Aproximadamente una hora y cuarto antes del partido inicial Qatar-Ecuador, con el que arrancó la primera Copa del Mundo en un país árabe, se celebró la ceremonia de apertura del evento, que duró 30 minutos, en el espectacular estadio Al Bayt de Al Khor, a algo más de una hora del centro de la capital catarí.
Con la presencia y la narración del actor estadounidense Morgan Freeman, el acto pasó a ser un homenaje al hincha, con cánticos de todas las aficiones y unas camisetas gigantes representando los equipos presentes en este Mundial, además de las banderas de los países participantes.
Los vítores más grandes fueron para los líderes del Medio Oriente y África que miraban la ceremonia desde sus suites de lujo en el estadio Al Bayt, inspirado en una tienda beduina.
El jeque Tamim bin Hamad Al Thani recibió un gran aplauso en un breve discurso pronunciado en árabe. “Hemos trabajado duro, junto con muchas personas, para convertirlo en uno de los eventos más exitosos”, dijo. “Hemos realizado todos los esfuerzos e invertido por el bien de toda la humanidad”.
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Estaba sentado entre el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, y su padre, el jeque Hamad bin Khalifa Al Thani. “Qué hermoso es que la gente deje de lado lo que divide para celebrar su diversidad y lo que los une al mismo tiempo”, dijo Sheikh Tamim. Sus palabras fueron traducidas al inglés en una pantalla de video dentro del estadio.
“Deseo a todos los equipos participantes un magnífico desempeño futbolístico, gran deportividad y un momento lleno de alegría, emoción y deleite para todos ustedes”, continuó. “Y que haya días inspiradores de bondad y esperanza”. Luego dijo: “Les doy la bienvenida y buena suerte a todos”, en sus únicas palabras pronunciadas en inglés.
Qatar, donde viven 3 millones de personas, la mayoría trabajadores inmigrantes, ha gastado más de 200 000 de millones de dólares enla preparación de la Copa del Mundo. Se construyeron siete nuevos estadios, incluido el estadio Al Bayt de 60 000 asientos al norte de Doha.
La ceremonia de apertura tuvo como objetivo presentar a Qatar al mundo a través de su cultura con el tema de “acortar distancias“. El director creativo, Ahmad Al Baker, quería que significara “una reunión de toda la humanidad, una invitación a unirse como uno solo, superando todas las diferencias con humanidad, respeto e inclusión”.
“Finalmente, hemos llegado al día de la inauguración, el día que han estado esperando ansiosamente”, dijo Sheikh Tamim. “Seguiremos, y con nosotros el mundo entero, si Dios quiere, la gran fiesta del fútbol en este ámbito espacioso para la comunicación humana y civilizada. “Personas de diferentes razas, nacionalidades, religiones y orientaciones se reunirán aquí en Qatar y alrededor de las pantallas de TV en todos los continentes para compartir los mismos momentos emocionantes”.
El jeque Tamim estuvo acompañado por el príncipe heredero saudí Mohammed bin Salman y el presidente egipcio Abdel Fattah el-Sissi, dos líderes que habían boicoteado a Qatar durante años.
No estuvieron presentes los líderes de Bahrein y los Emiratos Árabes Unidos, las otras dos naciones involucradas en el boicot.
Tampoco asistieron los principales líderes occidentales. Qatar está bajo un intenso escrutinio por su trato a los trabajadores migrantes y a las personas LGBTQ. El sexo gay y lésbico está penalizado en Qatar.
Entre los que asistieron al partido inaugural estaban el secretario general de la ONU, António Guterres, el presidente de Argelia, Abdelmadjid Tebboune, el presidente de Senegal, Macky Sall, el presidente de Palestina, Mahmoud Abbas, y el presidente de Ruanda, Paul Kagame.