillería no se trata de diplomacia. Se trata de belicismo, mentiras y odio”, subrayó.
Y en esto Lavrov fue “un buen ejemplo de la degradación de este sistema”, dijo Bondarev. En 18 años, en su opinión, el canciller ruso pasó de ser un intelectual profesional y educado estimado por sus colegas a amenazar al mundo con armas nucleares.
“Simplemente ya no puedo compartir más esta ignominia sangrienta, estúpida y absolutamente innecesaria”, escribió Bondarev.